Amenaza rusa

Máxima alerta en la UE por los ejercicios militares de Rusia y Bielorrusia ante sus fronteras

Tras la incursión de drones rusos en territorio de Polonia la semana pasada, oficiales europeos temen que los ejercicios conjuntos de Moscú y Minsk supongan una amenaza de seguridad

Captura de vídeo del Ministerio de Defensa ruso.
EFE/EPA/SERVICIO DE PRENSA DEL MINISTERIO DE DEFENSA DE RUSIA

Con el temor de fondo de que la invasión rusa de Ucrania se acabe extendiendo hacia otros países europeos, este domingo los ejércitos de Rusia y Bielorrusia participaron conjuntamente en los ejercicios “Západ-2025”, considerados por la Unión Europea (UE) como una amenaza potencial contra la integridad territorial de sus estados miembro.

Los ejercicios militares rusos-bielorrusos involucran operativos a gran escala realizados en ambos países, incluidos en territorios estratégicos y zonas marítimas como el mar Báltico y el mar de Barents. Entre otras pruebas, se testearon sistemas avanzados de misiles hipersónicos Tsirkón y Oréshnik, así como pruebas de armas nucleares tácticas o mecanismos de guerra electrónica.

Moscú y Minsk buscan simular escenarios de conflicto con una invasión a gran escala. Aunque en la práctica el ejército ruso ha demostrado ser más deficiente de lo esperado -sus bajas en Ucrania se cuentan por cientos de miles-, el gesto es visto como una muestra de la alianza inquebrantable con su aliado en Bielorrusia.

“Estamos siguiendo de cerca este ejercicio militar estratégico conjunto que se está llevando a cabo en el territorio de Bielorrusia”, comentó Annita Hipper, portavoz de exteriores de la Comisión Europea. Por su parte, Kaja Kallas, jefa de la diplomacia exterior de la UE, instó a Moscú y Minsk a que “cumplan plenamente” el documento de Viena de 2011 de la Organización de la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), que “exige la notificación previa de las actividades militares”.

Contra pronóstico, militares estadounidenses sorprendieron con una visita este lunes a los responsables de los ejercicios militares conjuntos entre Rusia y Bielorrusia. En el marco de la creciente tensión entre el Kremlin y la OTAN, la Casa Blanca apostó por intentar apaciguar las aguas, pese a los frustrados intentos de Donald Trump para materializar un acuerdo de paz para Ucrania.

“Mostraremos lo que les interese. Lo que usted quiera, pueden venir y ver, hablar con la gente”, dijo Viktor Khrenin, ministro de defensa bielorruso, a los visitantes estadounidenses. La presencia de los oficiales de EE.UU. certifica los lazos cordiales que Washington mantiene con Minsk, un estrecho aliado de Rusia que permitió a Moscú utilizar su territorio para enviar decenas de miles de tropas a Ucrania en febrero de 2022.

John Coale, enviado especial de Trump, estuvo en Minsk la semana pasada para mantener conversaciones con el líder bielorruso Alexander Lukashenko, que accedió a liberar a 52 presos de sus cárceles, entre ellos periodistas y opositores políticos. A cambio, Washington concedió un alivio de las sanciones a la aerolínea nacional bielorrusa Belavia, permitiéndole realizar el mantenimiento y comprar componentes para su flota, que incluye aviones Boeing. Trump quiere reabrir la embajada estadounidense en Bielorrusia en un futuro próximo, normalizar los lazos y reactivar la relación económica y comercial, según Coale.

Pese a la supervisión estadounidense, la OTAN sigue con preocupación el disparo de misiles Tsirkón en las maniobras, que fueron usados por primera vez el año pasado en Ucrania. También fueron testeados por tropas rusas frente a las costas de Siria, antes del derrocamiento del régimen de Bashar al-Assad, que fue el principal aliado de Moscú en Oriente Medio.

El mismo día en que Rusia y Bielorrusia iniciaron las maniobras, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, anunció la puesta en marcha de la iniciativa militar “Centinela Oriental”, que tiene el objetivo de reforzar el flanco oriental de la alianza transatlántica. La coincidencia de las maniobras planeadas por Moscú justo después del disparo de drones hacia Polonia encendió las alarmas.

“La OTAN está en guerra con Rusia, y está de facto involucrada en la guerra de Ucrania”, consideró Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin. El gobierno de Moscú, que se esfuerza por mostrarse como el país agredido, advirtió que “permitir que los países de la OTAN derriben drones rusos sobre Ucrania significa declarar la guerra entre la alianza y Rusia”.