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La generación Z se está volviendo adicta al vapeo: más de la mitad ya lo ha probado

Apenas huele, no mancha los dedos y parece, falsamente, inofensivo, pero no deja de ser tóxico y abre la puerta a otras sustancias. Los expertos están alarmados

Adolescente vapeando. Shutterstock
Adolescente vapeando. Shutterstock
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Durante años, el hábito del tabaco fue el símbolo de la rebeldía adolescente. Hoy, ese humo se ha vuelto invisible. Los vapeadores y cigarrillos electrónicos han reemplazado al pitillo en la generación Z, envueltos en aromas de fresa o melocotón y una falsa sensación de inocuidad. Lo que empezó como una alternativa “saludable” para dejar de fumar se ha convertido en una nueva adicción que avanza silenciosa, al calor de las redes sociales y del vacío legal que aún la rodea.

El 25% de los niños de 12 a 13 años

Ahora hay toda una generación de padres tratando de contener esta tendencia adictiva, aunque sin ser del todo conscientes del impacto tan pernicioso sobre su salud. El vapeo se ha disparado entre adolescentes españoles: más de la mitad de los escolares de 14 a 18 años ya lo ha probado. Especialistas del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) alertan del gran avance del vapeo y de su acceso temprano: el 25% de los niños de 12 a 13 años ya se ha iniciado. Es decir, antes incluso de entrar en la adolescencia. Llama la atención la feminización del consumo: un 36% de las adolescentes reconocen haber fumado y un 56,8% haber vapeado, porcentajes muy superiores al de los chicos.

El vapeo, según muestran los últimos patrones de consumo, está creando una generación vulnerable a la adicción, según advierte Bartomeu Massuti, jefe de Oncología del Hospital Doctor Balmis de Alicante y secretario del GECP. El vapeador, con su apariencia inofensiva, se ha instalado como dispositivo de inicio al tabaquismo entre los adolescentes. La edad media de inicio ya está en los 12 años en muchos casos. “Es extremadamente preocupante, porque supone el acceso temprano a la nicotina”, destaca el informe de la GECP.

El fenómeno se repite en el resto de Europa. En el Reino Unido, uno de cada cinco niños de entre 11 y 17 años ha probado el vapeo, según la organización Action on Smoking and Healt (ASH). Coincide con otro informe del Servicio de Salud Pública (NHS), que añade que el 9% vapea con frecuencia. Y la tendencia va en aumento. El 77%, sin embargo, afirma no haber fumado nunca un cigarrillo.

Sabe bien y no engorda

Para esos menores, el atractivo es la misma sensación de pertenencia al grupo que ofrecía el tabaco décadas atrás, pero se une su percepción como un producto con buen sabor y sin calorías. A veces lo usan como regulador emocional en caso de nerviosismo, ansiedad o conflictos internos. Por eso, es fácil volverse adictos. Casi siempre esa fascinación viene de las redes sociales, donde los vapeadores están omnipresentes.

Algunos influencers promocionan sus campañas de un modo aparentemente inofensivo normalizando la práctica y reforzando la percepción de que es una tendencia socialmente aceptada. La presencia de estos contenidos se extiende a otras plataformas. En TikTok, por ejemplo, se observa a creadores muy jóvenes, incluidos menores de edad. La Asociación Española Contra el Cáncer advierte que en 2023, 4 de los 15 festivales con mayor asistencia en España estaban patrocinados por dispositivos de tabaco emergentes: Estos eventos permiten una visibilidad directa ante cientos de miles de jóvenes.

Según el estudio realizado en 2025 por el Observatorio del Cáncer, las grandes marcas y los distribuidores comerciales, desde tiendas online hasta comercios físicos y lugares de consumo, aprovechan las redes sociales para hacer marketing directo de vapers, tabaco calentado, bolsitas de nicotina y cachimbas.

Cigarrillos electrónicos. Shutterstock

“Los adolescentes no solo consumen más, sino que lo hacen antes y sin ser conscientes del daño que esto implica. El problema no solo es sanitario, sino también social y regulatorio”, apunta José Luis González Larriba, Jefe de la Unidad de Tumores Torácicos, Urológicos y Melanoma del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y vicepresidente del GECP.

Los médicos están seriamente preocupados. Con el vapeo, los menores exponen sus jóvenes pulmones a sustancias nocivas, incluidos metales pesados y compuestos volátiles. “La percepción de inocuidad es completamente errónea. La mayoría de estos productos contienen nicotina y otras sustancias tóxicas, algo que muchos desconocen. Lo más grave es que muchos de ellos ni siquiera lo indican en el etiquetado”, detalla el doctor González Larriba. Hay evidencia de que el uso prolongado de productos de vapeo puede causar inflamación de los pulmones, afecta significativamente la función de los vasos sanguíneos del cuerpo y aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Puerta abierta a otras sustancias

Por otra parte, vapear en la adolescencia abre la puerta de entrada al tabaquismo o al consumo de otras sustancias en la edad adulta. La Organización Mundial de la Salud advierte que los menores que empiezan a usar vapers u otros nuevos dispositivos de nicotina tienen hasta tres veces más probabilidades de convertirse en fumadores de tabaco en el futuro, lo que transforma a estos productos, a menudo percibidos como inocuos, en una auténtica puerta de entrada al tabaquismo.

La adolescencia está especialmente expuesta a estos productos

Una investigación, publicada en la revista Tobacco Control por científicos estadounidenses y británicos descubrió que los niños que vapeaban también tenían también más probabilidades de padecer ciertas enfermedades: asma, neumonía, bronquitis, disminución del recuento de espermatozoides, mareos y dolores de cabeza. “Nuestro estudio proporciona la evidencia más sólida hasta la fecha de que los jóvenes de todo el mundo se enfrentan a una amplia gama de daños físicos y psicológicos graves derivados del vapeo y corren un mayor riesgo de pasarse al tabaquismo”, indica Rebecca Glover, autora principal.

La fuerza de voluntad no es suficiente

Como con cualquier otra conducta, los padres deben ayudar a sus hijos a desarrollar habilidades para la toma de decisiones más acertadas en una sociedad en la que las propuestas de la industria no siempre tienen en cuenta sus intereses. La conversación puede iniciarse a partir de una información, una nueva tienda de vapeo. Sin presión, de manera casi espontánea, sin entrar en conflicto. Es crucial fomentar hábitos sanos desde pequeños, despertar el gusto por el deporte y las actividades al aire libre, motivar la comunicación entre padres e hijos para que los temas cruciales no queden comprimidos en una charla puntual, sino en un diálogo fluido. Se trata de escuchar, más que de juzgar. Si es necesario, habrá que pedir ayuda. No se puede dejar que dejen de vapear de la noche a la mañana. En caso de adicción o hábito prolongado, la fuerza de voluntad no es suficiente. Pero antes de ayudar al hijo, los padres deben entender los riesgos del vapeo.

 

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