Familia Real

El “blindaje” de Carlos III o cómo el Rey protege a Beatriz y Eugenia del caso Andrés

Tras la renuncia del príncipe Andrés a sus títulos, Carlos III ha decidido proteger a sus sobrinas, Beatriz y Eugenia, que conservarán su estatus real intacto

El anuncio del príncipe Andrés de dejar de utilizar su título de Duque de York y renunciar a todos sus honores reales, hecho público el pasado 17 de octubre, marca un nuevo capítulo en la historia reciente de la monarquía británica. La decisión, tomada “con el consentimiento del Rey”, buscaba poner punto final a los daños colaterales provocados por los casos judiciales y mediáticos que llevan años persiguiendo al tercer hijo de Isabel II.

El comunicado fue sobrio, pero contundente: Andrés dejaba de usar cualquier título real, incluido el de Duque de York, y abandonaba definitivamente los honores militares y patronazgos oficiales.

La medida se interpretó como un gesto de responsabilidad, pero también como una operación de contención cuidadosamente diseñada desde el Palacio de Buckingham para aislar el problema y evitar un mayor desgaste institucional.

El movimiento ha despertado la gran pregunta: ¿qué pasaría con las princesas Beatriz y Eugenia de York, hijas de Andrés y Sarah Ferguson? Algunos observadores temían que la renuncia del duque acarreara una pérdida de títulos para ellas, o un distanciamiento formal de la familia real. Pero las fuentes oficiales fueron claras: las princesas mantienen intactos sus títulos y posiciones en la línea de sucesión.

Según informan The Times y HELLO!, el propio rey Carlos III habría tomado la decisión de “proteger” el estatus de sus sobrinas para separar sus trayectorias personales del escándalo que persigue a su padre. En palabras de un comentarista citado por The Times, el monarca “no está dispuesto a permitir que las acciones de Andrés contaminen a una nueva generación de Windsor que ha mostrado prudencia, discreción y compromiso público”.

El llamado “blindaje real” hacia Beatriz y Eugenia responde también a razones estratégicas. Carlos III ha apostado por una monarquía reducida, con menos miembros en activo, pero mantiene la convicción de que la continuidad simbólica de la familia es esencial. En ese contexto, las hijas de Andrés encarnan un perfil valioso: jóvenes, bien vistas por la opinión pública y alejadas de la confrontación mediática.

People subraya que “las princesas son tales por derecho de nacimiento, y esa condición no depende de los títulos de su padre”. De hecho, su permanencia en la lista de sucesión, Beatriz en el noveno puesto y Eugenia en el undécimo, no se ha visto alterada por la renuncia de Andrés.

Tampoco ellas han hecho declaraciones públicas. Fieles a un estilo discreto que contrasta con el ruido mediático que rodea a su padre, ambas mantienen vidas profesionales fuera del núcleo de la familia real: Beatriz trabaja en el sector financiero y Eugenia en el ámbito del arte y las fundaciones benéficas. Sus apariciones en actos oficiales son esporádicas y siempre bajo el paraguas institucional del rey, un detalle que Buckingham Palace cuida con esmero.

Según analistas de The Telegraph y The Times, esta estrategia de Carlos III busca enviar un mensaje doble: firmeza ante los errores del pasado y protección a quienes no tienen culpa de ellos. En otras palabras, aislar el escándalo sin sacrificar la estabilidad del linaje.

El blindaje a Beatriz y Eugenia preserva su reputación y funciona como un símbolo de continuidad: una generación que no carga con el peso de los escándalos, sino que intenta redefinir qué significa ser Windsor en el siglo XXI.

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