Al presidente estadounidense Donald Trump se le está acabando la paciencia con las guerras en el mundo, que aspiraba a terminar en cuestión de semanas. Tras los mortíferos ataques rusos de este fin de semana sobre toda Ucrania -uno de los más potentes desde el estallido de la guerra- Trump emitió una condena inusual y abrió la puerta a imponer más sanciones sobre Moscú.
Trump, que lleva meses intentando mediar un alto al fuego entre Rusia y Ucrania, elevó ayer el tono contra Putin, a quien alabó poco después de volver al poder. “Está matando a mucha gente, no sé qué carajo le pasó. Lo conozco hace tiempo, siempre nos llevamos bien. Pero está disparando cohetes y matando gente en ciudades, y no me gusta en absoluto”, comentó.
Ante la negativa de Putin de acudir al último intento de negociación directa entre ucranianos y rusos en Estambul, el presidente estadounidense recordó que “está disparando misiles a Kiev en medio de las conversaciones”. Y elevó el tono: “se ha vuelto absolutamente loco sin razón, está matando a un montón de gente, no solamente soldados”.
Por primera vez desde su toma de posesión, amenazó a Rusia con represalias. Desde que lanzó su iniciativa diplomática para frenar el conflicto, Trump se centró en los beneficios económicos y comerciales que disfrutaría el Kremlin si cesa su ofensiva. Las condenas del presidente estadounidense llegaron tras los lanzamientos masivos de drones y misiles de este fin de semana, que mataron a doce personas e hirieron a decenas por toda Urania. En la última semana, se contabilizaron 30 víctimas mortales.
Desde Moscú evitaron responder con dureza a Washington. Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin, agradeció a EE UU por su rol de mediación, y consideró el inicio de las conversaciones en Estambul -donde acudieron oficiales rusos de bajo rango– como “un logro muy importante”. Peskov consideró que “este es un momento crucial, y se están dando reacciones muy emocionales”.
Trump, que se posicionó a favor de Rusia y llamó “dictador” al presidente ucraniano Volodimir Zelenski -además de cortar la ayuda militar a Kiev-, se reconoció “sorprendido” por la devastadora escalada, en un conflicto que se alarga ya más de tres años y ha costado decenas de miles de vidas.
Tras el lanzamiento de al menos 355 drones y nueve misiles el fin de semana, Zelenski atribuyó el ataque al “silencio de América” y otros países, que no logran adoptar medidas efectivas para apoyar militarmente a Ucrania y frenar a Putin. “El mundo tal vez se tomó un descanso el fin de semana, pero la guerra continua y no puede ser ignorada”, pidió el líder ucraniano.
Las críticas de Zelenski volvieron a enojar a Trump. “Lo que está haciendo no contribuye para nada a su país, todo lo que dice causa problemas. No me gusta y debe parar”, dijo el presidente estadounidense. Si bien en el pasado se vio capaz de terminar esta guerra en “24 horas”, ahora insiste en que el conflicto es cosa de “Zelenski, Putin y Biden, no de Trump”.
En tan solo una semana, Rusia disparó unos 1390 drones y 94 misiles de largo alcance sobre el territorio ucraniano, con defensas antiaéreas incapaces de repeler ataques masivos sobre distintos puntos del territorio. Analistas apuntan a que el Kremlin ha visto una ventana de oportunidad ante el presunto abandono de la Casa Blanca, que se ve incapaz de solventar el conflicto por vías diplomáticas.
“Durante los últimos tres años, para bien o para mal, las decisiones políticas de Washington han jugado un papel activo, a veces determinante, en el curso de la guerra”, declaró Phillips O’Brien, profesor de estudios estratégicos en la Universidad de St. Andrews al New York Times. Y agregó: “Estados Unidos está privando poco a poco a Ucrania de ayuda vital, algo que los rusos comprenden y aplican plenamente”.
Si bien los últimos envíos de armas prometidos por la administración Biden siguen en camino al frente, el ejercito ucraniano resiste a las fuerzas invasoras con drones y artillería, pero sufriendo continuas bajas que le complican mantener sus posiciones. Tampoco está claro si la Casa Blanca permitirá que Ucrania compre más armas estadounidenses.
A medida que Ucrania se quede sin misiles interceptores para sus sistemas Patriot, los bombardeos rusos se volverán más letales, apuntan los analistas militares. Mientras tanto, Rusia continúa modernizando su arsenal. Los misiles balísticos rusos Iskander-M han mejorado su precisión, lo que dificulta su interceptación.