Entrevista

Roberto Verino: “La ética debería ser el corazón de todo lo que hacemos”

En tiempos de vértigo y exceso, el diseñador gallego elige la calma con 'Esencia', una pausa para oler, sentir y recordar lo importante

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El diseñador Roberto Verino

En un mundo que corre sin mirar atrás, Roberto Verino ha decidido detenerse. Lo hace con Esencia, un proyecto que trasciende la moda para convertirse en una reflexión sobre el tiempo, la belleza y la autenticidad. Presentada en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid, la exposición multisensorial invita a un viaje pausado por los valores que han guiado al diseñador gallego durante más de cuatro décadas: la coherencia, la sensibilidad y el respeto.

El evento sirvió de marco para el lanzamiento de sus nuevas fragancias, Verino Woman y Verino Man, dos perfumes concebidos como un diálogo entre lo femenino y lo masculino, entre la luz y la tierra, entre la emoción y la calma. Con esta colección, el diseñador recupera la pausa en tiempos de prisa y propone volver a mirar lo esencial, detenerse a sentir, oler y escuchar. También lo hace con propósito, ya que el 10% de las ventas de las fragancias se destinarán a la Asociación Española Contra el Cáncer, una colaboración que refuerza la dimensión ética y solidaria de un creador que siempre ha defendido la moda como un acto de responsabilidad.

Tras el lanzamiento, charlamos con Roberto Verino sobre esta nueva etapa vital y profesional. Sereno y lúcido, el diseñador reflexiona sobre el poder de la calma como forma de rebeldía frente al vértigo de la moda actual, sobre la elegancia entendida como respeto y sobre la sostenibilidad como consecuencia natural de “hacer las cosas bien”.

“Esencia” es su nuevo proyecto, una experiencia sensorial que fusiona arte, fragancia y emoción. ¿Qué le inspiró a crear esta propuesta tan diferente?

Siempre he creído que la belleza auténtica es aquella que emociona. “Esencia” nace de esa necesidad de ir más allá de lo visible, de tocar lo invisible: lo que se siente, lo que permanece. Después de tantos años vistiendo cuerpos, me apetecía vestir el alma. Este proyecto es una forma de agradecer. De volver a lo esencial, a los valores que nos han guiado desde el principio: la verdad, la sensibilidad, la coherencia. Y hacerlo a través de una experiencia que despierte todos los sentidos. Porque la moda, el arte y la vida, cuando se viven de verdad, son una misma cosa.

Las fragancias Verino Woman y Verino Man hablan del universo Verino. ¿Qué quería transmitir con ellas más allá del aroma?

Quería transmitir una forma de estar en el mundo. Verino Woman representa la luz, la delicadeza, la fuerza tranquila de las mujeres que me han inspirado toda la vida. Verino Man, la honestidad, la calidez, el vínculo con la tierra. Ambos perfumes son un diálogo entre lo femenino y lo masculino, entre el alma y la naturaleza. Son un recordatorio de que la verdadera elegancia no es apariencia, sino actitud. Que oler bien es sentirse bien. Que el perfume, como la vida, debe dejar huella, pero sin hacer ruido.

Usted lleva más de cuatro décadas redefiniendo la elegancia. ¿Cómo ha cambiado su manera de entenderla con el paso del tiempo?

Antes la veía como una forma de belleza; hoy la entiendo como una forma de respeto. Respeto hacia uno mismo, hacia los demás y hacia el entorno. Con los años he aprendido que la elegancia no tiene que ver con lo que llevas, sino con cómo lo llevas. Con la serenidad, con la naturalidad, con la manera en que miras la vida. La elegancia es silencio, es armonía. Es no necesitar gritar para ser escuchado.

Su firma siempre ha defendido la moda con valores. ¿Qué lugar cree que ocupa hoy la ética en la industria de la moda?

La ética debería ser el corazón de todo lo que hacemos. La moda, como cualquier forma de arte o de creación, tiene una enorme responsabilidad: inspirar sin destruir. Durante años hemos confundido rapidez con progreso, y eso nos ha hecho olvidar lo esencial. Hoy más que nunca, necesitamos recuperar la conciencia. Volver a hacer las cosas bien, con amor, con tiempo. Porque la moda sin alma,
sin respeto, no tiene futuro.

Galicia es una presencia constante en su obra. ¿De qué manera su tierra sigue influyendo en su manera de diseñar y de vivir?

Galicia es mi raíz, mi refugio y mi medida. Todo lo que soy nace de aquí: de su luz suave, de su silencio, de su mar y de su niebla. Cuando diseño, busco esa misma calma, esa misma verdad. Galicia me enseña cada día que la belleza está en lo imperfecto, en lo sencillo, en lo que
permanece. Y me recuerda que no se puede crear nada bello si no estás en paz contigo mismo.

Sus colecciones y proyectos desprenden una serenidad muy reconocible. ¿Diría que esa calma es su forma de rebelión frente al ritmo frenético de la moda actual?

Sí, absolutamente. En un mundo que corre, mi mayor acto de rebeldía es parar. Escuchar. Mirar despacio. La calma no es lentitud; es profundidad. Es hacer las cosas con intención, no con prisa. Yo defiendo una moda que dure, que acompañe, que emocione. En un tiempo de ruido y exceso, la serenidad es un gesto revolucionario.

Muchos jóvenes diseñadores lo consideran un referente. ¿Qué consejo les daría a quienes buscan encontrar su propio lenguaje en un mundo saturado de tendencias?

Les diría que se busquen a sí mismos antes que a la tendencia. Que la autenticidad no se fabrica, se descubre. Que la mejor innovación es ser coherente, fiel a lo que uno siente. Y que el tiempo, aunque parezca ir en contra, siempre pone todo en su lugar. Crear desde el inconformismo es el único camino que deja huella.

La sostenibilidad se ha convertido en un eje esencial del lujo contemporáneo. ¿Cómo la integra en su proceso creativo y en su marca?

Para mí, la sostenibilidad nunca fue una estrategia, sino una consecuencia natural de hacer las cosas bien. Desde siempre he creído en producir menos y mejor, en respetar los oficios, en cuidar a las personas que hay detrás de cada prenda. La sostenibilidad no es solo materiales o procesos, es actitud. Es pensar en el mañana cuando creas hoy.

Mirando atrás, ¿hay algún momento o decisión que sienta como un verdadero punto de inflexión en su carrera?

Hubo muchos, pero quizás el más importante fue decidir volver a Galicia cuando todo me empujaba a quedarme fuera. Ese regreso marcó mi forma de entender la vida y la moda. Descubrí que el éxito es estar en dónde debes. Desde mi tierra pude crear con libertad, con autenticidad. Y eso lo ha cambiado todo.

Y mirando hacia adelante, ¿qué le ilusiona ahora? ¿Qué nuevos horizontes le gustaría explorar?

Me ilusiona seguir aprendiendo. Seguir emocionándome. Ver cómo las nuevas generaciones hacen suyo el legado y lo transforman.
“Esencia” es solo el principio de una nueva etapa en la que quiero hablar menos de moda y más de vida. De lo que realmente importa: la belleza, la autenticidad, las personas. Si consigo que mi trabajo inspire a vivir con más calma y más coherencia, sentiré que todo ha merecido la pena.

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