En la actualidad, la única forma que tiene el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, de llegar a la Moncloa es de la mano de su homólogo de VOX, Santiago Abascal. Una realidad más que asumida dentro del partido, aunque en público Feijóo rehúse aclarar si está dispuesto a gobernar en coalición con Abascal como vicepresidente. Al conocerse la convocatoria del Congreso Nacional que el PP celebrará en julio muchas voces se apresuraron a reclamar al presidente del PP que defina su relación futura con VOX. La realidad es que se van a quedar con las ganas. “No nos vamos a meter en ese lío, se trata de salir fortalecidos”, responde un dirigente territorial.
En los últimos días, el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, ha respondido al ser preguntado por esta asignatura pendiente de los populares: “No entiendo una ponencia donde tengas que plasmar cuáles son las estrategias a futuro con otras fuerzas políticas. No tiene por qué estar, eso es otra circunstancia (…) Cada uno que haga su camino por su lado, que nosotros haremos el nuestro”, sentenció el barón andaluz.
Moreno no cree que la ponencia política de PP deba plasmar “estrategias a futuro” con VOX. Pero no es el único. De lo que se trata, según fuentes consultadas, es de hablar del PP y de su proyecto político, y lo que hagan los demás “no entra dentro del ámbito de competencias nuestro, ni en nuestro objetivo, ni en nuestra motivación”, sentencia un líder autonómico.
Precisamente, la elaboración de la ponencia política para el congreso nacional del PP correrá a cargo de Juanma Moreno, del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, de la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca y de la eurodiputada Alma Ezcurra.
Ya existe un “borrador avanzado” tal y como publicó este periódico. Se espera que el texto propuesto se dé a conocer a mediados de junio y, a partir de entonces, empezará el plazo para las enmiendas. Será el momento, durante la segunda quincena de junio, para que el PP de Madrid pueda intentar emprender cierto choque ideológico, aunque no se esperan grandes sacudidas. “El proceso será tranquilo”, según fuentes populares.
Ayuso, Aznar y Aguirre piden más a Feijóo
Desde el entorno de Ayuso se da por seguro la presentación de ciertas correcciones. La realidad es que no existe una figura de peso -próxima a la presidenta madrileña- que vaya a desarrollar las líneas de la ponencia política, pero desde el PP de Madrid se ha explicado que no hay descontento y están señalando y ensalzando el papel de Alma Ezcurra. Ahora es eurodiputada pero ha representado durante años al PP de Madrid -destacó por sus intervenciones nítidas y duras en la Asamblea de Madrid- y es la coordinadora de Reformismo21, el think tank de Génova 13.
En los últimos días, Ayuso ha exigido más a Feijóo: “Un proyecto para España tiene que ser algo más que echar a Sánchez, tiene que ilusionar”, apuntó la presidenta madrileña. La actual lideresa apostó porque se saque “la mejor versión del PP” en un momento “decisivo” para el país. “No queremos solo propuestas de un PP gestor, queremos un PP en clave política“, explican desde el PP de Madrid.
Lo cierto es que Ayuso no es la única que pide más “batalla cultural” al presidente de su partido. La expresidenta madrileña Esperanza Aguirre ha criticado que el PP no haya sabido dar esa batalla y ha halagado el papel de la lideresa. “La línea de Ayuso es la que debería seguir todo el PP”, sentenció Aguirre. Las declaraciones no han sentado muy bien en la sede nacional del PP. El expresidente del Gobierno, José María Aznar, también ha pedido “programas meditados” a la derecha y no “ganar porque el rechazo al adversario es mayor que el entusiasmo”. El entusiasmo de Aznar y la ilusión de Ayuso.
Tras estas serie de declaraciones del sector duro, Feijóo ha recogido el guante subrayando que “todas las batallas hay que darlas y hay que ganarlas”. El líder popular ha asegurado, además, que cumplirá sus promesas: “Por si alguien alberga alguna duda, aclaro: yo no soy un tirano que hace y deshace a su mero antojo. Pero tampoco soy un chisgarabís que se desdice a la primera de cambio. Lo que prometo, lo haré. Empeño mi palabra en ello”, aclaró. Días antes, Aguirre había señalado que, según ella, la derecha se “jodió” cuando el PP de Rajoy “incumplió” su palabra.
El equilibrio complicado con VOX
Hace no mucho tiempo, el PP era el partido hegemónico en el espacio de la derecha. Ha tenido que competir con el partido (ya inexistente) de Ciudadanos dentro del centroderecha, y ahora tiene en su extremo a VOX. Cuando Feijóo aterrizó en Madrid, su equipo verbalizaba que serían capaces de hacer con VOX lo que el PP hizo con la formación de Albert Rivera: comérselo. Algo que, por el momento, no tiene pinta. VOX tiene un suelo firme, que no baja del 12-14%.
La cuestión clave de Feijóo es hacia dónde evolucionar: ¿más centro o más derecha? El equilibrio es muy complicado y la relación con la extrema derecha es una cuestión a nivel europeo, no sólo de nuestro país. La energía, la inmigración o el Estado del bienestar son temas claves para los próximos años y el Partido Popular debe posicionarse con nitidez.
Esta semana Abascal ha reafirmado su posición sobre un posible pacto de investidura y gobierno con el PP si los populares ganan las próximas elecciones generales. El presidente de VOX ha asegurado que podrían llegar a un acuerdo si se “respetan” los “principios” de su partido: “Si nuestros principios están recogidos en un acuerdo de gobierno, podremos llegar a un acuerdo de investidura y de gobierno”, verbalizó Abascal.
Esto no es una novedad. Cada vez hay más voces dentro de VOX que piden no gobernar en una hipotética coalición con Feijóo. Lo ideal sería convertirse en la oposición a ese Gobierno con la idea de seguir creciendo. Aprenderían así de Podemos o de Sumar que, como “peces pequeños”, han terminado engullidos por el “pez grande”.
En este punto debemos fijarnos en nuestro país vecino. En Portugal, el partido de ultraderecha Chega se ha convertido en tercera fuerza política. Su líder, André Ventura (íntimo amigo de Abascal), ya ha transmitido al presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, que su fuerza quiere “estabilidad”, pero ha marcado líneas rojas programáticas. Para que esto suceda en España, Feijóo debe alcanzar -como mínimo- los 155 escaños. Un escenario soñado para el líder popular.