La situación humanitaria en la Franja de Gaza se encuentra en un estado crítico. La combinación de un bloqueo total por parte de Israel y la destrucción de infraestructuras esenciales ha desencadenado una crisis de hambre sin precedentes, afectando principalmente a la población infantil. Según la Oficina de Medios del Gobierno de Gaza, al menos 66 niños han muerto como consecuencia directa de la desnutrición desde el inicio de la actual ofensiva israelí.
La violencia en torno a los puntos de distribución de ayuda humanitaria en Gaza es uno de los principales causantes. El 30 de junio, al menos 13 palestinos murieron y más de 50 resultaron heridos en las inmediaciones de un centro de reparto de alimentos gestionado por la Fundación Humanitaria para Gaza en el barrio Saudí, al oeste de Rafah, según fuentes médicas del Hospital Naser, el mayor del sur del enclave.

600 muertos cerca de puntos de reparto de alimentos
Testigos indicaron que tanto un tanque israelí como un dron abrieron fuego contra las personas que esperaban asistencia alimentaria. Ese mismo día, otros 13 gazatíes perdieron la vida tras un ataque israelí contra un almacén de comida en el barrio de Zeitún, en Ciudad de Gaza, según el Hospital Ahli Bautista.
La situación de inseguridad en estos centros ha empeorado tras la implementación del modelo de distribución gestionado por contratistas privados de la GHF, respaldado por Israel y Estados Unidos desde finales de mayo. Desde entonces, alrededor de 600 gazatíes han muerto y más de 4.200 han resultado heridos cerca de estos puntos de reparto o de los pocos camiones de ayuda que la ONU logra introducir, los cuales además son frecuentemente saqueados.

Además, testigos denunciaron que un mercenario estadounidense encargado de la seguridad en uno de estos centros disparó a la cabeza a un joven que esperaba alimentos en Netzarim, en el centro de Gaza. Una investigación del diario Haaretz confirmó recientemente que soldados israelíes cuentan con autorización de sus mandos para disparar a palestinos desarmados en estos lugares, incluso cuando no representan amenaza alguna para las tropas.
5.119 niños sufren desnutrición aguda
El asedio impuesto ha impedido la entrada de alimentos básicos, leche infantil y suplementos nutricionales, lo que las autoridades locales califican como un “crimen de guerra” y un uso deliberado del hambre como arma para exterminar a la población civil. La declaración emitida por las autoridades de Gaza no solo responsabiliza a Israel, sino también a sus aliados occidentales, como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, por permitir que esta catástrofe continúe sin intervención.
La situación se agrava con el aumento alarmante de casos de desnutrición infantil. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), durante el mes de mayo de 2025, al menos 5.119 niños de entre seis meses y cinco años fueron admitidos para tratamiento por desnutrición aguda, de los cuales 636 sufren desnutrición aguda grave, la forma más letal de esta condición. Esta cifra representa un incremento del 50% respecto a abril y un aumento del 150% comparado con febrero, cuando aún estaba vigente un alto el fuego que permitió la entrada de ayuda humanitaria.

En total, desde enero hasta finales de mayo, 16.736 niños han necesitado tratamiento por malnutrición en Gaza, lo que supone un promedio de 112 menores al día. “Cada uno de estos casos se puede prevenir”, afirmó Edouard Beigbeder, director regional de UNICEF para Oriente Medio y el Norte de África, quien además denunció que las restricciones israelíes bloquean la entrada de alimentos, agua y tratamientos nutricionales básicos.
Solo 127 de los 236 centros de tratamiento funcionan
A esta emergencia alimentaria se suma el colapso de los sistemas de agua, saneamiento y salud, esenciales para combatir la desnutrición. Solo 127 de los 236 centros de tratamiento de nutrición continúan funcionando debido a los constantes bombardeos y órdenes de desplazamiento. Esta situación impide una respuesta médica adecuada, y enfermedades como la diarrea acuosa aguda ya representan uno de cada cuatro casos de enfermedad infantil registrados en Gaza.
La combinación de falta de nutrientes y brotes infecciosos, como hepatitis A, altamente contagiosa y potencialmente letal, pone a los niños en riesgo inminente de muerte. Además, se estima que unas 55.000 mujeres embarazadas en Gaza enfrentan riesgos elevados de abortos espontáneos, mortinatos y alumbramientos de recién nacidos con desnutrición severa.

80% de las unidades de cuidados intensivos podrían paralizarse
La situación se ha deteriorado aún más en las últimas semanas con el ataque y bloqueo a centros de distribución de ayuda. Según Al Jazeera, alrededor de 550 personas han muerto cerca de puntos de distribución del controvertido Gaza Humanitarian Foundation (GHF), respaldado por Estados Unidos. La inseguridad y los disparos en estos lugares han provocado que muchas familias teman acudir por alimentos, pese a la desesperación creciente por conseguir víveres.
Mientras tanto, la ONU advierte que los servicios esenciales de Gaza están a solo “horas” de colapsar completamente por la falta de combustible. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) informó que el 80% de las unidades de cuidados intensivos podrían paralizarse sin una entrada inmediata de combustible (OCHA, 2025).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) también expresó su alarma. Según el doctor Rik Peeperkorn, representante de la OMS en los Territorios Palestinos Ocupados, solo quedan suministros para tratar a 500 niños con desnutrición aguda, una cifra que representa solo una fracción de las necesidades reales. La OMS también denunció ataques contra instalaciones médicas, como el bombardeo a la unidad de quemados del Complejo Médico Nasser en Khan Younis, que dejó dos muertos y doce heridos.
De no cambiar la situación, la OMS proyecta que en los próximos meses cerca de 71.000 niños menores de cinco años sufran desnutrición aguda en Gaza. La totalidad de los 2,1 millones de habitantes de la Franja está sometida a una prolongada escasez de alimentos, y aproximadamente medio millón de personas ya enfrentan condiciones de hambruna.