Con sondeos que apuntan a una clara mayoría del candidato ultraderechista Geert Wilders, dirigente del Partido por la Libertad (PVV), los liberales holandeses vuelven a afrontar un escenario desfavorable ante los comicios de este miércoles. La candidata liberal del Partido por la Libertad y la Democracia (VVD), Dilan Yeşilgöz-Zegerius, ex refugiada e hija de inmigrantes turcos, vuelve a aspirar a convertirse en la primera mujer en gobernar Países Bajos. Su primer intento en 2023 fue fallido.
Desde que tomó las riendas de la formación liberal tras relevar al veterano ex primer ministro Mark Rutte, Yeşilgöz-Zegerius no ha tenido el viento a favor. En su primera campaña electoral, fue duramente derrotada por el ultra Geert Wilders, y también fue adelantada por la izquierda por la coalición formada por verdes y laboristas.

La dirigente liberal no lo tuvo fácil desde la oposición, ya que en el seno del VVD se produjeron férreas luchas de poder en el seno de su coalición, en que conviven múltiples corrientes internas. Wilders aprovechó la debilidad interna de los liberales para forzar el fin del mandato, alegando desacuerdos internos en la política migratoria. Con la jugada, el premier saliente buscó capitalizar el descontento social en torno a la inmigración y el derecho a asilo, uno de los temas principales que moviliza al electorado holandés.
“De mis padres aprendí a amar la libertad y a defenderla”
Tras la caída del gobierno, Dilan Yesilgoz-Zegerius se convirtió en la nueva líder del VVD, tomando distancia del legado de Rutte y endureciendo aún más el discurso en torno a la inmigración, tratando de disputar el electorado de Wilders desde un enfoque liberal pero restrictivo. “De mis padres aprendí a amar la libertad y defenderla cuando otros la tienen en peligro, pero estamos en riesgo de perder más oxígeno. Por ello, nuestro manifiesto pide: dar espacio, defender las fronteras”, aclaró antes de las elecciones de 2023.

La inmigrante llegada de Turquía ejerció como ministra de justicia desde enero de 2022 en el anterior gobierno de Rutte. “Por supuesto, el VVD espera que tenga el perfil ideal. Es una mujer de origen migrante, que se presenta como una mujer hecha a sí misma. De niña, huyó a Países Bajos y aprovechó la oportunidad”, consideró Raoul du Pré, editor del diario De Volkstrant, antes de su primera contienda electoral.
Antes de ser elegida diputada en 2017, ya había labrado su perfil en redes sociales y debates televisivos. Habitualmente, recordó la travesía de su padres, activistas políticos kurdos que huyeron de Turquía en barco hacia la isla griega de Kos, para asentarse finalmente cerca de Ámsterdam. Si bien empezó su carrera política en el Partido Socialista, acabó militando en el centroderecha del VVD.

Como ministra de Justicia, fue crítica con la “agenda Woke”, los políticos de extrema derecha y “teóricos de la conspiración”, e impulsó una campaña anti crimen a nivel europeo. Cuando el gobierno cayó en la disputa sobre inmigración, afirmó que la reunificación familiar debería restringirse, argumentando que no habría tenido las mismas oportunidades que tuvo en un país con más refugiados. A diferencia de Rutte, abrió las puertas a gobernar con la ultraderecha de Wilders, una opción que acabó materializando tras las elecciones de 2023.
El VDD, que en el pasado era visto como un partido de gobierno, pasará este miércoles una nueva prueba de fuego. Ante la previsible victoria de Wilders, la disputa por el segundo puesto estará reñida con el bloque de centroizquierda de verdes y laboristas. Los sondeos apuntan a que la formación de Yeşilgöz-Zegerius podría obtener incluso menos escaños que en 2023.
El retroceso de centristas y liberales
El retroceso de partidos centristas y liberales es común en toda Europa. La crisis se ve reflejada en los malos resultados obtenidos por Emmanuel Macron en Francia, el partido Liberal-Democrático en Alemania o el partido liberal del ex primer ministro belga Alexander De Croo. “El VDD está teniendo problemas para mantenerse relevante en las batallas narrativas actuales”, consideró Mark Thiessen, ex estratega electoral del VDD, al diario Politico.
Con las libertades económicas y políticas relegadas en el debate, que actualmente está centrado en la inmigración y el acceso a la vivienda, Yeşilgöz-Zegerius tiene difícil marcar perfil propio. Por ello, El VDD pierde apoyos a izquierda y derecha. En su contra también juega el legado de la derrota de Rutte: “Hemos vivido demasiado tiempo con el efecto Rutte, y de repente aparecen disputas para tomar el control del partido, solo para descubrir que no tienen narrativa”, concluyó el analista Tom de Bruyne.
La única esperanza para lograr un buen resultado es que Yeşilgöz ha logrado atraer nuevos apoyos de parte de los votantes indecisos del PVV (derecha), al excluir esta vez un nuevo gobierno con el partido de Wilders y presentarse como su única apuesta para un gabinete de tendencia conservadora moderada.

