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El fracaso comercial de Meghan Markle: su vino no logró el “sold out”

El debut vinícola de Meghan Markle con su marca “American Riviera Orchard” no logró el éxito esperado: su exclusivo vino rosado, promocionado entre celebridades e influencers, no se agotó tras el lanzamiento

Meghan Markle
Imagen del Instagram de la marca @aseverofficial

Meghan Markle se ha lanzado dentro del mundo empresarial con un vino rosado bajo la marca “American Riviera Orchard”, una extensión de su nuevo proyecto lifestyle que también incluiría mermeladas y otros productos gourmet.

Sin embargo, a pesar del esperado entusiasmo que suele generar todo lo relacionado con la duquesa de Sussex, el producto no consiguió venderse por completo, ni siquiera con una edición limitada de apenas 1.500 botellas.

Este vino rosado californiano, producido en colaboración con la prestigiosa bodega Fallbrook Winery del condado de San Diego, fue anunciado como una edición boutique. La marca se promocionó como una oda al estilo de vida elegante y relajado de Montecito, donde Meghan y el príncipe Harry residen con sus hijos. El diseño de la botella, con una etiqueta en cursiva manuscrita y estética romántica, también buscaba transmitir un aura de exclusividad, muy en línea con la imagen de la ex actriz.

No obstante, la estrategia de marketing tuvo un giro inesperado: mientras que en sus anteriores lanzamientos Meghan apostó por un enfoque minimalista y privado, esta vez eligió enviar el vino como parte de un paquete de relaciones públicas a celebridades, influencers y amigos de la alta sociedad. Figuras como Mindy Kaling, Chrissy Teigen y Tracee Ellis Ross compartieron sus kits en redes sociales, generando expectativa, pero también críticas por parecer demasiado selectivo y desconectado del público general.

Estrategias fallidas

Lo que parecía un movimiento de branding cuidadosamente orquestado terminó generando cuestionamientos. La marca de Meghan Markle tiene un historial de polarización entre el público británico y estadounidense, y aunque sus admiradores suelen respaldar sus emprendimientos, esta incursión en el vino fue percibida por algunos como un intento forzado de insertarse en el mundo del lujo sin la credibilidad del sector vinícola.

Varios enólogos señalaron que, más allá del envoltorio visual y el nombre llamativo, no se ofrecía suficiente información sobre la calidad del vino, su proceso de producción o notas de cata detalladas. A pesar de provenir de una región con reputación creciente, el producto no logró destacarse frente a la competencia, especialmente en un mercado saturado como el del vino rosado.

Meghan Markle
Imagen del Instagram de la marca @aseverofficial

Además, algunas fuentes internas indicaron que uno de los principales errores fue limitar la disponibilidad del producto solo a ciertos distribuidores exclusivos. Mientras que marcas como Avaline, de Cameron Diaz, han sido alabadas por su accesibilidad y enfoque ecológico, American Riviera Orchard optó por un aura que no terminó de convencer a compradores potenciales.

Otro punto clave que generó controversia fue la falta de transparencia sobre el precio. Aunque se especula que cada botella ronda los 25 a 30 dólares, la falta de confirmación oficial, combinada con la distribución limitada, provocó la percepción de que el vino no estaba realmente pensado para el público común. Esta estrategia contribuyó a que, incluso con una producción reducida, el vino no se agotara en los primeros días de lanzamiento, una rareza para productos asociados con celebridades de alto perfil.

El desafío de consolidar la marca Meghan Markle en el mercado lifestyle

La historia del vino de Meghan Markle se suma a una cadena de intentos de la duquesa por diversificar su imagen pública desde su salida de la familia real británica. Con la marca “American Riviera Orchard”, Markle no solo busca vender productos, sino construir una identidad basada en bienestar, elegancia y raíces californianas. No obstante, el mercado del lifestyle, altamente competitivo y saturado de nombres famosos, exige algo más que reconocimiento mediático para triunfar.

Meghan ya había generado expectativas cuando lanzó mermeladas artesanales a principios de año, entregadas también a un selecto grupo de influencers. Aunque las redes sociales se llenaron de fotos del frasco y su etiqueta vintage, el producto tampoco salió a la venta de forma masiva, lo que generó dudas sobre si se trataba de una estrategia deliberada para mantener un aire de exclusividad o simplemente un testeo de mercado sin proyección clara.

Meghan Markle
Imagen del Instagram de la marca @aseverofficial

Según fuentes cercanas al proyecto, Meghan Markle ha estado muy involucrada personalmente en cada paso, desde el diseño de la marca hasta la selección del proveedor. Sin embargo, algunos analistas señalan que, para consolidarse como empresaria, necesita definir mejor a qué audiencia se dirige. El perfil actual parece balancearse entre un lujo inalcanzable y un estilo de vida aspiracional poco concreto.

Su equipo no ha ofrecido comentarios sobre las cifras de venta, pero portales especializados en celebridades indican que aún se pueden adquirir botellas en línea, lo cual contrasta con las expectativas de un lanzamiento “sold out” en horas. En medio de un clima mediático que siempre examina con lupa cada movimiento de los Sussex, el debut de su vino ha demostrado que el nombre por sí solo ya no garantiza el éxito.

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