Durante una rueda de prensa organizada por Save the Children, voces humanitarias que viven y trabajan dentro de Gaza expusieron una realidad devastadora. Ghada Al Haddad, oficial de medios y comunicaciones de Oxfam, y Rachael Cummings, directora humanitaria de Save the Children International, ofrecieron testimonios desgarradores sobre la situación de hambre masiva y sistemática que, según denuncian, afecta a millones de personas en la Franja.
“No estoy aquí para hablar. Estoy aquí para dar testigo a Gaza”, comenzó Ghada. “Mi Gaza ahora es una Gaza de madres hirviendo hojas para alimentar a sus hijos”. Con voz firme, explicó que la llegada ocasional de camiones de ayuda no representa alivio alguno: “La ayuda que viene a Gaza en estos días no significa que la crisis se ha terminado”. Añadió que lo que se ve sobre el terreno es escaso y caótico: “Hasta el día de hoy no he visto ayuda ingresar a Gaza de forma significativa o consistente”.

“14 personas murieron en 24 horas”
Al Haddad advirtió que “este no es un sistema humanitario que funciona. Es un alimento para calmar la violencia pública y no para salvar vidas”. Las cifras que compartió son alarmantes: “Ayer, 14 personas muerieron de malnutrición en Gaza. 14 personas en 24 horas”.
Con emoción contenida, insistió: “No olvides que los números se convierte en una abstracción. Estos son hijos, hijas, padres, vecinos”. Y concluyó su intervención con una denuncia clara: “Esto es un manejo de la crisis a través de la hambre” y “esta guerra no es una bomba. Es hambre. Es el asesinato diario de la gente desesperada tratando de alimentar a sus hijos”.
Por su parte, Rachael Cummings compartió el impacto de la malnutrición desde su experiencia directa en los centros de salud de Save the Children: “En mayo, las cifras de malnutrición en niños menores de cinco años fue del 4,4%. En las primeras dos semanas de julio, fueron 16,5%”. También destacó que “en junio, las cifras de malnutrición en mujeres embarazadas y madres lactantes fueron del 40%”.

“El ciclo se repite”
Describió un escenario alarmante: “Estamos desesperados. Estamos dando los suministros que tenemos para cuidar a los niños, pero sabemos que van a volver la próxima semana peor”. Relató que “van de moderados a severos, porque no tienen otra comida”.
La situación, según Cummings, es crítica no solo para los niños y madres, sino también para el personal humanitario local: “Los 14.000 palestinos que trabajan todos los días con sus comunidades para proporcionar apoyo y aliviar la sufrimiento en Gaza, también están malnutridos y desesperadamente en necesidad de apoyo”.
Ambas trabajadoras humanitarias coinciden en que lo que sucede no es fruto del colapso accidental, sino de una política calculada. Ghada fue explícita al afirmar: “Israel, de nuevo, está armando el hambre” y describió un ciclo repetitivo de entrada y bloqueo de ayuda: “Bloquean la ayuda, para más tarde dejar entrar un par de camiones bajo presión política, hacen un par de fotos y las suben. Luego Israel bloquea la puerta de nuevo. Y el ciclo se repite”.

“He perdido 20 kilos en los dos meses que he estado en Gaza”
El resto de los ponentes, como Amjad Shawa (PNGO) y el Dr. Tarek Loubani (Glia), también denunciaron la destrucción intencional de la infraestructura agrícola, sanitaria y de agua, así como la manipulación del ingreso de alimentos y medicinas. Loubani declaró: “Cada uno de mis pacientes está malnutrido” y reveló: “He perdido 20 kilos en los dos meses que he estado aquí… No hay comida”.
Este panel de testimonios no fue simplemente informativo, sino un llamado urgente a la acción. “Si no actuamos ahora, el aumento exponencial de muertos por malnutrición y hambruna será algo que nunca hemos visto antes”, advirtió Rachael Cummings.
La petición común de todos los presentes fue clara: “Necesitan un cese [de la violencia] permanente y total. Debe haber un acceso humanitario sin restricciones”, como dijo Ghada al finalizar su intervención.