Hay sectores que pese a su innovación y desarrollo puntero siguen contando con una escasa presencia femenina. Bien por el tímido interés de las mujeres en la actividad o por la masculinización estructural de la industria. El de defensa es uno de ellos. Según datos del último informe de PricewaterhouseCoopers (PwC) para la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE), solo el 23% de los nuevos empleados del 2024 eran mujeres. De los 75.281 trabajadores contratados en el pasado año, únicamente 17.315 fueron puestos asignados para ellas. Aunque el dato supone un incremento del 11% respecto al 2023, el escrito reconoce que “el empleo femenino en el sector ocupa un peso inferior a la media industrial (29%)”.
El documento, titulado ‘Impacto económico y social de la Industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio’, fue presentado ayer en Madrid. El estudio evidencia el dinamismo de un sector estratégico que, bajo la asociación TEDAE, agrupa a empresas como Airbus, Indra, Navantia, o Escribano Mechanical & Engineering, junto a una amplia red de PyMEs.
1,4% del PIB nacional
En números, la industria crece a pasos agigantados. El estudio recoge una facturación conjunta de 16.153 millones de euros en 2024, lo que supone un incremento del 16,2% respecto al año anterior. El crecimiento se extiende de manera sostenida a todos los ámbitos del área productiva. La Aeronáutica lidera los ingresos con 11.370 millones facturados, un 14,5% más que en 2023. Sin embargo, es en materia de Defensa y Seguridad donde el impulso sobre las ventas es el más pronunciado. Y alcanza los 9.364 millones, con un aumento del 16,4%. Mientras, el sector del Espacio registra 1.293 millonesde facturación, un 14,9% más que el ejercicio previo.
Así, el presidente de TEDAE, Ricardo Martí, destacó durante la presentación que “las cifras muestran fortaleza, pero también demuestran compromiso”. Martí resaltó que “más allá de los números” el verdadero valor del sector reside en su “efecto tractor“. Para el presidente, el buen hacer de la industria repercute en el desarrollo del país: “Cada euro invertido multiplica su impacto en la economía nacional, activa cadenas de suministro y abre oportunidades a PyMEs y startups en toda España”.

Según el informe, estas actividades son auténticos “catalizadores del crecimiento económico”, gracias a una red logística diversificada que favorece “el desarrollo regional, la innovación y la especialización tecnológica”. Tanto es así, que la contribución al PIB en 2024 del sector ascendió a 21.919 millones, el equivalente al 1,4% del PIB nacional y al 12,9% del PIB industrial español. La contribución fiscal no quedo atrás. Las compañías de TEDAE abonaron casi 7.400 millones a las arcas públicas, un 2,5% del total de los ingresos tributarios en España.
El 30% de la inversión industrial en I+D+i
Aunque la paridad en el empleo está lejos de alcanzarse, el sector continua generando puestos de trabajo. Las actividades de TEDAE crean alrededor de 260,000 plazas laborales entre directas, indirectas e inducidas, con niveles de productividad superiores a la media. En este sentido, los representantes de PwC, Jordi Esteve y Bernat Figueres, resaltaron que “la producción de bienes de alto valor añadido ayuda a su vez a consolidar el empleo cualificado”. Según las estimaciones de la consultora, por cada puesto directo en la industria se crean 3,5 empleos adicionales en la economía española. Este impacto también refleja parte del “efecto tractor” que previamente mencionaba Martí.
A pesar de los buenos datos en el plano laboral, la clave distintiva del éxito de esta actividad económica reside en la innovación tecnológica. La inversión total en Investigación más Desarrollo e Innovación (I+D+i), directa e indirecta, ascendió a 2.614 millones en 2024, lo que equivale a casi el 30% del total de I+D+i del sector industrial español. Es decir, casi un tercio de toda la apuesta industrial en innovación en España se concentra en este sector. En este sentido, en los últimos 20 años el país ha mejorado su posición en este ámbito, y ha ascendido 10 puestos hasta situarse en el 14º lugar del mundo, tal y como recoge el informe.
La industria también ha contribuido en la balanza de pagos española, gracias a su relevancia estratégica. Según los datos compartidos por PwC, las exportaciones en el sector alcanzaron los 9.931 millones, representando el 61% de la facturación consolidada. La cifra contribuyó a reducir el déficit del equilibrio comercial en un 12,1% en 2024.

¿Por qué crece tanto?
Las mejoras de los números de TEDAE tienen más de una explicación. En particular, PwC identifica “cinco mega tendencias globales que impactan en la industria”. La primera de ellas es el cambio climático. Los efectos de esta coyuntura obligan a los países y a las empresas a replantear sus estrategias de sostenibilidad, infraestructuras y seguridad. En este contexto, el sector se ve impulsado a desarrollar tecnologías más limpias y eficientes. La segunda es la disrupción tecnológica. La automatización, la inteligencia artificial, la computación avanzada o la ciberseguridad se han convertido en pilares esenciales para fomentar la productividad. Lo que alimenta los servicios de las empresas adheridas a TEDAE.
Otros de los factores que más han contribuido al desarrollo del sector son “la inestabilidad social y los cambios demográficos“. Sin embargo, es la fragmentación del orden mundial el mayor condicionante en su evolución. “El debilitamiento del orden internacional y la emergencia de múltiples polos de poder generan un incremento de conflictos y disputas regionales. Esto alimenta la demanda de capacidades de defensa, vigilancia y control de fronteras, situando a la industria en un entorno de creciente relevancia estratégica”, acredita el estudio. Y añade que, debido a las tensiones comerciales entre socios habituales, como EEUU y Europa, “se consolida un repliegue hacia lo nacional y la autonomía estratégica. El proteccionismo y la búsqueda de soberanía refuerzan la inversión en tecnologías y producción local”.
Aún con la asignatura pendiente de alcanzar esa paridad en el empleo entre hombres y mujeres, el sector de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio demuestra que su fortaleza no solo se mide en cifras de facturación o innovación, sino también en su capacidad de generar empleo de alta cualificación, impulsar la tecnología española. Y actuar como motor estratégico frente a los retos globales. Lo que sienta las bases para que en el futuro la igualdad de oportunidades sea igual de sólida que su desarrollo industrial.