Profesiones imposibles

“Simplemente luché por trabajar en la profesión que más me gustaba”

Ángela Gómez Romero, operadora artillera en minería subterránea habla con Artículo14 sobre su profesión

La profesión de Ángela es tan desconocida como compleja: operadora artillera en minería subterránea. Es un oficio donde la mujer no ha estado presente nunca y que requiere precisión y formación constante. Ella misma asegura ser la única mujer en España que desarrolla esta especialidad.

Su llegada a este sector no fue inmediata ni sencilla. El punto de inflexión se produjo cuando decidió dar un salto profesional y asumir un reto que combinaba crecimiento personal y mejora laboral. “Ser la primera operadora de carga de explosivos en UH y operadora MEMU en España, era un aliciente para intentar el reto, el cual he conseguido. Era el momento de mejorar profesionalmente, cuando me saqué el carnet de camión y di el primer paso metiéndome en una empresa de grúas. Siempre me había llamado la atención el tema de la artillería pero no veía oportunidad para una mujer. Pero MAXAM me dio ese empujón”.

El trabajo que desempeña se sitúa en una de las fases más delicadas del proceso minero: la carga de explosivos en los barrenos (un agujero que se perfora en la roca dentro de la mina) que permitirán la voladura del mineral. Se trata de una tarea altamente técnica, que exige conocimiento preciso del entorno y de los parámetros de cada intervención. “la carga de explosivo en barrenos en ascendente y descendente, se realiza con una unidad UH (equipo especializado de mina), mediante una manguera específica para la carga, con la ayuda de un equipo montado en maquinaria de perfil bajo de minas”. La operativa se desarrolla directamente en el frente de trabajo, con una intervención controlada y meticulosa en cada paso: “Yo como operadora, procedo a la carga de los barrenos, uno a uno, todo ello a pie de campo en el frente de arranque o cámaras de mineral”.

La complejidad de estas operaciones obliga a una formación exhaustiva y a una actualización constante de conocimientos. “Cargas que por su complicación, precisan de tener la correspondiente formación en el manejo de las UH, así como el conocimiento de los parámetros a usar en cada voladura , para todo ello llevamos una formación milimétrica”. En un entorno donde cualquier error puede tener consecuencias graves, la disciplina, la atención al detalle y la prevención son elementos centrales del trabajo diario.

Aunque se trata de un oficio históricamente vinculado a los hombres, Ángela rechaza la idea de haber buscado conscientemente romper un patrón. Su motivación fue otra. “Realmente no lo hice por romper un patrón , simplemente luché por trabajar en la profesión que más me gustaba”. Aun así, su presencia tiene un valor simbólico evidente en un sector donde apenas existen referentes femeninos. De hecho, ella misma lo subraya: “Hoy por hoy soy la única mujer en España que desarrolla este trabajo”.

Los retos iniciales, explica, fueron sobre todo personales. “Por demostrarme y demostrar de lo que puedo y soy capaz. Y aunque es cierto que mis compañeros no estaban acostumbrados a ver mujeres en esta profesión, me han tratado como uno más desde el primer día, dándome apoyo y ayudándome en mi formación por lo que estoy enormemente agradecida por los consejos, el ánimo y la atención recibida”. Ese acompañamiento resultó clave para su integración en un entorno de trabajo altamente especializado.

A diferencia de lo que ocurre en otros sectores masculinizados, Ángela asegura no haber vivido situaciones de machismo ni dudas sobre su competencia por el hecho de ser mujer. “No, nunca he tenido una situación de machismo y nadie ha dudado de mi competencia por el hecho de ser mujer, desde que formo parte de este equipo, tampoco he sufrido ninguna situación de este estilo con los equipos de trabajo de las empresas con las que trabajamos y colaboramos a diario. Nunca han dudado de mí, al contrario, mis superiores fueron los que apostaron y confiaron en mí desde el primer momento”.

Para desempeñar esta profesión con seguridad y profesionalidad, considera imprescindible una combinación de habilidades técnicas y personales muy concretas. “Es muy importante tener y desarrollar una cultura preventiva, y por supuesto nunca estancarte en lo que a adquisición de conocimientos de seguridad en el trabajo se refiere. Gestión de la presión (por lo delicado del trabajo y el material con el que se trabaja), resiliencia, atención al detalle y sentido de la responsabilidad. ‎Y por supuesto muchas ganas de aprender y continuar formándote”.

Más allá de la exigencia física y técnica, lo que la mantiene en esta profesión es la posibilidad de evolucionar constantemente. “De crecer personal y profesionalmente. Soy una mujer a la que le gusta enfrentarse a los retos, supongo que como a muchas mujeres hoy en día, y en este trabajo cada día y cada nueva voladura tienen sus diferencias. Lo que supone un nuevo reto técnico que cada día pone a prueba mis conocimientos y habilidades”.

Aunque se siente orgullosa de su recorrido, Ángela no quiere ser una excepción permanente dentro del sector. “Todo lo que suponga un reto para mí me resulta atractivo y despierta mi espíritu de superación”. Por eso lanza un mensaje claro a otras mujeres que puedan plantearse caminos profesionales similares: “soy la única mujer en España que desarrolla este trabajo y aunque estoy muy orgullosa no me gustaría seguir siendo la única. Animo a otras mujeres a intentarlo, ya sea en esta especialidad o cualquier otra profesión con mayoría masculina, ya que intentarlo y conseguirlo es verdaderamente gratificante”.

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