En menos de dos años, el Palacio de Matignon, sede del Gobierno francés, ha visto desfilar a cuatro primeros ministros distintos: Élisabeth Borne, Gabriel Attal, Michel Barnier y François Bayrou. En los próximos días, Emmanuel Macron nombrará al quinto, confirmando así un récord histórico: ningún presidente de la V República ha tenido tantos jefes de Gobierno en tan poco tiempo.
La inestabilidad política que sacude Francia desde las legislativas de 2024 ha colocado a Macron en un terreno desconocido incluso para los presidentes más hábiles de la historia reciente. En apenas 20 meses, el país ha vivido una sucesión de dimisiones, ceses y mociones de censura que han convertido al Palacio de Matignon en una silla caliente.

Un récord incómodo
Hasta ahora, François Mitterrand ostentaba la marca de presidentes con más primeros ministros: siete en sus 14 años de mandato (1981-1995). Sin embargo, todos ellos superaron los dos años en el cargo. Macron, en cambio, iguala ya esa cifra en menos de ocho años de presidencia, con la diferencia de que Michel Barnier pasó a la historia como el primer ministro más breve de la V República, apenas 99 días en el cargo.

El contraste con otros mandatarios recientes es llamativo: Nicolas Sarkozy solo tuvo dos primeros ministros en cinco años (Dominique de Villepin y François Fillon), y François Hollande tres en su único mandato. Fillon, precisamente, es uno de los jefes de Gobierno más longevos de la historia francesa, solo superado por Georges Pompidou en los años sesenta, antes de convertirse él mismo en presidente.
El precio de la disolución
La actual crisis se remonta a la arriesgada decisión de Macron de disolver la Asamblea Nacional el 9 de junio de 2024, tras la derrota de su partido en las elecciones europeas. Fue la primera disolución desde Jacques Chirac en 1997, y el movimiento estaba pensado para recuperar margen de maniobra. Pero el cálculo salió mal.
Las legislativas anticipadas dejaron un hemiciclo ingobernable, dividido en tres bloques irreconciliables: la izquierda del Nuevo Frente Popular, la ultraderecha del Agrupamiento Nacional de Marine Le Pen y el campo centroderechista donde conviven los macronistas y parte de Los Republicanos.
El resultado: ningún grupo tiene mayoría suficiente para gobernar, pero todos tienen la capacidad de derribar gobiernos a golpe de moción de censura.
Primeros ministros atrapados en la aritmética parlamentaria
Durante su primer mandato, de 2017 a 2022, tuvo dos primeros ministros: Edouard Philippe y Jean Castex. Pero su segunda etapa está marcada por la incertidumbre. Macron ha intentado distintas fórmulas para sostener su segundo mandato. Tras Elizabeth Borne, la segunda “premier” de Francia, Gabriel Attal, su protegido, resistió apenas ocho meses, hasta septiembre de 2024, cuando dimitió tras el fin de los Juegos Olímpicos de París. Su sustituto, Michel Barnier, buscaba tender puentes con la derecha, pero fue derrotado en diciembre por una moción de censura, estableciendo un récord negativo en la política francesa.

François Bayrou, veterano centrista y viejo aliado de Macron, fue el siguiente en ocupar el cargo. Pero incluso su experiencia y sus dotes negociadoras han chocado con la misma realidad: una Asamblea bloqueada, en la que enemigos ideológicos se alían puntualmente para tumbar proyectos del Ejecutivo.
Ahora, tras la caída de Bayrou y otro relevo en puertas, Macron afronta el dilema de encontrar un perfil capaz de sobrevivir en un terreno político minado.
El legado de la inestabilidad
Con el horizonte de 2027 cada vez más cercano, el presidente francés corre el riesgo de quedar asociado no tanto a sus reformas -como la polémica ley de pensiones de 2023- sino al inédito desfile de primeros ministros que ha jalonado su segundo mandato.

Lo que en su día se presentó como una apuesta por revitalizar el sistema político francés puede terminar convertido en el símbolo de una presidencia atrapada en la parálisis y la división.