Sucesión papal: el cónclave más conectado de la era digital

La celebración del cónclave abre una nueva etapa en el Vaticano, marcada por la influencia digital y el reto de la Iglesia de conectar con las nuevas generaciones

Ya he visto unos cuantos Papas despedirse de nosotros, tras haber ejercido una gran labor y marcado nuestros recuerdos. Algunos, desgraciadamente, tuvieron mandatos más cortos que otros, pero todos a su manera, crearon su propio estilo. Cuando, de repente, aparecía la tan esperada fumata blanca, asomaba un nuevo Papa, saludando en la distancia, desde sus nuevos aposentos y balcones romanos. Nos enterábamos a través de la prensa, de escasas imágenes en televisión y de crónicas en la radio. Con el tiempo, y los móviles mediante, la plaza San Marco se convirtió en el sitio más retratado del mundo. Cada anuncio de pontífice se viralizaba ya no solo por los medios tradicionales, sino gracias a los propios fieles y sus redes.

La fe, como otros centros de interés, también tuvo que adaptarse a la evolución de la comunicación y de los nuevos soportes. Benedicto XVI fue un auténtico early adopter, al ser el primero en tuitear desde una cuenta oficial del Vaticano. Sin ser precisamente un nativo digital, abrió como pudo ese arduo camino, que para otros habría resultado un calvario.

Vatican City (Vatican City State (Holy See)), 30/04/2025.- Cardinals attend the Fifth Novemdiale Mass in memory of late Pope Francis in Saint Peter’s Basilica, Vatican City, 30 April 2025. Pope Francis passed away on Easter Monday, 21 April 2025, at the age of 88, and was buried in the Papal Basilica of St. Mary Major in Rome on 26 April. (Papa, Roma) EFE/EPA/FABIO FRUSTACI

Tras su marcha hacia nuestros bendecidos cielos, llegaría nuestro querido, e hispanohablante, Papa Francisco. Con su nuevo cargo, heredó de @Pontifex, que ya reunía millones de seguidores, y a la que imprimió su propia firma. Una cuenta a su imagen y semejanza, más cercana, más social, más callejera. A través de sus habituales mensajes de esperanza, la convirtió en una oración digital diaria, más adaptada a nuestra era contemporánea, superando los 50 millones de fieles de audiencia, en sus distintos idiomas.

Instagram, con un éxito mundial sin precedentes, no podía quedarse al margen en esa nueva etapa, una red donde las imágenes son tan relevantes como en las propias iglesias. En 2016, con el lanzamiento de la cuenta @franciscus, el Papa argentino empezó a contar su día a día, a través de instantáneas, abrazos a fieles, viajes internacionales, y pequeños gestos que le hacían más grande. El aspecto visual aportó una gran carga de humanidad y cercanía a una institución que, durante siglos, fue considerada lejana al pueblo y sus preocupaciones diarias. Esas nuevas cuentas sociales ya no se limitaban a parafrasear la Biblia, sino también a pronunciarse sobre temas importantes como el cambio climático, migración o conflictos armados.

Se ha dicho que Francisco ha sido el Papa de las periferias, también ha sido el Papa de las minorías y del algoritmo. Su comunicación desenfadada, humilde y directa, abrió las puertas a nuevos horizontes virtuales, como nunca.

Ser Papa requiere tener buena cobertura

La muerte de un Papa siempre conmociona, y en este caso, una figura tan apreciada, deja decenas de corresponsales y millones de feligreses afectados. Su desaparición significa un enorme y repentino silencio en una de las mayores plazas, pero también mucho ruido y especulación en la blogosfera. La noticia viajó velozmente, acompañada de hashtags, vídeos y homenajes, como nunca se había visto antes. El más original, emotivo e inédito, fue el de la imagen del Papa Francisco encontrándose con Jesucristo, volando por las nubes gracias a la Inteligencia Artificial y sus increíbles avances.

Una vista aérea muestra a los fieles asistentes a la Misa funeral del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, el 26 de abril de 2025.
EFE/EPA/ALESSANDRO DI MEO

Pero si algo nos enseña toda esta era es que hoy todo se comenta, incluso el proceso más secreto del mundo como el cónclave solía serlo. Esa misteriosa elección, que para algunos puede parecer algo oscuro, se ha vuelto visible y algo más transparente. Un proceso analizable por especialistas, donde el pueblo también puede empezar a tener un impacto indirecto y significativo.

Como lo mencionaba hace poco un magacín de actualidad parisino, asistimos a un “cónclave muy conectado”. Mientras algunos miembros importantes dejaron de postear, varios cardenales potencialmente “elegibles” han ido ganando notoriedad no solo por su desempeño, sino también por su presencia digital en estos “nuevos medios”.

