Gaza

“Mis sobrinos están muriendo de hambre y no puedo salvarlos”

Alaa Arafat, profesora gazatí, narra como sufren las familias en Gaza por la hambruna infantil en lo que ve como una estrategia de Israel. "Es una estrategia contra las nuevas generaciones"

Una mujer con un niño en brazos se prepara para salir de la Franja de Gaza hacia el paso fronterizo de Rafah
Una mujer con un niño en brazos se prepara para salir de la Franja de Gaza hacia el paso fronterizo de Rafah
EFE/EPA/MOHAMMED SABER

Oriunda de una familia palestina, Alaa Arafat es licenciada en educación por la Facultad de Educación de la Universidad Islámica de Gaza. Trabaja con estudiantes enseñándoles inglés, ayudándoles así a expresar sus pensamientos y sentimientos a los que serán la nueva generación de escritores y pensadores palestinos.

La profesora, también columnista de medios internacionales, cuenta en primera persona su realidad en un emotivo artículo de opinión.

Nació y creció en Palestina, en una gran familia de ocho hermanos y hermanas. Sus hermanos crecieron y tuvieron hijos, y los fines de semana se reunían toda la familia, llenando la casa de las risas de los niños. Su casa siempre estaba llena por la infancia. “Son el tesoro de mi familia, porque una casa sin niños es como un árbol sin hojas”, afirma.

Pero “desde el inicio de la ofensiva israelí para la destrucción y ocupación de Gaza, hace casi dos años, ya nada es igual”. Antes esperaba impaciente al jueves, el día en el que sus hermanas y sus nueve sobrinos venían a su casa. Ahora comparte con sus hermanas el dolor que le causan los llantos de sus hijos hambrientos.

El hambre y la desesperación de no poder hacer nada

No tengo fuerzas para seguir soportando.  Estoy cansada de pensar en como llenar los vacíos estómagos de mis hijos.  ¿Qué les puedo preparar?”, le decía Samah, su hermana. A causa del desplazamiento forzado, han perdido casi todas sus pertenencias. Las paredes de su casa habían sido arrasadas, y el patio, que antes hacía de hogar de olivos y limoneros, había sido arrasado.

Samah y sus siete hijos han dependido de la comida enlatada desde el inicio de la ofensiva israelí. A partir del bloqueo de ayudas en marzo por parte de Israel, difícilmente han encontrado latas de alubias o garbanzos. Se consideran afortunados si encuentran un bol de lentejas o una hogaza de pan.

Día tras día tiene que ver como sus hijos sufren, pierden peso y caen enfermos. Su hija Lana es la que más está sufriendo, mide un metro y diez centímetros y solo pesa 13 kilos. Sus padres le llevaron a una clínica y se le diagnosticó malnutrición severa, por lo que se le inscribió en un programa de distribución de suplementos nutricionales. No obstante, no quedan suplementos y aún no ha recibido ninguna ayuda.

“El cuerpo de Lana, que ahora tiene un color amarillento, no puede mantenerse en pie por mucho tiempo o caminar cuando les toca huir. Solo quiere dormir y sentarse sin ser capaz de jugar con su hermano. Solía tener las mejillas rojas y jugaba todo el tiempo con sus hermanos, no puedo creer en lo que se ha convertido”, se puede leer en su artículo en Al Jazeera.

Las noticias de muertes por malnutrición en Gaza están a la orden del día, y ese es el mayor miedo de Samah, el miedo de perder a su hija. También de perder a cualquiera de sus familiares, como Mohammed, su marido, al quien ha prohibido acudir a los puntos de distribución de ayuda. “No quiero que arriesgue su vida por una porción de comida que puede que no le den”.

Gaza
Palestinos desplazados esperan recibir ayuda a través del PMA en Ciudad de Gaza
Efe

La hambruna en Gaza golpea desde el nacimiento

En medio de la hambruna, su otra hermana, Asmaa, dio a luz a su segunda hija, Wateen. Ella tiene solo dos meses, pero por la malnutrición sufre de ictericia. Solo la ha podido ver en fotos, en las que se le ve débil y amarillenta, y pesa solo dos kilos y medio.

Su madre no puede proveerle los nutrientes básicos que ella necesita, porque también está malnutrida. Wateen necesita ser alimentada con una fórmula de leche altamente saturada, a la cual no pueden acceder debido al bloqueo israelí de las fórmulas infantiles.

Asmaa está preocupada ante el pronóstico de malnutrición que se espera para su hija, dada su incapacidad de darle los nutrientes necesarios. “Me estoy derritiendo como una vela. ¿Cuándo acabará este sufrimiento?“, le comentó hace poco a Alaa.

“Mi corazón se desgarra cuando hablo con mis hermanas y oigo sobre su dolor y el hambre que está arrasando a sus hijos”.  

El Ejército israelíe ha asesinado ya a más de 18.000 niños, y 1,1 millones de niños siguen vivos. “Sin embargo, Israel quiere asegurarse de que no tengan futuro”, dice Alaa. Para ella, la hambruna y el ataque a las infancias no son desafortunadas consecuencias de la guerra, sino una estrategia de guerra. 

Y es que según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), hasta el 15 de junio de 2025 un total de 18.741 niños y niñas habían sido hospitalizados por desnutrición aguda desde principios de año.

Sobre la hambruna y malnutrición

La malnutrición no es solamente la pérdida drástica de peso. Es una condición devastadora que daña los los órganos internos del cuerpo, como el hígado, los riñones y el estómago. En los niños afecta a su crecimiento y desarrollo y resulta en una mayor predisposición a enfermedades, dificultades al aprender, deterioro cognitivo y problemas psicológicos.  

Madre
El niño palestino Yazan Abu Foul, que sufre de malnutrición, junto a su madre Naima, en el campo de refugiados Al Shati, al este de Gaza
EFE

“Haciendo que los niños palestinos se mueran de hambre, privándoles del derecho a la educación y sanidad, Israel consigue su objetivo: crear una generación frágil. Débiles en mente y constitución física, incapaces de pensar y con ningún otro horizonte más que buscar agua, comida y refugio. Esto significa crear una generación incapaz de defender el derecho a su tierra y plantar cara al ocupante. Una generación que no entiende el sufrimiento existencial de su gente.”

Alaa hace un último llamado a la comunidad internacional, preguntando hasta qué punto dejarán que Israel destroce a los niños y niñas de Gaza. En un informe del pasado 3 de julio Amnistía Internacional declaró que la hambruna está siendo utilizada para perpetrar el genocidio contra la población palestina.  

El artículo de opinión puede leerse en el medio catarí Al Jazeera, para el que es colaboradora.