La legislatura se tambalea. La ruptura con Junts y el anuncio de que los siete diputados independentistas votarán en contra de todas las leyes en tramitación han colocado al Gobierno de Pedro Sánchez en un punto muerto. En Moncloa insisten en que la legislatura sigue viva, pero los analistas consultados por Artículo14 coinciden: el Ejecutivo puede resistir, pero no gobernar.
“Se puede aguantar, pero no se puede gobernar”, resume el politólogo José Rojo en conversación con este periódico. A su juicio, el Gobierno “mantiene el poder formal, pero ha perdido su capacidad legislativa”. Las palabras del analista reflejan el diagnóstico que comparten varios expertos: Sánchez puede seguir al frente del Ejecutivo, pero cada votación será una batalla.

Un bloqueo sin precedentes
El bloqueo parlamentario ha dejado al Gobierno sin margen político. “En cualquier condición de normalidad, una pérdida de mayoría como esta induciría a un adelanto electoral”, explica el analista político Lluís Orriols. “Lo lógico sería disolver las Cortes y convocar elecciones, pero esta vez no parece que vaya a ocurrir”. Según Orriols, el Gobierno cree que “tener la legislatura muerta no le va a suponer un gran desgaste”.
Los politólogos coinciden en que la decisión de Junts responde más a una necesidad interna que a una estrategia nacional. “Detrás de este portazo está la supervivencia de la propia formación”, apunta Orriols. Junts, dice, “se ve acosado por Aliança Catalana, que está captando el voto de la derecha independentista y el desencanto con la política tradicional”. De ahí, añade, “la necesidad de marcar distancias con el PSOE y reafirmar su liderazgo ante su electorado”.
Rojo comparte ese análisis. “Junts necesita dejar claro que no apoya al PSOE, para competir con Aliança desde la derecha catalana”, señala. Según el politólogo, “esta ruptura tan explícita es una forma de decirle a su votante que van en serio, que no son una fuerza servil ni rendida a Madrid”.

Sánchez y el manual de resistencia
Pese al bloqueo, los analistas creen que Sánchez intentará resistir. “Ahora mismo, un adelanto electoral llevaría probablemente a una derrota del PSOE”, explica Rojo. “El presidente ha construido su carrera sobre la idea de la resistencia, y su prioridad será agotar la legislatura, aunque eso suponga no poder legislar”.
Orriols, en cambio, ve más riesgo en esa estrategia. “Gobernar así genera un desgaste que no compensa”, advierte. “Lo razonable sería adelantar las elecciones antes de llegar más debilitado”.

Entre el desgaste y la supervivencia
Los casos judiciales que afectan a antiguos -y actuales- colaboradores del Gobierno tampoco ayudan, aunque los expertos coinciden en que no serán el factor decisivo. “El PSOE se protege con el discurso del lawfare y del ataque político”, dice Rojo, “pero la imagen de desgaste está ahí”. Aun así, añade, “no parece que esas causas vayan a tumbar al Gobierno, salvo que algún ministro acabe imputado”.
El margen político, reconocen, es mínimo. “El Parlamento está bloqueado, y sin socios, el Ejecutivo no puede aprobar leyes”, sostiene Rojo. Orriols coincide: “Ante un bloqueo de esta magnitud, la pauta habitual es la caída del Gobierno”.
Aun así, los dos analistas creen que la ruptura con Junts puede no ser definitiva. “Llevan amenazando con romper desde la investidura”, recuerda Rojo. “¿Por qué la ruptura de ahora debería ser creíble? ¿Qué gana Junts?”, se pregunta. Y recuerda: “Podemos, por ejemplo, ya ha tenido que dar marcha atrás varias veces con algunos de sus ‘noes‘”, sentencia.


