Feminismo

 El “mankeeping”: cuando las mujeres son las administradoras del afecto

Así es el desgaste (y trabajo) invisible de las mujeres que cuidan, organizan y sostienen a sus parejas masculinas

La heterosexualidad vive un momento complicado. Al llamado “heterofatalismo”  donde el hartazgo y la frustración invaden las relaciones, se le une un nuevo fenómeno que por fin tiene nombre: mankeeping. El término define las relaciones en las que la mujer asume la mayor parte de los cuidados que necesita su pareja masculina.

El mankeeping se despliega sobre todo en el ámbito doméstico, aunque no exclusivamente. Incluye tareas como elaborar listas de la compra, gestionar gastos, pedir citas médicas, escoger ropa o, por supuesto, organizar el calendario social de su compañero: cumpleaños, cenas con amigos, reuniones familiares…  En palabras de Dominique Karahanian, psicóloga experta en vínculos, la mujer termina por desempeñar otro trabajo y se convierte en “la administrativa del afecto”.

Este tipo de relación combina dos verbos: sostener y maternar. Las mujeres terminan asumiendo un rol de cuidados casi o directamente maternales, tanto en lo cotidiano como en lo emocional. Implica medir el estado de ánimo de la pareja para proponer o no ciertas actividades, renunciar al ocio personal para dar espacio al otro y convertirse en el soporte principal de su bienestar psicológico.

Mankeeping y la soledad masculina

La raíz del concepto se encuentra en los años ochenta, cuando la socióloga Carolyn Rosenthal acuñó el término kinkeeping para describir las tareas físicas y emocionales que las mujeres desempeñan en el hogar con el fin de mantener la cohesión familiar. El mankeeping sería una extension atendiendo a la misma lógica de cuidados, pero aplicada únicamente a la relación entre un hombre y una mujer.

Algunos especialistas vinculan esta realidad con  la llamada “epidemia de soledad masculina”: muchos hombres no comparten sus emociones con otros hombres y acaban volcándolas en sus parejas. Escuchar, aconsejar, ser el hombro en el que llorar o anticiparse a sus necesidades conforman un amplio y exigente repertorio emocional que recae, una vez más sobre las mujeres.

Brecha en salud mental

Uno de los factores que perpetúan el mankeeping es la reticencia de muchos hombres a acudir a terapia. La brecha de género en salud mental es un hecho. Tal y como define el estudio de la FAD, la masculinidad tradicional es una “construcción asociada a ideas históricas vinculadas a la virilidad, la fuerza física, el poder o la negación de los afectos”. En este mismo informe se habla de “nuevas masculinidades” que reconocen las desigualdades de género y fomentan la expresión emocional, aunque estas siguen siendo minoritarias.

La realidad es que el coste emocional también recae sobre las mujeres: desgaste emocional, pérdida de tiempo personal y un descenso de la autoestima. Cuidar y pensar por dos de forma constante, sin recibir el mismo nivel de atención en retorno, genera desequilibrios que pueden desembocar en el deterioro o incluso la ruptura de la pareja.