Opinión

¿Para cuándo Reinhart, Mazzucato o tantas otras?

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Llevo casi desde el principio escribiendo una columna semanal sobre temas económicos en este Artículo14, que hace del feminismo y de la igualdad entre mujeres y hombres su seña de identidad. Pensando el otro día, me pareció oportuno conceder, de vez en cuando, un espacio a las mujeres que han dedicado su esfuerzo e inteligencia a la ciencia económica en diversos planos.

La Real Academia Española de la Lengua destaca entre las distintas acepciones del vocablo economía la de “ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos”. Así leído parece que es una disciplina en la que cabe pensar que las cualidades que se presumen a la mujer están sobradamente plasmadas pues hablamos de necesidades materiales y empleo de bienes escasos.

El reconocimiento que se ha tenido hasta ahora hacia la contribución de la mujer a la evolución de la ciencia económica ha sido magro. El Premio Nobel de Economía se comenzó a conceder en 1969. Desde entonces, y han trascurrido 57 ediciones, sólo tres mujeres han merecido el galardón. Han sido las siguientes: Elionor Ostrom (2009), Esther Duflo (2019) y Claudia Goldin (2023). El galardón se ha destinado este año a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt por haber estudiado la relación entre crecimiento económico e innovación. No seré yo quién discuta los méritos de los premiados, pero sí que no deja de llamar la atención el poco reconocimiento que las mujeres economistas han tenido en los avances económicos si atendemos a los Premios Nobel. Sonaban algunas economistas para la edición de este año, como oportunamente recogió Laura Vilamor el pasado 14 de octubre en Artículo14, pero ninguna ha merecido la atención del exigente jurado.

Las tres Nobel están unidas en los trabajos que las condujeron al premio por una visión de los algunos aspectos sociales de la economía. Elionor Ostrom estudió ampliamente la gobernanza de los bienes comunes por parte de los usuarios en lugar de dejarlos en manos de empresas o gobiernos. Esther Duflo, premiada a sus juveniles 44 años, ha dedicado sus esfuerzos a comprender la vida económica de las personas en situación de pobreza con el objetivo de elaborar y evaluar las políticas sociales. Por último, Claudia Goldin obtuvo el premio por sus investigaciones sobre la brecha salarial de género y la menor presencia de la mujer en el mercado laboral.

Al analizar el actual panorama de estudio de la ciencia económica se aprecia la presencia de mujeres de gran prestigio e influencia en las decisiones políticas. Una de las figuras más destacadas es la cubano-americana Carmen Reinhart, de gran simpatía personal y de enorme rigor y brillantez académica, con una importante trayectoria en el Fondo Monetario Internacional. Poseedora de la cátedra Minos A. Zombanakis de la Escuela de Gobierno de John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, doctora por la Universidad de Columbia, miembro del Instituto Peterson for Internacional Economics de la Universidad de Maryland y asesora de la Oficina Presupuestaria del Congreso de Estados Unidos, la Reserva Federal y del Banco Mundial. Destaca por sus investigaciones en macroeconomía y finanzas internacionales, con especial atención al estudio de las crisis financieras, la deuda y los flujos de capital. Sin duda, es una de las economistas más influyentes de los últimos años, tanto desde el punto de vista académico como en las instituciones de política económica. Su voz y su criterio se escucha con atención.

La italiana Mariana Mazzucato es otra de las economistas más sugestivas del momento. De talante progresista, se la considera una de las mejores mentes en innovación. Es profesora de Economía de Innovación y directora del Instituto para Innovación y Propósito Público de University College of London. Autora de numerosos libros, y con tesis siempre controvertidas, sus investigaciones se dirigen a la relación entre mercados financieros, innovación y crecimiento económico. A menudo crítica con la contribución de las empresas, sus estudios han abarcado sectores tan cruciales como la farmacia, la tecnología o el automóvil. Ha analizado un fenómeno tan contemporáneo como las burbujas bursátiles y los cambios tecnológicos.

La zambiana Dambisa Moyo también destaca con luz propia. Tiene un doctorado en ciencias económicas por la Universidad de Oxford, un máster en la Universidad de Harvard, un MBA en finanzas y una licenciatura en químicas en la Universidad de Washington. Ha sido consultora del Banco Mundial y jefe de investigación de Goldman Sachs. Buena parte de sus investigaciones se centran en los países en desarrollo y sus sistemas de ayudas y ahorros, con especial atención a África subsahariana.

Pinelopi Koujianou Goldberg es titular de la Cátedra Elihu de Economía en la Universidad de Yale. Fue economista jefe del Banco Mundial desde 2018 hasta 2020. Sus áreas de especialización son la microeconomía aplicada, el comercio internacional y la organización industrial, con atención a los derechos de propiedad intelectual en los países en desarrollo y la discriminación de precios internacional. Stephanie Kelton, profesora en la Universidad de Stony Brook, fue economista jefe en el Comité de Presupuestos del Senado de EEUU y asesora económica de las campañas presidenciales de Bernie Sanders. Es una autoridad en teoría monetaria. Amy Finkelstein, profesora de MIT, codirectora y asociada de investigación del National Bureau of Economic Research, se ha especializado en finanzas públicas y economía de la salud, con un enfoque en seguros de salud.

La india Gita Gopinath, profesora de la Universidad de Harvard, combina gestión e investigación. Es la subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), donde ya ocupó el cargo de directora del Departamento de Estudios. Sus trabajos se centran en las finanzas internacionales y la macroeconomía. En aspectos como tipos de cambio, comercio e inversión, crisis financieras internacionales, política monetaria, deuda y crisis de mercados emergentes.

En Europa aparece Isabel Schnabel, miembro de la junta ejecutiva del Banco Central Europeo y profesora de economía financiera en la Universidad de Bonn, quien ha investigado la relación entre la regulación bancaria y las crisis financieras. Hélène Rey, catedrática de Economía de la London Business School, ha estudiado el comercio internacional, los desequilibrios financieros y el sistema monetario internacional. Otra influyente personalidad es Kate Raworth, profesora de Oxford y Cambridge. Sus investigaciones se dirigen a cómo los criterios económicos influyen en la gestión de las políticas sociales y ecológicas. Su teoría ha tenido una gran influencia en desarrollo sostenible y activismo político.

Y así podríamos seguir. No faltan mujeres que estudien la economía y que orienten el pensamiento político y económico. Todas ellas han contraído méritos sobrados para los mayores reconocimientos. Muchas de ellas, vuelcan su capacidad de análisis económico en causas sociales envueltas en pensamiento progresista. En otro momento creo que merece la pena dedicar otro artículo a economistas españolas de importancia y también a mujeres que dirigen la economía mundial en posiciones ejecutivas. El mundo ha cambiado mucho, pero todavía hay instituciones que parece no haberse dado cuenta.

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