Caso Epstein

Virginia Giuffre, las memorias póstumas que sacuden los cimientos de la Casa Windsor

Víctima del maltrato de la red de Jeffrey Epstein, su relato reabre la polémica en torno al príncipe Andrés y lo pone en el precipicio

El maltrato de la red de explotación de Jeffrey Epstein era tan brutal que sus víctimas temían morir como esclavas sexuales. Lo ha contado Virginia Giuffre, una de las supervivientes que denunció públicamente el abuso sufrido por parte del millonario estadounidense y del entramado de hombres poderosos que proliferaban a su alrededor. Entre los más conocidos con los que dijo haber sido forzada a mantener relaciones está Andrés de Inglaterra, hermano de Carlos III y, según el consenso popular, el hijo favorito de Isabel II. Giuffre logró escapar del infierno que ha recogido en sus memorias, ‘Nobody’s Girl’ (‘La chica de nadie’), pero el tormento fue tan severo que el pasado mes de abril, 25 años después de haber sido reclutada por Epstein, se quitó la vida.

Con su publicación este martes, ‘Nobody’s Girl’ representa lo más parecido a una maldición desde la tumba. Giuffré relata con doloroso detalle el nivel de las vejaciones a las que fue sometida cuando no había alcanzado la mayoría de edad, el castigo físico, la humillación personal, las heridas psicológicas. La depravación que retrata es una lectura incómoda, pero, como venganza póstuma, está consiguiendo agitar de nuevo los cimientos de la Casa Windsor. La más reciente oleada de alegaciones ha forzado la mano del rey, hastiado del lastre que su hermano supone para la reputación de la Familia Real, pero el anuncio de que Andrés renuncia a emplear sus títulos, empezando por el de duque de York, podría no ser suficiente para aplacar la tormenta. Técnicamente, los honores los mantiene y solo una ley del Parlamento podría retirárselos de manera formal.

EFE/EPA/NEIL HALL

Limpieza de imagen fallida

Hace casi seis años que el tercer hijo de Isabel II había abandonado la vida pública. El héroe de guerra en el conflicto de las Malvinas, el ‘playboy’ bendecido, en palabras de su hermano Carlos, con “la apariencia de Robert Redford”, cayó en su propia trampa de privilegio y delirio cuando decidió dar una entrevista al programa ‘Newsnight’, de la BBC, para defender su cacareada honorabilidad. Entre otras perlas, explicó que si se le había visto con Epstein tras la primera estadía en prisión de este, era solo porque su sentido de caballerosidad lo obligaba a romper relaciones en persona. También alegó que no sudaba por el trauma que le había causado la guerra de las Malvinas (Virginia Giuffré había hablado de cómo, cuando lo conoció, él estaba muy sudado), o que si tenía claro que nunca había visto a Giuffré era porque la noche en la que esta mantenía que se habían conocido, él estaba en un restaurante de la cadena Pizza Express, acompañando a su hija en un cumpleaños.

Su proclamada inocencia, en cualquier caso, fue compatible con comprar el silencio de Giuffré y saldar fuera de tribunales la denuncia civil que esta le había interpuesto en 2022 ante la Justicia de Estados Unidos por abusar sexualmente de ella cuando era menor. Aunque no se ha confirmado formalmente, se calcula que la cifra rondaría los 12 millones de libras (cerca de 14 millones de euros) y puesto que tampoco se ha aclarado cómo Andrés se la pudo permitir, en Reino Unido se asume que su madre abrió la chequera. Según cuenta Giuffré en sus memorias, Andrés habría cedido a la presión de Buckingham, que quería sofocar el escándalo para que el proceso legal no eclipsase las celebraciones por el Jubileo de Platino de Isabel II.

El príncipe Andrés y la reina Isabel II Fotografía: EFE

Andrés, acorralado

Como consecuencia, el foco vuelve a estar, una vez más, sobre la Casa Real, a la que se exige mayor transparencia. Para Andrés, es demasiado tarde. Hace tiempo que su figura pública aúna una mezcla de rechazo, escarnio y desprecio. En el imaginario popular aparece como un príncipe caprichoso, desconectado de la realidad y con tendencia a actuar como un tirano, un perfil reforzado en series recientes, como las dos que reflejan la hecatombe de su entrevista con la BBC.

Las últimas alegaciones, sin embargo, son más siniestras y muestran una conducta que coquetea con la ilegalidad: en un correo electrónico al que ha tenido acceso el dominical ‘Mail On Sunday’, el príncipe habría confesado a un alto cargo de palacio que le había pedido a su guardaespaldas, un agente de Scotland Yard pagado con dinero público, que recabase información sobre Giuffré, con el objetivo de orquestar una campaña de descrédito. La Policía Metropolitana está ya “analizando activamente” el caso”.

La maniobra tuvo lugar apenas semanas antes de que, en 2011, saliera a la luz la famosa fotografía en la que Andrés aparece agarrando por la cintura a una Virginia Giuffre de 17 años, tomada supuestamente en la residencia londinense de Ghislaine Maxwell, aliada de Epstein y actualmente cumpliendo una pena de 20 años de prisión. Según Giuffre, esa fue la primera vez que mantuvo relaciones sexuales con Andrés. Las otras dos serían en Nueva York y en una isla del Caribe de Epstein, incluyendo una “orgía” con otras ocho jóvenes en la que habría participado el propio Epstein.

Virginia Giuffre prestando declaraciones ante los medios
EFE

Andrés ha dicho que la imagen es falsa, pero, de acuerdo con ‘Nobody’s Girl’, las molestias que se tomó para asediar a la joven fueron notables, incluyendo el intento por parte del príncipe de reclutar a troles de internet para acosarla. Hasta ahora, Andrés se había beneficiado de la tupida red que protege los intereses de la Familia Real, pero más aislado que nunca, con la paciencia del Rey agotada y la más grave severidad que, de acuerdo con expertos reales, prevé aplicar el heredero, su sobrino Guillermo, la caída de la Casa York podría resultar la más trágica revancha de Virginia Giuffre.

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