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¿Nos gusta un hombre con perilla? Brad Pitt tiene la respuesta

Su imagen en una campaña de café con una discreta barba ha causado muy buena impresión. ¿Será la tendencia masculina este otoño?

Brad Pitt, en la campaña de café de la marca De’Longhi
De’Longhi

Porque a los 61 ya no tiene que demostrar nada más o por su propia deriva autobiográfica o quién sabe por qué, Brad Pitt se ha vuelto uno de los hombres maduros más creativos en sus estilismos. Es un icono y puede inspirar a la gente en esa delicada frontera de los sesenta, aunque a veces sorprenda con piezas casi impensables para un anónimo.

Hay que reconocer que, haga lo que haga, tiene un magnetismo que parece aumentar con los años. “Todos vamos a morir, así que atrevámonos”, declaró en 2022, durante la première de Bullet Train en Berlín, justificando su falda. Poco después optó por un traje de color verde hierba y otro en tono salmón. Con pantalones estampados o acampanados, con colores neutros o chillones, el mensaje que transmite es el de regeneración y una confianza en sí mismo abrumadora.

Los años, también los errores, le han convertido en un maestro a la hora de sobreponerse a su propio personaje. En eso, la experimentación con su imagen es una pieza clave. En la última campaña global de la marca de café De’Longhi, de la que es embajador, el actor luce una perilla poblada y canosa. Ya lo sospechamos cuando posó en junio en la alfombra roja del estreno de su película F1. Después de cuidarla durante estos meses de verano, ahora sí se puede llamar perilla. 

Brad Pitt e Inés de Ramón, en la première de F1. Efe
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¿Hará revivir esta tendencia?

La perilla suele tener mala prensa. Mientras unos estilistas la consideran la perilla como una afrenta estética, otros la asocian a determinados políticos creando en ellos cierta aversión. De las críticas se salva siempre Brad Pitt, tal vez porque las facciones de su rostro se adaptan al estilo que él desee. Ha experimentado con todo, tanto en el largo y color de cabello como en la longitud de su barba. “Brad es perfecto” o “El color de su barba y cabello le sienta de maravilla”, concluyen sus fans reaccionando al lanzamiento de la última campaña. No es la primera vez que la luce. En 2009, en el Festival de Cine de San Sebastián, causó sensación en cuanto puso un pie en el asfalto vestido con vaqueros, chaqueta de cuero, gafas de sol y perilla.

Ya entonces enseñó cómo la perilla puede ser una excelente alternativa a medio camino entre el afeitado y la barba. Pero exige hacerlo como él, con la barba meticulosamente cuidada y recortada. Esto es lo que marca la diferencia entre el atractivo y el desaliño. Hace dos décadas, se convirtió en una de las tendencias masculinas más buscadas por los hombres que deseaban aportar a su estilo un toque glamuroso sin perder la discreción. Hoy son bastante más sutiles, aunque Brad Pitt o Johnny Depp, que también suele jugar con ella, podrían romper este patrón. Generalmente, se adapta mejor a los rostros redondos o cuadrados, como el de George Clooney, que también nos ha deleitado con sus cambios de imagen, pero sin arriesgar.

SEVILLA, 09/11/2024.- El actor estadounidense Johnny Depp durante la rueda de prensa ofrecida en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, este sábado en Sevilla, donde presenta su segunda película como director, ‘Modi, Three Days on the Wing of Madness’, que trata de las 72 horas que el artista italiano Amedeo Modigliani pasa en un París desgarrado por la Primera Guerra Mundial. EFE/ Raúl Caro
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La historia de la perilla es relativamente moderna, a pesar de que la mitología presenta a Pan, un semidiós griego guardián de los pastores, con el mismo pelaje que crece bajo la barbilla de la cabra. Quien la popularizó fue el pintor flamenco Anthony van Dyck, en el siglo XVII, en sus retratos de duques y reyes. Él mismo llevaba una pequeña y puntiaguda con un bigote curvado. En Europa y América, la perilla se asocia a intelectuales, bohemios y revolucionarios. Ejemplo: muchos escritores románticos y pintores la usaron como signo de individualidad.

Pero hubo que esperar al siglo XX para que se pusiesen de verdad de moda, sobre todo entre las décadas cuarenta y cincuenta. En los sesenta, la barba creció a discreción como signo de rebelión contra esa tendencia cursi. Desde entonces, el vello facial no ha dejado de cambiar: desde casi lampiña a barbas ásperas y enormes, pasando por líneas mucho más discretas.

Ni siquiera acuerdo en si son atractivas o no. No es una tendencia que pudiera conectar a toda la población masculina. Salvo excepciones, ni siquiera es un elemento distintivo, puesto que hoy se toma más como un accesorio divertido y versátil con el que probar según el estado de ánimo o el deseo de proyectar una imagen más original, sofisticada, bohemia, alternativa o rebeldía estilizada.

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