El PSOE de Extremadura vive sus días más convulsos desde la salida del fallecido Guillermo Fernández Vara de la primera línea política. Lo que parecía una transición tranquila bajo el liderazgo de Miguel Ángel Gallardo se ha convertido en un polvorín interno, con desconfianza, filtraciones y discrepancias públicas que evidencian la fractura del partido a pocas semanas de las elecciones autonómicas convocadas por María Guardiola.
El último Comité Regional del PSOE, celebrado esta semana, fue el escenario donde se hicieron visibles las tensiones. Durante la reunión -de carácter interno- varios dirigentes expresaron su malestar con la actual dirección y con la candidatura de Gallardo a la Junta. El tono fue contenido, pero el debate intenso. Y lo que debía quedar entre las paredes del partido terminó saliendo a la luz en forma de un vídeo filtrado que ha circulado entre militantes y periodistas, encendiendo todas las alarmas.

Entre las voces discordantes destacan la del presidente de la Diputación de Cáceres y exsecretario provincial, Miguel Ángel Morales, quien defendió su “lealtad al partido” pero pidió reflexión sobre la idoneidad de Gallardo como candidato. A Morales se sumaron otros socialistas veteranos como Gervasio Gómez, exalcalde de Caminomorisco, y Luis Mariano Martín, exalcalde de Villasbuenas de Gata, que comparten la idea de que “no es el mejor momento” para insistir en la candidatura de Gallardo.
Cáceres, bastión de unidad
Paradójicamente, el PSOE provincial de Cáceres ha mostrado una imagen de mayor cohesión. Bajo el liderazgo de Álvaro Sánchez Cotrina, la organización cacereña se mantiene unida y ha cerrado filas en torno a la figura de su secretario general provincial. Cotrina y su equipo apuestan por la estabilidad interna, conscientes de que cualquier división visible podría pasar factura en los municipios más pequeños, donde el voto socialista sigue siendo decisivo.
Fuentes del partido en la provincia reconocen, no obstante, que existe preocupación: “Hay desconcierto y sensación de parálisis. Si seguimos discutiendo entre nosotros, llegaremos a las elecciones con los pueblos medio abandonados”, confiesa un dirigente local a Artículo14.

Ibarra toma la palabra
En este contexto, el histórico líder socialista extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra reapareció en el debate regional con declaraciones realizadas en el programa Espejo Público de Antena 3, donde avaló la candidatura de Gallardo.
“Está injustamente tratado por la justicia en Extremadura”, afirmó, añadiendo que “puede ser un buen presidente de la Junta”. Con su aparición, Ibarra no solo aporta respaldo público al candidato sino que mete presión para que la dirección regional cierre renglones internos antes de que la crisis se agrave.
Las fuentes consultadas coinciden en que el escenario electoral no es favorable. “Lo vemos complicado. El PP no sacará mayoría absoluta, pero Vox va a subir mucho y la situación será de ingobernabilidad”. A ello se suma la posibilidad de un adelanto de las elecciones generales, que podría alterar las dinámicas territoriales y dejar a las agrupaciones locales sin margen de maniobra.

Gallardo, por su parte, ha intentado proyectar serenidad. En sus últimas intervenciones públicas ha restado importancia a la filtración y ha defendido que el PSOE extremeño “sigue siendo un partido fuerte, democrático y libre para expresar sus opiniones”. Sin embargo, el daño interno ya está hecho: la grabación del Comité ha dejado al descubierto lo que muchos militantes llevaban meses comentando en privado.
El PSOE extremeño afronta así un tramo decisivo con un mensaje de unidad que suena forzado. Los alcaldes y cargos temen que la imagen de división desmovilice a su electorado tradicional en un contexto de apatía política y desgaste institucional. Aun así, nadie en el partido se atreve a romper públicamente. Las discrepancias se camuflan tras la palabra “lealtad”, una fórmula que permite sobrevivir en silencio mientras el partido busca recuperar rumbo y credibilidad.