Algunos de entre ellos tienen ya exitosas cuentas activas, otros simplemente se dejan retratar como si de estrellas se tratara. Aceptan entrevistas con medios internacionales que las compartirán luego en sus cuentas con cifras abultadas, saludan efusivamente a cientos de jóvenes, como una nueva forma de “influencing apostólico cristiano” para nuevas generaciones.

No pueden ni deben hacer campaña. El Vaticano desactivará su red de cobertura de telefonía móvil en todo su territorio y requisará los teléfonos de los cardenales para blindar el cónclave que elegirá desde este miércoles al sucesor del difunto papa Francisco.

Pero ya no se esconden, por lo tanto. Cuando en el pasado, el cónclave era sinónimo de encierro y cierto aislamiento, hoy se abre también, poco a poco, a la sociedad de la información, a través de un gran despliegue de métodos. El cardenal Tagle, por ejemplo, de ascendencia china y española, lleva años cultivando en Manila (Filipinas) una imagen moderna, sin perder su raíz espiritual y cercana. Otros aspirantes como Timothy M. Dolan, Odilo Scherer, Gianfranco Ravasi o Raymond L.Burke superan los 100.000 seguidores en redes, siendo cardenales y candidatos potenciales.

¿Influirá todo esto en la elección del nuevo Papa?

Depende a quién vaya dirigida la pregunta. Los electores son cardenales, no son todos tuiteros en sotanas. Pero, si la influencia en redes es un elemento fundamental a la hora de contratar un elenco de actores hollywoodienses, no sería raro que pase pronto lo mismo en nuestro mundo litúrgico.

FOTODELDIA Ciudad del Vaticano, 02/05/2025.- Técnicos instalan una chimenea en el techo de la Capilla Sixtina en la Ciudad del Vaticano, este viernes, antes del cónclave para elegir un nuevo Papa que comenzará el 7 de mayo. EFE/ETTORE FERRARI

La iglesia debe adaptarse a este nuevo mundo digital y acelerado, sino podría acabar cayendo en desuso como podría pasarle algún día a nuestro deporte estrella frente a las nuevas tendencias de entretenimiento y juegos online. De hecho, a cada Papa que se nos va, las nuevas generaciones pesan algo más en la balanza. Son cruciales para las expectativas y futuro de la fe cristiana. No es descabellado que, en el Vaticano, algún consejero estratégico, vaya rezando esos puntos acerca de los sacerdotes, antes de emitir sus votos.

Si hasta hace bien poco, ser un candidato callado, de pasado discreto, era sinónimo de buen augurio, hoy el perfil ideal podría ser el de un Papa abierto a nuevas formas de diálogo, con ciertas dotes de liderazgo e hiperconectado.

Un futuro Papa y community managers en sotanas

Es probable que el sucesor del Papa Francisco (que nunca quiso llevar teléfono de bolsillo, pero bendecía su universal uso) tendrá como principal tarea consolidar ese nexo de unión entre Roma y el resto del mundo.

Podrá ser más joven o mayor, abierto o conservador. Pero deberá ser ágil, reactivo y saber comunicar en cualquier situación y con cualquier interlocutor. Tendrá que hablar claro sobre temas difíciles y tener un equipo preparado de community managers y ya no educados monaguillos. Las redes, bien usadas, pueden ser un altar y altavoz potente, un lugar donde se debe estar omnipresente, pero también aprender a pedir perdón y corregir errores.

Los asistentes esperan el inicio de la misa funeral del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, en el atrio de la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, el 26 de abril de 2025.
EFE/EPA/FABIO FRUSTACI

El perfil del creyente va también cambiando y, como las empresas deben cambiar sus formas de comunicar con sus clientes, la iglesia debe reformular su propósito de cara a los feligreses. Por ejemplo, los más jóvenes se desplazan a TikTok (hasta Trump lo sabe…) y aún no hay cuenta oficial relacionada con el Vaticano. Digo yo que no será una cuestión de medios, sino de visión a futuro, el no dar la espalda al progreso y entender este presente, este mundo.

El futuro de la influencia cultural, económica y social pasa por la influencia digital, será lo mismo en el aspecto espiritual. La iglesia, de aquí a dos décadas, deberá acometer importantes cambios. Ser más comunicativa y presente, integrada en las vidas y consciente, después de este conectado cónclave.

Quien salga de allí vestido de blanco, deberá saber que ya no basta con mirar desde la balconada. También deberá saber mirar a cámara, tener sentido del humor, usar la traducción multiidioma automática… y decir cosas que conecten con un mundo si quiere dar la campanada.

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