Hoy, los aledaños de los hospitales públicos volverán a ser escenario de protestas del personal sanitario. Bajo el lema “Un Estatuto para avanzar”, los sindicatos SATSE – FSES, FSS-CCOO, UGT, CSIF y CIG-Saúde se manifiestan para reclamar al Ministerio de Sanidad que la nueva Ley del Estatuto Marco contemple todos los cambios necesarios para mejorar las condiciones laborales de los sanitarios y garantizar el correcto funcionamiento del Sistema Nacional de Salud (SNS). Desde las organizaciones sindicales denuncian que la cartera de Mónica García pretende dar por finalizada la negociación, dejando a cerca de un millón de profesionales y sus pacientes sin las mejoras que reclaman desde hace años.
El Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de salud es la ley general que establece el marco regulatorio que debe garantizar los derechos y condiciones laborales de cerca de un millón de trabajadores del SNS. Tras más de tres años de negociaciones entre asociaciones y Ministerio, la propuesta presentada por el Gobierno es insuficiente en opinión estos empleados públicos. Laura Villaseñor, presidenta del Sindicato de Enfermería (SATSE) defiende que el borrador contempla avances significativos”. Aunque denuncia que “sigue sin recoger asuntos muy importantes para los trabajadores“.
Dos demandas indispensables
Las peticiones no son cambios de última hora. Villaseñor subraya que durante las negociaciones con el Ministerio hubo dos demandas laborales que “sí o sí debían contemplarse en esta Ley”. La primera es “el reconocimiento retributivo en base al nuevo modelo de clasificación profesional que establece la propia Ley, así como que se posibilite su acceso voluntario a las jubilaciones anticipada y parcial”.
Esto significa, que una enfermera con grado universitario y máster debería cobrar como corresponde a su formación. El retiro adelantado es algo más polémico. Los profesionales reclaman el reconocimiento de las horas de guardia en el sistema de jubilación. Estas horas no se computan como tiempo efectivo de servicio. “Pasamos noches enteras trabajando, sumando desgaste físico y mental, pero a ojos de la Seguridad Social esas horas no existen”, denuncia la médico residente en radiología Paloma Agulló.

La segunda reivindicación clave, añade Villaseñor, es que “se generalice la jornada laboral de 35 horas, el reconocimiento del solape de jornada en todos los servicios de salud y una mejora de la organización de la jornada laboral, tanto ordinaria como complementaria en todas sus modalidades”. En este sentido, los turnos de 24 horas serían revisados, el tiempo de traspaso de información entre turnos —que actualmente no se paga ni se reconoce— sería considerado como parte de la jornada, y las horas semanales se reducirían para facilitar la conciliación y el descanso.
Cansancio acumulado
El exceso de horas de trabajo consecutivas no solo pasa factura a los profesionales, sino que también pone en riesgo la seguridad de los pacientes. La radióloga describe que, en una guardia de 24 horas normal, “comemos en 30 minutos después de siete horas seguidas trabajando. Y de tres y media de la tarde a dos de la mañana estamos sin parar de atender enfermos”. El cansancio acumulado provoca síntomas físicos y cognitivos entre el personal sanitario. “Sientes que tu cerebro no funciona. Se te ponen los ojos rojos, por estar todo el rato frente al monitor. Con ese desgaste acumulado puedes pasar por alto diagnósticos que sean de gravedad”, alerta Agulló. La doctora advierte de que, a partir de un número determinado de horas en el puesto, el riesgo de errores médicos que “podrían comprometer la atención y la seguridad de los pacientes puede aumentar”.
Así, Villaseñor contextualiza el problema: “La precariedad laboral, lleva a una peor atención sanitaria, pero también a una mayor desconfianza en el sistema, un aumento de las bajas laborales y una fuga de profesionales”. La radióloga ya cuenta con numerosos excompañeros de promoción que han decidido desarrollar su carrera profesional en el extranjero. Según datos del Consejo General de Enfermería, en 2023, más de 1.400 enfermeras que trabajaban en España emigraron a otros países. Siendo Noruega, Estados Unidos y Reino Unido destinos destacados debido a sus mejores condiciones laborales y salariales.
Movilizaciones
El conflicto entre los profesionales sanitarios y el Ministerio de Sanidad ha entrado en una fase de presión activa. Tras meses de negociaciones bloqueadas y el incumplimiento del calendario de reuniones pactado antes del verano, los sindicatos han decidido pasar a la acción. La presidenta del SATSE defiende que la imposición del nuevo estatuto “es un grave error del que, por supuesto, no vamos a ser cómplices”. Ante esta situación, las organizaciones buscan que las movilizaciones hagan que “el Ministerio recapacite”.

La convocatoria actual incluye concentraciones en centros sanitarios de todas las comunidades autónomas, y para dar mayor visibilidad a las demandas, está programada una gran manifestación frente al Ministerio de Sanidad el 1 de octubre. Aún así, Villaseñor pone de relieve que “el acuerdo es más que posible, solo hace falta voluntad y entendimiento”. Pero desde el SATSE ya están preparados para un final adverso: “Tenemos ya acordado un calendario de paros y huelga”. Aunque anticipan que no lo harán público por el momento para dar “margen de respuesta al Ministerio”.
Una profesión feminizada
En esta batalla, las mujeres se juegan mucho. El empleo femenino sigue dominando el sector sanitario y de salud en España, tanto privado como público. Según el último informe Mercado de trabajo en el sector de Salud, elaborado por Randstad Research, tres de cada cuatro trabajadores del sector son mujeres, concretamente el 77,76%, muy por encima del promedio del conjunto de sectores, que se sitúa en el 46,7%.
El análisis, basado en datos del INE, SEPE y la Seguridad Social, indica que en el segundo trimestre de 2025 el sector de salud contaba con 2,03 millones de empleados, de los que 1,58 millones eran mujeres frente a 453.176 hombres. La estructura del sector se distribuye en tres grandes áreas: Actividades sanitarias, que concentra el 66% del empleo; Asistencia en establecimientos residenciales, con el 18%; y Actividades de servicios sociales sin alojamiento, que supone el 16% restante. En todas ellas, el empleo femenino es mayoritario, alcanzando el 77% en actividades sanitarias y hasta el 86% en los otros dos subsectores.
Gloria Jam, responsable comercial del sector salud en Randstad, destaca que “la equidad en el mercado laboral se consigue con una participación más o menos igualitaria de hombres y mujeres”, y recalca que “conviene concienciar a la sociedad de que las tareas de cuidado implican a ambos sexos”.
Hoy, los hospitales y centros de salud de toda España no solo son lugares de atención médica, sino también escenarios de reivindicación. Las movilizaciones buscan que se reconozcan los derechos de quienes sostienen el sistema sanitario, mejorando sus condiciones laborales y garantizando la seguridad de los pacientes. Entre concentraciones, y posibles huelgas, el mensaje es claro: los profesionales están dispuestos a luchar hasta que el Estatuto Marco refleje de manera justa sus demandas y necesidades, y no los “intereses políticos de Mónica García”, zanja la presidenta del SATSE.