Guerra en Gaza

Segundo pasaporte: la joven empresaria jordana que ayuda a gazatíes a huir de la guerra

A sus 30 años, Mai Azinat dirige la compañía Multicitenzship, que ayuda a obtener segundos pasaportes para gente que escapa de conflictos en Oriente Medio como el de Gaza

Gaza
Mai Enizat, CEO de Multicitizenship
Cedida

Desde una oficina en Ammán, la capital de Jordania, una joven de apenas 30 años ha logrado cambiar la vida de cientos de personas atrapadas en conflictos, burocracia y fronteras infranqueables. Su nombre es Mai Enizat, y su empresa, Multicitizenship, especializada en ciudadanías por inversión, no solo se dedica a asesorar a empresarios o celebridades que buscan más libertad de movimiento

También es, en muchas ocasiones, la única salida real para personas como Motaz Azaiza, un popular fotoperiodista palestino de Gaza, cuyo pasaporte lo mantenía prisionero. Motaz documentó con su cámara algunos de los peores horrores de la Franja de Gaza durante los primeros compases de la ofensiva bélica israelí, desatada tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel.

El trabajo de Motaz, viralizado en redes sociales, atrajo la atención internacional. Recibía invitaciones para hablar en conferencias, participar en exposiciones y dar testimonio de lo que ocurre en Gaza. Pero había un problema: su pasaporte palestino no le permitía viajar libremente. Ante la negativa de Egipto de abrir su frontera en el cruce de Rafah con la Franja de Gaza, no había escapatoria posible a los bombardeos.

Fue entonces cuando entró en escena Mai Enizat. Desde su sede en Jordania y con ayuda de su red de contactos en Palestina -su empresa cuenta con una oficina en Ramala-, Mai se propuso sacar adelante el caso de Motaz, quien carecía de muchos de los documentos necesarios para iniciar cualquier trámite. “No tenía su certificado de nacimiento, ni sus títulos educativos. En Gaza todo está cerrado, todo es un caos”, relata Enizat por videoconferencia a Artículo14.

Los cirujanos operan a un palestino herido en la oscuridad en el Hospital Al-Quds en el norte de Gaza
EFE/EPA/HAITHAM IMAD

La solución vino a través de Multicitizenship, que logró gestionar para Motaz una ciudadanía por inversión en Dominica, una isla caribeña con la que Mai trabaja habitualmente. “Nosotros patrocinamos su caso”, explica. Es parte del compromiso social que su empresa mantiene con personas afectadas por guerras y desplazamientos forzosos.

“Todo tiene que ser 100% legal”

El proceso fue largo y laborioso. “Tuvimos que contactar directamente con la ONU para conseguir cartas que demostraran su experiencia laboral o sus ingresos. También reunir pruebas de que no tenía antecedentes penales y de que los fondos eran lícitos. Todo tiene que ser 100% legal”, recalca Mai. Una vez completado el expediente, y tras sortear los obstáculos del cruce de fronteras -Motaz logró salir hacia Egipto, y desde allí voló a Qatar, donde finalmente recibió su pasaporte-, el joven fotoperiodista pudo por fin respirar.

“Cuando nos conocimos en persona, ya con su nuevo pasaporte en la mano, vino a mi oficina a darnos las gracias. Fue uno de los momentos más emocionantes de mi carrera”, recuerda la empresaria. Nacida en 1994 y graduada en Trabajo Social y Derechos Humanos por la Universidad de Jordania, Mai lleva trabajando desde los 18 años. Tras pasar por varias compañías internacionales, hace cuatro años decidió adentrarse en el sector de la ciudadanía por inversión. “Me apasiona este mundo porque une negocio y humanidad. Puedes mejorar la vida de las personas mientras generas nuevas oportunidades”, aclara.

Palestinos lloran durante el funeral de sus familiares en el hospital Al-Shifa después de un ataque aéreo israelí en la ciudad de Gaza
EFE/EPA/MOHAMMED SABER

Multicitizenship ofrece ciudadanía en varios países del Caribe —como San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, Granada, Antigua y Dominica— a personas con capacidad económica que cumplen ciertos requisitos legales. Pero más allá del perfil típico de empresarios, Mai ha enfocado gran parte de sus esfuerzos en ayudar a supervivientes de conflictos.

“El 90% de mis clientes nunca me han visto en persona. Gestionamos todo de forma remota. Les llega su pasaporte a la puerta de casa, sin necesidad de trasladarse ni hablar otro idioma”, aclara. En muchos casos, su trabajo implica también conseguir documentación inaccesible, gracias a su red de colaboradores en diferentes países y al conocimiento del complejo entramado legal internacional.

La CEO más joven en este ámbito

Mai celebra que todos los expedientes que ha tramitado han sido aprobados. “Mi equipo y yo revisamos cada detalle con un rigor absoluto. Nos tomamos cada caso como si fuera único”, afirma. Esta meticulosidad ha convertido a su firma en un referente dentro del sector, y a ella en la CEO más joven del mundo en este ámbito.

Aunque Multicitizenship no es una ONG y sus servicios no son accesibles para todos —los programas requieren inversiones que rondan los 200.000 dólares y un historial limpio y verificable—, Mai aprovecha su posición para impulsar cambios. “Ojalá pudiéramos ayudar a todo el mundo, pero no es posible. Intentamos seleccionar algunos casos especiales a los que podamos patrocinar o ayudar por vías alternativas”, explica. Ha recibido solicitudes de personas de Yemen, Siria, Palestina, Jordania y otros países devastados por la guerra o la represión.

Situaciones desesperadas

“La parte más dura de este trabajo es hablar a diario con personas que están en situaciones desesperadas. Familias enteras marcadas por el dolor, la pérdida, la incertidumbre. Pero cuando conseguimos ayudarles, cuando veo que un chico como Motaz puede por fin empezar de nuevo, sé que todo el esfuerzo ha valido la pena”, prosigue.

Una abuela llora la muerte de un niño en el hospital Al-Shifa de la ciudad de Gaza
EFE/EPA/MOHAMMED SABER

Mai asegura que su éxito radica en una mezcla de empatía, habilidades de comunicación y conocimiento intercultural. “Tienes que saber hablar con cada persona en su idioma, y no me refiero solo al idioma literal. Hay que entender sus códigos, su dolor, su contexto”, dice. Con una mirada joven, global y comprometida, Mai Enizat entiende que la movilidad no es solo un privilegio, sino, muchas veces, una cuestión de supervivencia.