El cambio de hora afecta a millones de personas, sucediendo en invierno y en verano, respectivamente. Nació como medida de guerra, pero a día de hoy, es objeto de debates de los diferentes sectores comerciales de nuestras sociedades. Su utilidad respecto al ahorro logrado gracias a esta práctica es uno de los principales factores que se cuestionan.
Teniendo varios datos y elementos en cuenta, hay quienes estiman que este ahorro energético cada vez es menor respecto al gasto que provoca. A pocos días de que suceda el próximo cambio, descubre hasta qué punto se da este ahorro.
Orígenes de la medida y evolución

Si bien la propuesta tuvo una base científica por primera vez a finales del sigo XIX, el primer cambio de hora original como tal se dio durante la Primera Guerra Mundial. El Imperio alemán implementó esta medida con el fin de ahorrar carbón y poder destinar ese recurso a su contienda bélica.
En España, se produjo una modificación del horario por primera vez en el año 1918, haciendo un adelanto general de hora el lunes 15 de abril de ese año a las 23:00.
El motivo fue el mismo: la escasez de carbón de la Gran Guerra. Esto obligó a nuestro país a reducir el consumo de este bien, intensificar la producción del mismo y armonizar el horario con los países vecinos.
Tras una serie de lapsos donde la hora sí se modificaba y otros que no, en 1980, la Comisión Económica Europea promovió de nuevo el cambio. Precisamente, por la crisis del petróleo vivida durante la década de los setenta.
Y así hasta la actualidad, con España como miembro de la Unión Europea, regularizando esta los cambios horarios del último domingo de marzo y del último domingo de octubre.
Cambio de hora: ¿Ahorro energético real o gasto camuflado?

Las decisiones de realizar un cambio de hora en el pasado vinieron motivadas por el ahorro de bienes en tiempos de guerra y de escasez. Hoy en día también existen algunos problemas, pero… ¿Hasta qué punto se ahorran bienes y/o energía gracias a la modificación horaria?
De acuerdo con los datos del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), el cambio de hora en verano supone unos 300 millones de euros de ahorro en iluminación al año.
Cada hogar se ahorra unos 6 euros, haciendo el total de hogares españoles unos 90 millones de euros de la cantidad obtenida por el IDAE. Por otra parte, los edificios públicos, privados e industrian son los que ahorran la cantidad restante, unos 210 millones de euros. Ahora bien, el IDAE indica que ese análisis tiene ya unos 10 años.
Según otro estudio más reciente, de la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo en 2018, los cambios de hora no son tan notables a día de hoy. De hecho, el cambio de hora de invierno podría incluso suponer un mayor consumo energético en términos de calefacción y consumo de gas natural, según el informe.
Por lo tanto, todo apunta a que el ahorro energético actual de los cambios de hora podrían darse ligeramente en verano. Por el contrario, en invierno es probable que se produzca incluso un mayor gasto energético del que se daría sin alterar el horario.
El dato revelado por la Comisión pone en entredicho el argumento del ahorro como factor a tener en cuenta para mantener los cambios horarios anuales. Al menos, en la UE.