El despido de Lisa Cook, gobernadora de la Reserva Federal, ha detonado una tormenta política y económica en Estados Unidos. La decisión, anunciada directamente por Donald Trump a través de su red Truth Social, llega en un momento crítico para la política monetaria y amenaza con desencadenar un conflicto institucional de enorme calado.
Trump comunicó el cese de Lisa Cook con una carta con membrete de la Casa Blanca, invocando el Artículo II de la Constitución y la Ley de la Reserva Federal de 1913. En ella declaró: “Está usted despedida de su puesto en la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal con efecto inmediato”. El motivo alegado: un supuesto fraude hipotecario.
El presidente aseguró que Lisa Cook firmó dos hipotecas como “residencia primaria” en dos estados diferentes en apenas dos semanas, un hecho que, según Trump, “pone en cuestión su competencia reguladora”. Además, citó la recomendación penal emitida por Bill Pulte, director de la Agencia Federal de Financiamiento de la Vivienda, que instó a la fiscal general Pam Bondi a abrir una investigación formal.
Impacto inmediato en los mercados
El efecto no tardó en sentirse. Al cierre de Wall Street, los principales índices mostraron caídas moderadas. Pero donde realmente se notó la sacudida fue en los mercados de deuda y divisas. El euro se apreció hasta los 1,655 dólares, alcanzando una revalorización superior al 12,5% en lo que va de año.
Los bonos estadounidenses a 30 años fueron objeto de ventas masivas, ampliando la brecha entre los intereses de la deuda a largo y corto plazo hasta niveles no vistos en tres años. Los analistas interpretan el movimiento como un intento de Trump de presionar a la Fed para acelerar la bajada de los tipos de interés. Y en ese tablero, el despido de Lisa Cook es visto como un paso más en la ofensiva contra el organismo.

Lejos de aceptar la decisión, Lisa Cook reaccionó de inmediato. En una declaración a los medios aseguró que Trump “no tiene autoridad” para despedirla, ya que no existe “causa justificada” según la legislación vigente. Recordó que los miembros de la Junta de Gobernadores de la Fed solo pueden ser destituidos por mala praxis o comportamiento delictivo probado, nunca por discrepancias de política monetaria.
Para reforzar su posición, Lisa Cook contrató al abogado Abbe Lowell, conocido por su defensa de Hunter Biden. Lowell denunció que se trata de un “despido por tuit” y anticipó una demanda contra la Casa Blanca. Todo apunta a que el caso terminará en los tribunales y podría marcar un precedente histórico sobre la independencia de la Reserva Federal.
Una figura clave en la Reserva Federal
El perfil de Lisa Cook ayuda a entender el alcance del terremoto. Nombrada en 2022 por Joe Biden, su mandato se extendía hasta 2038. Económica de prestigio, se formó en el Spelman College, Oxford y Berkeley, y fue profesora en Michigan State. Además, desempeñó un papel destacado en el Consejo de Asesores Económicos durante la administración Obama.
Antes de llegar a la Fed, Lisa Cook dirigió programas académicos y colaboró en instituciones como Harvard, Stanford y la Oficina Nacional de Investigación Económica. Su trayectoria la convertía en una voz respetada dentro y fuera de Estados Unidos. En particular, en materia de inclusión financiera y estabilidad macroeconómica.

El despido de Lisa Cook se suma a la presión que Trump ejerce sobre Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal. Desde hace semanas, el mandatario reclama una bajada agresiva de los tipos de interés para estimular la economía. Con la salida forzada de Cook y la vacante dejada por Adriana Kugler a principios de agosto, la Junta de Gobernadores queda reducida a seis miembros.
Los otros integrantes son Powell, Philip Jefferson, Michelle Bowman, Michael Barr y Christopher Waller. La ausencia de Lisa Cook podría alterar los equilibrios internos en un momento en el que cada voto pesa.