Eurovisión 2025

Austria gana por encima de Israel y España se hunde en el antepenúltimo puesto

A pesar de una puesta en escena impecable y una interpretación vibrante de "Esa diva", la representante española solo obtuvo 37 puntos, en una edición marcada por tensiones políticas y la victoria de Austria con JJ

Melody, en su actuación en la final de Eurovisión
Melody, en su actuación en la final de Eurovisión

España volvió a quedarse lejos de los primeros puestos en Eurovisión. A pesar de una de las actuaciones más potentes de la noche, Melody solo logró 37 puntos en la gran final del Festival celebrada en Basilea. El resultado, antepenúltimo (24ª de 26 países), contrasta con la expectación generada por su propuesta: una canción de empoderamiento femenino, una estética rotunda y una intérprete entregada. La sevillana ofreció un espectáculo total que incluyó volantes, coreografía, giro escénico y un “pelicóptero” de bata de cola que encendió a la audiencia. Pero esta vez, ni la diva pudo salvarse.

El festival fue ganado por Austria con el joven JJ y su tema Wasted Love, una pieza híbrida entre ópera contemporánea y beats electrónicos que acumuló 436 puntos. Israel, que partía como favorita en las casas de apuestas, acabó segunda con 357, y Estonia, gracias al apoyo del jurado, cerró el podio. España, con 27 puntos del jurado y tan solo 10 del televoto, no logró conectar con el voto popular europeo.

Una actuación impecable

Melody subió al escenario suiza a las 22:45, en decimosexto lugar, y no decepcionó. Vestida con un diseño del andaluz Gustavo Adolfo Tarí —una creación a medio camino entre el folclore y el glam, con más de 15.000 cristales cosidos a mano—, interpretó Esa diva con fuerza, seguridad y precisión vocal. La puesta en escena, dirigida por Hideo Nakata y con coreografía de Vicky Gómez, incluyó una estructura circular giratoria, abanicos, proyecciones de luz y una representación simbólica del empoderamiento femenino que arrancó vítores en el pabellón de St. Jakobshalle.

El cambio de vestuario en pleno directo —pasando del vestido negro con volantes al body brillante tipo armadura— simbolizaba “la transformación de una mujer que deja de vivir por los demás para brillar por sí misma”, explicó la artista en declaraciones previas. Una metáfora visual que fue muy comentada en redes sociales.

Melody durante la semifinal de Eurovisión.
Melody durante la semifinal de Eurovisión.

“Lo he dado todo. Esta actuación ha sido por todas las mujeres que no se sienten representadas, por las que necesitan saber que su voz también importa”, dijo Melody en zona mixta justo después de cantar. “Yo me siento ganadora por el cariño que me llevo y por el respeto al trabajo de tantos meses”.

Un contexto envenenado

Pero Eurovisión no vive solo de canciones. En esta edición, la política ha marcado más que nunca el ambiente. La participación de Israel en pleno conflicto en Gaza generó protestas y divisiones en numerosos países, incluida España. RTVE se convirtió en protagonista involuntaria tras emitir durante la semifinal un mensaje explícito: “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina”. La UER (Unión Europea de Radiodifusión) advirtió de que podría sancionar por “uso político del festival”, a pesar de que el mensaje no fue emitido durante la actuación israelí ni dirigido contra su candidatura.

Pese al aviso, RTVE decidió mantener su postura e inició la retransmisión de la final con un cartel negro donde reiteraba su compromiso con los derechos humanos. Israel presentó una queja formal y algunos sectores del jurado europeo deslizaron su malestar. El impacto en las votaciones fue evidente: España solo recibió votos del jurado en cinco países y quedó entre las cinco últimas para la mayoría del televoto. La sensación, entre los enviados especiales en Basilea, fue que se estaba penalizando más a la televisión pública española que a la artista en sí.

La representante de Israel en Eurovisión

Un camino de dignidad

Con este resultado, España encadena su enésima decepción eurovisiva, a pesar de haber apostado por una artista consolidada y una canción construida desde el orgullo nacional. Melody, que se dio a conocer con El baile del gorila a los 10 años, lleva más de dos décadas de carrera musical. En 2025, volvió a escena con una propuesta que ella misma calificó de “homenaje a las mujeres que rompen con todo”.

“Estoy cansada de que se hable de lo que llevamos puesto, de si gritamos o no, de si somos demasiado”, dijo a GQ España. “Esta canción es para decir: sí, lo somos. Demasiado para ti”.

La pieza, compuesta por Paco Salazar y María Peláe, está llena de referencias a figuras femeninas, desde Carmen Amaya a Lola Flores. Su letra desafía la mirada patriarcal y abraza una imagen de poder con sentido del humor: “Soy esa diva que se arrima al balcón, que te dice en la cara lo que no”. Aunque parte del jurado internacional consideró la propuesta “excesiva”, también fue de las más aplaudidas por la prensa acreditada en la sala de visionado.

El futuro de la diva

A pesar del revés, la figura de Melody sale reforzada en términos mediáticos. Su autenticidad, su preparación y su compromiso con el mensaje de la canción han sido ampliamente reconocidos por artistas y medios; es una de las propuestas más trabajadas y personales de los últimos años.

Puede que el festival no quisiera divas este año —al menos, no españolas—, pero Melody ha demostrado que hay formas de perder que engrandecen. Mientras Austria celebra su primer triunfo desde 2014, España puede al menos decir que envió a una artista que no se doblegó. Y eso, en Eurovisión, no es poca cosa.

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