Adquirir una vivienda es una decisión financiera muy importante para la gran mayoría de personas. Esta compra, para muchos, sólo es una opción a través de la financiación hipotecaria. Existes tres tipos: hipoteca fija, variable o mixta.
Elegir la mejor hipoteca para cada caso puede tener un gran impacto en la economía personal a la larga. Por ello, es importante conocer sus ventajas e inconvenientes, para saber con certeza cuál se adapta mejor a tu situación financiera.
Hipoteca fija, variable o mixta: ¿Cuál me conviene más?
Hipotecas fijas: una opción con seguridad

La hipoteca fija tiene una característica principal, la cual es que mantiene el mismo tipo de interés durante toda la duración del préstamo. Esto significa que la cuota mensual que se paga no cambia, independientemente de las alteraciones del mercado.
La principal ventaja de la hipoteca fija es la tranquilidad de saber exactamente cuánto se pagará cada mes, lo que facilita la planificación económica a largo plazo y se evita posibles subidas en los tipos de interés.
Por otro lado, su principal inconveniente es precisamente que, a cambio de esa seguridad, el tipo de interés inicial suele ser más alto que el de otros tipos de hipotecas.
En esa línea, si los tipos de interés del mercado bajan, no te puedes beneficiar de la caída, manteniendo una cuota más elevada de lo que podría ser en otro caso.
Si tu perfil es más bien conservador, y buscas previsibilidad y seguridad, sin duda es una opción ideal para ti.
Hipotecas variables: flexibilidad con cierto riesgo

A diferencia del tipo anterior, la hipoteca variable sí ajusta su tipo de interés periódicamente. Normalmente, cada seis o doce meses.
Su cuota se compone de dos partes: un tipo de interés de referencia, habitualmente el Euríbor, y un diferencial fijo que añade la entidad bancaria que concede la hipoteca. Por ejemplo, una cuota variable común es Euríbor + 1,5%.
La principal ventaja de esta hipoteca es que, si los tipos de interés de referencia bajan, la cuota mensual también lo hace. Esto puede suponer un ahorro significativo, especialmente si sucede un periodo de tipos bajos.
Por consecuencia, el riesgo es su principal desventaja. Una subida en el tipo de interés de referencia puede incrementar notablemente la cuota. Esto complica la planificación financiera y puede poner en aprietos la economía personal.
Esta una opción para perfiles más arriesgados, con menor preocupación por el riesgo, y que confían en una evolución favorable de los tipos de interés.
Hipotecas mixtas: un poco de una, otro poco de la otra

La hipoteca mixta cierra la lista de dudas acerca de escoger una hipoteca fija, variable o mixta.
Es una opción híbrida, que combina las características de los dos tipos anteriores. Durante un período inicial (por lo general, los primeros 5, 10 o 15 años), el tipo de interés es fijo.
Esto ofrece la seguridad de una cuota estable en la etapa inicial del préstamo, que es cuando el capital pendiente de amortizar es mayor. Una vez termina esta etapa, el interés pasa a ser variable, referenciado a un índice. De nuevo, como el Euríbor.
Esta modalidad busca un equilibrio. La ventaja principal es la estabilidad de la cuota durante los primeros años, lo que facilita la planificación en el corto y medio plazo. Además, al pasar a tipo variable, el hipotecado puede beneficiarse de posibles bajadas en los tipos de interés en el futuro.
La desventaja es que el riesgo de subida de la cuota se activa al terminar el plazo a tipo fijo, por lo que hay que prepararse económicamente para esa volatilidad de tipos de interés.
Si tienes más dudas, consulta con tu asesor del banco o financiero experto para que te aconseje la mejor decisión en tu caso personal.