Dinamarca

“Por los niños que nunca tuvimos”: el emotivo perdón de Frederiksen a las mujeres inuit

A pesar de las palabras y los gestos de la primera ministra de Dinamarca, en Groenlandia algunas activistas lo consideran un movimiento oportunista

Inuit
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, abraza a una mujer inuit
Efe

“Hoy os pedimos perdón a todas, la cara fea no debe ser escondida. El control de nacimientos sin consentimiento que pretendía controlar a las mujeres no estuvo bien. Soy consciente de que el perdón no puede cambiar lo que os ocurrió, y no pretendo eliminar el dolor que cada una de vosotras experimentó”, lamentó la primera ministra danesa Mette Frederiksen en una histórica rueda de prensa en Nuuk, la capital de Groenlandia.

En esta gran isla del océano atlántico, que sigue siendo región autónoma de Dinamarca, el estado privó a las mujeres indígenas inuit de su derecho natural de ser madres. Sin consentimiento, doctores daneses introdujeron a niñas y mujeres de esta etnia dispositivos para evitar la concepción. Las pacientes no sabían lo que les introducían en sus cuerpos, y algunas quedaron infértiles de por vida.

“Fue un fallo, y debemos asumir responsabilidad”

“Sé que no os puedo devolver lo que perdisteis, pero espero que sintáis que, en retorno, tenéis un reconocimiento de que lo que sufristeis no estuvo bien. Fue un fallo, y debemos asumir responsabilidad”, prosiguió la premier danesa. Frente a ella, algunas mujeres inuit se mantuvieron de pie, dándole la espalda mientras pronunciaba el discurso.

Frederiksen lleva tiempo tratando de reparar la turbia relación de Dinamarca con Groenlandia para cicatrizar las heridas del pasado, y para mitigar las amenazas de Donald Trump, que prometió anexionarse la isla al asumir el poder en Estados Unidos. Algunas mujeres groenlandesas presentes en la ceremonia rompieron a llorar durante el discurso de la primera ministra.

Dinamarca
La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, abraza a una mujer después del encuentro
Efe

Para algunas de las mujeres afectadas, la premier fue oportunista en los tiempos escogidos, ya que el perdón coincide con la presión ejercida desde Washington para anexionar el territorio. “Si evitas pedir perdón durante años, y solo lo haces después cuando están involucrados negocios y política, no es un perdón sincero”, denunció la artista Amarok S. Petersen, quién dio la espalda a la política sosteniendo un dibujo de un cuerpo de una mujer.

El escandalo del control maternal de las mujeres inuit data de los años 60 del siglo pasado, cuando el Ejecutivo danés inició una campaña para limitar el crecimiento de población en Groenlandia. El mecanismo fue silencioso y cruel: doctores daneses citaban a mujeres y niñas para revisiones, y entonces les implantaban dispositivos intrauterinos para bloquear su capacidad de quedarse embarazadas.

Una mujer inuit

En la mayoría de los casos, las afectas solamente descubrieron la afectación años después, cuando desarrollaron problemas de salud derivados de la intervención. Algunas chicas tenían tan solo 12 años, y parte de ellas quedaron infértiles de por vida. Debido al trauma, muchas se mantuvieron en silencio durante décadas. Gracias a la valentía de un grupo de mujeres mayores, quienes dieron un paso al frente contando su historia, se revelaron los detalles de la campaña anticonceptiva de las autoridades danesas.

Antes de viajar a Groenlandia, Frederiksen anunció la creación de un nuevo fondo de compensación, aunque todavía está por definirse la cantidad de mujeres que podrán acceder a las ayudas. Para Naja Lyberth, a quien se introdujo el aparato de control a los 13 años, la disculpa fue importante, pero exigió ir más allá. “Necesitamos respuestas. ¿Dónde irán las mujeres con sus traumas, quien apoyará sus tratamientos médicos? Ha sido extenuante para nosotras”, lamentó.

A las disculpas públicas también se añadió el gobierno autonómico de Groenlandia, quien asumió responsabilidad por continuar la campaña de control de nacimiento hasta los años 90, cuando la isla ya gozaba de un alto grado de autonomía respecto a Dinamarca.

Según la influencer groenlandesa Qupanuk Olsen, de no haber sido por la intervención de los doctores daneses, la población de Groenlandia sería mucho mayor de los 57.000 habitantes que tiene actualmente. “Seríamos unos 100.000, y tendría muchos primos. Habríamos sido una familia mucho más rica”, aseveró. A la salida del evento, un memorial con flores y velas recordó la tragedia colectiva impuesta sobre las inuit. “Por los niños que nunca tuvimos”, lamentó un mensaje escrito sobre una piedra.