El mensaje se repitió en millones de pantallas: ChatGPT no funciona. La interrupción sorprendió a usuarios de todo el mundo durante la jornada del martes, cuando el popular chatbot desarrollado por OpenAI dejó de responder en pleno uso cotidiano.
La herramienta, que se ha convertido en esencial para tareas de trabajo, estudio y ocio, registró un apagón que no tardó en generar desconcierto y preocupación.
La magnitud del fallo fue tal que la plataforma de seguimiento de incidencias Down Detector reflejó un incremento súbito de quejas. Entre las 11:00 y las 13:00 horas, miles de personas reportaron que ChatGPT no funcionaba correctamente, alcanzando un pico de 557 incidencias registradas a las 12:51.
La confirmación oficial de OpenAI
Ante la avalancha de quejas, OpenAI reconoció rápidamente que ChatGPT no funciona. En un comunicado publicado en su página de estado, la compañía admitió estar “experimentando problemas” y aseguró que ya habían identificado la raíz del error.
El fallo, según el equipo técnico, se encontraba en el sistema encargado de mostrar las respuestas a los usuarios.

El mensaje “ChatGPT Not Displaying Responses” se convirtió en la confirmación de que la interrupción no era aislada. OpenAI subrayó que estaba trabajando de forma urgente en una solución. Aunque en ese momento no pudo precisar el alcance exacto ni cuántos usuarios se habían visto afectados en todo el mundo.
Cada vez que ChatGPT no funciona, se pone de manifiesto la enorme dependencia que se ha generado alrededor de esta herramienta de inteligencia artificial. Según estimaciones recientes, el chatbot supera los 700 millones de usuarios semanales en todo el planeta.
Eso significa que cualquier interrupción, por breve que sea, se traduce en millones de conversaciones interrumpidas y en un efecto dominó que alcanza desde oficinas y aulas hasta medios de comunicación y servicios de atención al cliente.
El apagón recordó a muchos usuarios que, por más consolidada que parezca la tecnología, sigue siendo vulnerable a fallos puntuales. “Nunca había experimentado algo así”, escribía un usuario en X, reflejando la sorpresa de buena parte de la comunidad digital.
Medidas urgentes para restaurar el servicio
Con el reconocimiento oficial del problema, OpenAI activó protocolos de emergencia para restablecer cuanto antes el servicio. La compañía indicó que, una vez detectada la causa, sus equipos técnicos trabajaban a contrarreloj para garantizar que “ChatGPT no funciona” dejara de ser la queja más repetida del día.
Aunque no ofrecieron plazos exactos, se trata de una prioridad absoluta. El objetivo era restituir la normalidad en el menor tiempo posible y evitar que el fallo derivara en pérdida de confianza entre los usuarios.

Lo ocurrido vuelve a poner sobre la mesa un debate cada vez más recurrente: ¿qué ocurre cuando ChatGPT no funciona y millones de personas pierden de golpe una herramienta que ya consideran imprescindible? El incidente subraya la dependencia digital que se ha generado y plantea dudas sobre la resiliencia de este tipo de servicios.
Especialistas en ciberseguridad destacan que los sistemas de inteligencia artificial, al igual que cualquier infraestructura digital, no son infalibles. Los fallos pueden deberse tanto a problemas técnicos internos como a sobrecargas puntuales o incluso ataques externos.