El Gobierno ha revisado al alza su previsión de crecimiento económico para 2025, situándola en el 2,7%. En esta nueva actualización, el PIB crecerá una décima más que en la estimación de febrero (2,6%). La mejora se sustenta principalmente en el consumo privado, que ahora proyecta un alza del 3,2%, frente al 2,8% previsto anteriormente. Para Carlos Cuerpo, ministro de Economía, la economía española ha experimentado un cambio estructural hacia un patrón más equilibrado, con un fuerte dinamismo del mercado laboral.
¿Cómo afectará a la vida de los ciudadanos? El “círculo virtuoso de la economía” -como señaló tras el Consejo de Ministros – podría tener un impacto limitado en el día a día de los españoles, dada la inflación sostenida y los altos precios de la vivienda. “Esta es la razón por la que los ciudadanos no verán aumentar su poder adquisitivo”, advierte a Artículo14, la vicedecana de Ordenación Docente y Gestión Económica de EAE Business School, Sara Herrero.
El ministro señaló durante la comparecencia tras la reunión del Ejecutivo que “el ritmo de crecimiento en el empleo estará en torno a 480.000 ocupados al año“. Y se esperan casi 22,5 millones de personas con trabajo para el segundo semestre. Según destacó, los datos avalan una reducción de la temporalidad.
“Estamos dándole dentelladas progresivas a nuestra tasa de paro estructural”, defendió Cuerpo. Con todo, las previsiones del Gobierno confirman que España seguirá un año más con una tasa de paro de dos dígitos. La revisión rebaja la cifra anterior en una décima, hasta el 10,3% y sitúa en 2026 una reducción hasta el 9,6%. Ello a pesar de que el crecimiento en la ocupación se modera del 2,3% previsto en febrero al 2,1% en esta última revisión.
Contexto europeo
Es cierto que la inversión privada y el consumo mejoran, pero el alza puede no ser persistente, como alerta Herrero. Lo que Cuerpo define como “garantía de sostenibilidad” puede tener fecha de caducidad. Según reconoció, gran parte del impulso económico de España se sustenta en “la absorción de más de 80.000 millones en transferencias desde fondos del Plan de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea y a la capacidad de acceder a otros 80.000 millones en préstamos”. Pero, ¿Qué ocurrirá el próximo año cuando finalice?

Las proyecciones para los años venideros no son tan positivas. No solo para España, también para el resto del continente. El Banco Central Europeo (BCE) auguró hace apenas una semana que el crecimiento del PIB en la eurozona se situará en torno al 1% para los años 2026 y 2027. Para la vicedecana “el ciclo económico negativo llegará en el medio plazo. Entraremos en un momento de crecimiento cero o incluso negativo“.
Poder adquisitivo
El crecimiento proyectado del consumo privado al 3,2% debería traducirse en un aumento del poder adquisitivo. En este sentido, Carlos Cuerpo insiste en que el avance de la productividad, combinado con la creación de empleo y subidas salariales, permitirá que los hogares dispongan de más recursos. El ministro vaticina que la capacidad de compra de los hogares crecerá “0,6 puntos porcentuales anuales. A pesar de haber sufrido el mayor shock de incremento de precios de los últimos 40 años”.
Sin embargo, la vicedecana relativiza este efecto: “El alza de la cesta de la compra y el precio de la vivienda es tan brutal que es imposible que haya una subida real”. El crecimiento económico y la vida cotidiana viven realidades paralelas. En agosto de 2025, la inflación general se situó en el 2,7%, mientras que el precio de la vivienda subió alrededor de un 12% interanual según el índice Tinsa IMIE General y Grandes Mercados. A pesar del avance del PIB, Herrero sostiene que “no se prevé un cambio significativo en la vida de los ciudadanos, sobre todo cuando la variación es tan solo de una décima”.
Subida del SMI
La mejora de las proyecciones puede tener otros propósitos para el Ejecutivo. Herrero avisa que, para el Gobierno, una mejoría de las estimaciones del PIB puede “servir como aval para justificar una subida del SMI“. La tesis de la profesora sostiene que si las empresas son quienes lideran gran parte de ese crecimiento, como vemos reflejado en los datos de consumo privado, el Estado vería injustificable una posición de disconformidad de la patronal respecto a subidas salariales. Sin embargo, matiza que “es una forma de subir sus gastos sin contar con su voluntad”.
Mayor gasto público en los PGE de 2026
La revisión al alza del crecimiento económico económico favorecerá un enfoque expansivo en el gasto público en el corazón de la política económica: los próximos Presupuestos Generales del Estado. Como explico el ministro, sobre este cuadro marco se presentará el techo de gasto en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. El primer paso para las cuentas de 2026, cuando el Gobierno parte ahora de un escenario más favorable. La diferencia de una décima respecto a la revisión de febrero, aparentemente modesta, puede suponer ingresos fiscales adicionales.
Un mayor dinamismo del consumo privado elevará la recaudación por impuestos como el IVA y otros tributos vinculados al gasto de los hogares. Con este aumento en los ingresos en las arcas públicas el Gobierno puede respaldar nuevas medidas en materia de sanidad, educación, infraestructuras o políticas sociales. O acometer las subidas salariales de los funcionarios, tan reclamadas por los sindicatos, o pensiones.

Con la vista puesta en las elecciones
El Ejecutivo tiene ahora argumentos para incrementar el gasto público, ya que hay mayor margen de maniobra. Ante la posibilidad de un adelanto electoral, esta nueva amplitud se vuelve tentadora: “Subir el gasto público con medidas visibles mejora el recuerdo de voto y tiene impacto inmediato en la percepción ciudadana“, explica Herrero. En este contexto, recuerda que en esta última actualización del cuadro macro, el incremento del consumo público ha bajado hasta el 1,2%. Frente al 2,8% que registraba en febrero. Esa caída de más de un punto y medio también avalaría en el corto plazo mayores ayudas sociales, como la anunciada recientemente de 30.000 euros al alquiler para jóvenes.
Con este nuevo cuadro macroeconómico, el Gobierno exhibe cifras que transmiten solidez, pero la realidad cotidiana devuelve un reflejo más áspero. Precios desbocados, salarios a ‘relentí’ y una vivienda que sigue marcando distancias con las familias. A futuro, la pregunta es hasta cuándo se mantendrá la inercia de este impulso. Si el consumo privado es el gran motor, el reto será evitar que se quede sin combustible demasiado pronto.