Ha pasado un año desde que Joe Biden decidió no buscar la reelección como presidente de Estados Unidos, marcando así el fin de una era política y el inicio de una vida lejos de Washington. Mientras el foco desvía la atención hacia Donald Trump, los Biden reconstruyen su día a día rodeados de su familia entre afectos, controversias y rumores. Lo cierto es que este retiro presidencial no ha sido ni tranquilo ni invisible: han viajado de una costa a otra descansando en playas y viñedos, han revelado enfermedades, han encontrado hermanas cómplices, nietas influencers y hasta la ex primera dama se ha desatado como podcaster.
Una decisión marcada por el cansancio y el amor
Cuando Biden anunció, el 21 de julio de 2024, que no competiría por un segundo mandato, el país quedó en shock. Sin embargo, para los más cercanos al presidente, la decisión no fue tan sorprendente. La presión física, las críticas sobre su estado cognitivo y la devastadora caída en el debate con Trump a finales de junio de ese año fueron señales evidentes para un Partido Demócrata que pedía a gritos no jugarse el futuro del país de su brazo.

Lo que pocos sabían es que la principal voz que inclinó la balanza fue la de Jill Biden, su esposa desde hace más de 45 años le pidió a Joe que dejará la política a un lado. Según una fuente cercana a la familia: “Jill le pidió que pensara en ellos, en su salud, en su legado como pareja, no solo como presidente. Le recordó que, antes de la Casa Blanca, ya tenían una vida y que merecían recuperarla”.
Desde su retiro, el expresidente ha estado fuera del foco público por largas temporadas, alternando sus días entre la playa de Rehoboth Beach, Delaware —donde tienen una casa de vacaciones— y Malibú, donde vive su hijo Hunter. En ambas costas ha sido visto relajado, leyendo bajo el sol, rodeado de gente que se detiene a saludarlo, tomarle fotos y, en muchos casos, agradecerle su servicio público. También han pasado tiempo en Santa Ynez, California, una pintoresca región de viñedos cercana al famoso Rancho del Cielo de Ronald Reagan. Allí, los Biden disfrutaron de unas semanas en un rancho de 8.000 acres propiedad del multimillonario y donante demócrata Joe Kiani. Nada mal para un “descanso” presidencial.

Joe Biden: el ‘Abuelo de América’ conquista Tik Tok
Aunque muchos creían que Joe se alejaría por completo del ojo público, lo cierto es que ha adoptado una nueva identidad: el “Abuelo de América”, un apodo que sus nietas comenzaron a usar cariñosamente y que TikTok convirtió en fenómeno viral.
Vídeos suyos bailando torpemente en reuniones familiares, cocinando pasta (mal, según sus nietas), hablando con el perro como si fuera su asesor o simplemente dormitando en una hamaca con las gafas de sol puestas se han vuelto memes virales.
Una de sus nietas, Naomi, tiene una cuenta activa en TikTok donde comparte clips con el hashtag #GrandpaJoe. En uno de ellos, Jill le dice: “Joe, no puedes usar la gorra de los Lakers con una camiseta de los Eagles”, a lo que él responde: “¡Estoy jubilado, puedo hacer lo que quiera!” Y así, con su ternura y torpeza habitual, Joe se ha ganado el corazón de una nueva generación, mucho más allá de la política.

El cáncer y la batalla silenciosa
Pero no todo ha sido playa, risas y TikToks. El 18 de mayo, la oficina de Biden confirmó que el expresidente de 82 años fue diagnosticado con un cáncer de próstata agresivo con metástasis ósea. Aunque su equipo asegura que la enfermedad es “sensible a las hormonas” y está “controlada”, la noticia sacudió a la nación. La revelación llegó en un momento especialmente delicado, cuando, de nuevo, muchos cuestionaban su salud física y mental, y otros lo defendían como víctima de una campaña de desgaste impulsada desde la derecha. Un libro recién publicado, Original Sin, escrito por Jake Tapper y Alex Thompson, acusa a su círculo cercano de haber ocultado su deterioro y de encerrarlo en una especie de “capa protectora” para proteger su imagen durante los dos últimos años de su presidencia.
“El deterioro físico de Biden más evidente fue su andar vacilante, el cual se había vuelto tan grave que hubo debates internos sobre la posibilidad de poner al presidente en silla de ruedas, pero no pudieron hacerlo hasta después de las elecciones”, se puede leer en la obra que sentó como un jarro de agua fría en el Partido Demócrata.
El libro incluye detalles escalofriantes, como lagunas de memoria sobre hechos esenciales, incluyendo la muerte de su hijo Beau, y una transcripción de su testimonio ante el fiscal especial Robert Hur, quien lo describió como un “hombre mayor, bien intencionado, con una memoria muy limitada”. Jake Sullivan, ex asesor de seguridad nacional de Biden, negó categóricamente cualquier encubrimiento: “Estuve con él en la Sala de Situación, lo vi tomar decisiones complejas con lucidez. Lo que ocurrió en ese debate (presidencial frente a Trump) fue un shock, no una constante. Su legado está en sus decisiones, no en una noche desafortunada”.
Libro de memorias
Los Biden no planean desaparecer del todo. Actualmente trabajan en un libro conjunto de memorias, descrito como “más íntimo que político”, con cartas privadas, fragmentos de diarios y anécdotas familiares. Además, ya hay rumores de que una plataforma de streaming ha adquirido los derechos para una miniserie basada en su historia de amor.