Por una mezcla de ignorancia y mala fe, la solidaridad con Palestina acaba traspasando límites en todo el mundo. Si bien la crítica a las políticas y al Gobierno de Israel son legítimas -como contra cualquier otro estado-, comunidades e individuos judíos en todo el mundo sufren una oleada de odio desenfrenado desde los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 y el estallido de la guerra en Gaza.
Pocos días después del inicio de la ofensiva bélica israelí, un colegio con alumnos judíos de Barcelona amaneció con una pintada: “Hitler tenía razón”. En fiestas de carnavales en España, aparecieron disfraces con estrellas de David y cabezas de bebés (de juguete) cortadas. La asociación es directa y maligna: los judíos (todos) son asesinos de niños.
El asesinato de Yaron y Sarah
El último trágico episodio del antisemitismo desenfrenado en Occidente fue el asesinato este miércoles de Yaron Lischinsky y Sarah Milgrim, dos empleados de la Embajada de Israel en Washington que fueron baleados tras salir de un evento en el Museo Judío de Washington DC. El asesino, que fue capturado por las Fuerzas de Seguridad, gritó “¡Palestina libre”! ante las cámaras.

Las alarmas se encendieron en Europa, cuando casas y propiedades judías amanecieron marcadas con estrellas de David tras el estallido de la guerra en Gaza. El señalamiento evocó a la barbarie que sufrieron sus antepasados en el viejo continente: el h empezó con el señalamiento de negocios y viviendas y el lenguaje discriminatorio antijudío, para luego derivar en políticas discriminatorias y culminar en la exterminación de 6 millones de judíos a manos de los nazis.
Ocultan su identidad
Fruto del hostigamiento, muchos judíos temen mostrar su identidad en público. Las mezuzot, pequeñas cajas con un pergamino de la Torá que se pone en la entrada de las viviendas son retiradas. En las calles, lucir la kipá u otro símbolo judaico puede costar insultos o agresiones.

En Francia, que alberga una de las comunidades judías más grandes de Europa con cerca de medio millón de integrantes, la situación se salió de control tras el asesinato de una mujer el 4 de noviembre de 2023. La mataron a cuchillazos en su hogar, y el perpetrador pintó luego una esvástica nazi en la puerta. El 17 de mayo de 2024, un hombre de origen argelino incendió una sinagoga, causando daños significativos. En junio, tres adolescentes fueron detenidos por violar y agredir brutalmente a una niña judía de 12 años en un espantoso ataque motivado por el antisemitismo.
Ataques en España
En España, el último ataque antisemita se produjo a principios de marzo, cuando un individuo intento incendiar un restaurante de comida kosher en Madrid lleno de clientela. Afortunadamente, la rápida reacción del personal impidió el incendio y una tragedia mayor. El 18 de octubre de 2023, la sinagoga Or Zaruah de Melilla fue atacada por una multitud, que gritaba “Israel asesina” mientras ondeaba bandearas palestinas.
Alemania, país con un turbio pasado antisemita y muy comprometido con sus políticas públicas a combatir el antisemitismo, tampoco se libró del fenómeno. Fruto de su sentimiento de culpabilidad por lo que perpetraron los nazis, las autoridades de Berlín censuran habitualmente actos de solidaridad con Palestina o cualquier criticismo a las políticas del estado de Israel. La situación se deterioró a partir del 18 de octubre de 2023, cuando se lanzaron cócteles molotov contra una sinagoga en el barrio berlinés de Mitte. En abril del 2024, otro artefacto incendiario fue lanzado a otra sinagoga en Oldenburg. En Berlín, un turista español fue apuñalado en un Memorial del Holocausto por un sirio que expresó su deseo de “matar judíos”.
El antisemitismo en Australia
En la otra punta del mundo el antisemitismo también cobra fuerza. En diciembre de 2024, la sinagoga Adass Israel de Melbourne (Australia) fue incendiada, en un incidente catalogado como ataque terrorista por las autoridades. En enero de 2025, se amenazó a fieles judíos y se pintaron esvásticas en propiedades y sinagogas.

En el norte de África y Oriente Medio apenas quedan judíos, ya que mayormente fueron hostigados, masacrados y expulsados a raíz de la creación del estado de Israel. Pero en Túnez, donde queda una minoritaria presencia judía, la sinagoga El Ghriba, en la localidad de Yerba, un guardia armado abrió fuego y asesinó a cinco personas durante una peregrinación judía.
Sin un lugar seguro para vivir
En Daguestán (Rusia), una república de Rusia con mayoría de población musulmana, una multitud trató de linchar a pasajeros que llegaban desde un vuelto de Tel Aviv en octubre de 2023. En Suiza, un joven de 15 años apuñaló a un judío ortodoxo en Zúrich en marzo de 2024, alegando actuar “en nombre de la mezquita de Al Aqsa”. En barrios con presencia de judíos ultraortodoxos en Londres o Nueva York, los insultos y agresiones son constantes, y las Fuerzas de Seguridad locales son incapaces de atajar el fenómeno.
El ataque de este miércoles en Washington fue el primer incidente antisemita mortal en EE UU desde 2019, cuando un asesino mató al judío Josef Neumann al salir de una fiesta de Janucá. Un año antes, un supremacista blanco asesinó a 11 feligreses en la sinagoga “Árbol de la Vida” en Pittsburg (Pensilvania). La consecuencia de este fenómeno es que judíos de todo el mundo se plantean cual es el lugar más seguro en el mundo para vivir: Israel, sumido en una espiral bélica sin fin; o la diáspora, donde se sienten eternamente rechazados y hostigados.