Volver a la oficina y seguir dando el pecho parece imposible, pero no lo es: el plan infalible

Lejos de ser una utopía, mantener la lactancia al reincorporarse a la oficina es una realidad cada vez más común

Madre amamantando a su bebé
CSIC

La vuelta al trabajo después de la baja por maternidad puede ser un momento tan esperado como temido. Entre la adaptación a la rutina laboral, la gestión del tiempo y la separación del bebé, muchas madres sienten que continuar con la lactancia es una misión imposible. Sin embargo, compatibilizar la lactancia materna con la vuelta a la oficina sí es posible. Solo hace falta planificación, apoyo y conocer los derechos que amparan a las madres trabajadoras.

A continuación, te ofrecemos una guía práctica con los pasos, herramientas y estrategias que te permitirán seguir amamantando a tu bebé mientras retomas tu vida profesional.

Conocer tus derechos: el primer paso imprescindible

La legislación española protege la lactancia materna dentro del entorno laboral. Según el Estatuto de los Trabajadores, las madres tienen derecho a una hora diaria de ausencia del trabajo para la lactancia del hijo hasta que este cumpla nueve meses. Esa hora puede dividirse en dos fracciones o acumularse para disfrutar de días completos de permiso, si así se acuerda con la empresa o el convenio colectivo.

Además, muchas compañías han incorporado políticas de conciliación que facilitan la extracción y conservación de la leche durante la jornada, habilitando espacios adecuados para ello. Si tu oficina no dispone de uno, la ley también establece que debe garantizarse un entorno privado, limpio y seguro para este fin.

Planificar la extracción: tu gran aliada

Una de las claves para mantener la lactancia es crear un banco de leche materna. Esto te permitirá cubrir las tomas del bebé cuando estés fuera de casa sin tener que recurrir a la leche de fórmula.

Lo ideal es comenzar a extraer y almacenar leche una o dos semanas antes de reincorporarte al trabajo. Así, podrás familiarizarte con el sacaleches y generar una pequeña reserva. Los expertos recomiendan extraer leche en el mismo horario en que tu bebé suele mamar, para mantener el ritmo de producción.

Consejo práctico: invierte en un buen sacaleches eléctrico doble y bolsas o biberones de almacenamiento. La leche puede conservarse hasta 4 horas a temperatura ambiente, 4 días en nevera y hasta 6 meses en congelador.

Crear una rutina en el trabajo

El primer día de vuelta puede resultar abrumador, pero establecer una rutina ayuda a normalizar el proceso.

  • Busca un lugar tranquilo donde puedas realizar la extracción sin interrupciones.
  • Lleva una nevera portátil con acumuladores de frío para conservar la leche hasta que llegues a casa.
  • Si tienes una jornada larga, planifica dos extracciones diarias (por la mañana y por la tarde) para mantener la producción estable.

Hablar abiertamente con tu empresa o superior también puede marcar la diferencia. Muchas madres descubren que, al explicar la importancia del proceso, sus equipos muestran empatía y flexibilidad con los horarios o los descansos.

Adaptar la lactancia a la nueva rutina del bebé

Durante las horas que pases fuera, tu bebé puede alimentarse con la leche que extraes, pero al regresar a casa podrás seguir con las tomas directas. Muchas madres optan por concentrar las tomas antes y después del trabajo, e incluso por la noche, reforzando así el vínculo emocional y físico con el bebé.

Al principio puede haber una leve reducción en la producción, pero el cuerpo se adapta. La lactancia funciona según la ley de la oferta y la demanda: cuanto más estímulo haya (tomas o extracciones), más leche producirá el organismo.

Apoyo emocional: la pieza invisible del plan

A menudo, lo más difícil no es la logística, sino la carga emocional. La culpa, la presión o la sensación de no llegar a todo pueden pesar más que el cansancio. En este sentido, contar con apoyo es fundamental.

Las asesoras de lactancia y los grupos de apoyo a la maternidad ofrecen acompañamiento y consejos para afrontar el proceso sin frustraciones. También es importante que la pareja o el entorno cercano participen activamente, encargándose de alimentar al bebé con la leche extraída o de ayudar con las tareas del hogar.

Volver al trabajo sin renunciar

Lejos de ser una utopía, mantener la lactancia al reincorporarse a la oficina es una realidad cada vez más común. La clave está en la organización, la información y el apoyo. Las madres trabajadoras no tienen por qué elegir entre su carrera y el bienestar de su bebé.

Con el plan adecuado, el regreso a la oficina puede ser también el comienzo de una nueva etapa de equilibrio: aquella en la que la maternidad y la vida profesional conviven, sin renuncias y con confianza.

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