Xiaomi, una de las marcas referentes en electrónica de consumo, acaba de sorprender a toda la industria automovilística al presentar su nuevo modelo de coche eléctrico. El Xiaomi YU7 irrumpe ruidosamente en el mercado al proponer un diseño, acabados y prestaciones que no ofrece, hasta hoy, ninguna otra marca y ese precio.
Hace tan solo unas semanas relataba la batalla férrea entre las dos mayores potencias (Estados Unidos y China) en el mercado de la movilidad eléctrica, pero este flamante vehículo es un salto quántico en la oferta. Su puesta a la venta ha generado tal locura que se vendieron más de 50.000 unidades en menos de media hora y ya habría superado con creces las 200.000 reservas.
A los que piensan que Xiaomi es únicamente un fabricante de móviles, probablemente este impresionante coche les sorprenda. Un buque insignia que recuerda la ambición y el gusto por el detalle que eran las fuerzas de Apple, en su día. 100% made in China, completamente eléctrico y con un diseño aerodinámico de corte futurista, habrá dejado bastante preocupados a Elon Musk y todo el equipo de Tesla. Rondando los 30.000 euros (que es lo que cuesta un Tesla Model 3 básico en Europa), su precio es también una insuperable baza.
En un mercado donde otras marcas chinas como BYD, NIO, XPeng o Leapmotor estaban ya creando un cisma, la irrupción de Xiaomi con este cohete de las carreteras pone en jaque a todas unas veteranas industrias americanas y europeas.
Lo más parecido a un iPhone sobre ruedas
Al desvelar el YU7, el CEO de Xiaomi dejó entrever que no iba a ser una puesta de largo cualquiera. El Xiaomi YU7 se presenta como una berlina elegante y minimalista, con líneas evocando el diseño de alguna famosa marca deportiva italiana. Bajo su sobrio capó se esconde todo un portento mecánico llegando a desarrollar (en algún modelo premium de la gama) más de 650 caballos de potencia. Un motor que le permite conseguir una aceleración digna de un Formula 1. Y por menos de 35.000 euros.
La autonomía es otro de sus enormes atractivos. Realizar largas distancias es la obsesión de los clientes potenciales y todos los constructores intentan, desde hace años, alargar la capacidad de las baterías y acortar sus tiempos de recarga. BYD (otra marca china) sorprendió recientemente con su recarga rápida en menos de media hora, dando la campanada. Hoy, sin embargo, el Xiaomi YU7 deja a todos a una gran distancia, anunciando que su coche puede recargar sus baterías en menos de 15 minutos y luego realizar 800 kilómetros sin pasar por una electrolinera.

Bonito por dentro, increíble por fuera, trae además una serie de gadgets tan sorprendentes como funcionales. Su interior es de lo más seductor y confortable, ofreciendo unos asientos reclinables y hasta una posición masaje. La parte trasera se puede abatir y ofrecer una sensación de cama que con ese techo solar panorámico puede resultar de los más romántico. Dispone además de pantallas inmersivas integradas en un disruptivo salpicadero y de un sistema Harman Kardon que es toda una referencia en sonido.
Desde ese intuitivo tablero digital con multitud de funciones interactivas se puede conectar coche, móvil, reloj y hasta la casa. Una propuesta que para el usuario ultra conectado resultará ser de lo más atractiva. No hablamos de un vehículo al uso sino de lo más parecido a una nave espacial conectada. Y todo eso a un precio que deja a más de uno atónito.
El silencioso letargo de Tesla
En el estratégico terreno de la automoción eléctrica el Xiaomi YU7 no entra como un elefante en una cacharrería. Se introduce con humildad y sutileza reflejando la filosofía empresarial china. Sin los alardes de Elon, Trump y compañía, no habla en balde para no decir nada.
Cuando otras marcas intentan copiar a Tesla a golpe de anuncios de futuribles, grandes inversiones en marketing o el uso de figuras celebres, Xiaomi aparece de forma sigilosa y da la estocada. Combina su diltada experiencia en la tecnología de consumo con lo último en ingeniería de transporte para dejar atrás, de un plumazo, a toda su competencia.
Mientras el dueño de Tesla se pierde en megalómanos proyectos de gran calado (cohetes a Marte, habitar sobre la luna, implantar chips en cerebros, etc.), se olvida de la innovación en el campo de la movilidad terrestre y urbana. Xiaomi, en contrapartida, opta por el sentido común, lo sencillo y seguro. Sigue ofreciendo coches humanos, no se mete de lleno en conducción autónoma, ni asistida, pero sí en hacer del manejo del volante, una gran experiencia.
Musk viene pavoneándose de una aparente posición de liderazgo y no se percata de que, en la sombra, los chinos van preparando su argumento más destructivo: un arma secreta con un precio desafiando cualquier oferta. Los Model 3 de Tesla, incluso con ayudas estatales, siguen fuera del alcance de muchos bolsillos y familias. Xiaomi lo sabe y ha conseguido increíblemente optimizar sus costes para irrumpir con un modelo completísimo y asequible para casi todas las clases.
No olvidemos tampoco que la marca china goza de mucha confianza entre sus millones de clientes que usan diariamente sus móviles y relojes. Como lo había dejado entender Apple cuando sugirió la posibilidad de desarrollar un coche con el logo de la manzana, la transición de un consumidor de un teléfono móvil a comprador de coche puede verse potentemente beneficiada por una relación emocional preestablecida con una marca bandera.
Hace tiempo que China no copia
En la última década, la industria china ha pasado de ser tildada de burda imitadora a convertirse en referente e innovadora. En el 2023 BYD había ya superado a Tesla en el mercado de los vehículos eléctrico. NIO se había consolidado en su actividad de estaciones de baterías y XPeng trabajaba ya en taxis como drones voladores. Ahora Xiaomi asusta con esta propuesta tan agresiva como rompedora. La marca ha anunciado recientemente que invertirá más de 10.000 millones de dólares para convertirse en uno de los mayores fabricantes mundiales. Viendo este primer intento, se le ve claramente las intenciones.
Según la Asociación China de Fabricantes de Automóviles, el país exportaría ya más de cinco millones de vehículos al año, muchos de ellos eléctricos. Mientras tanto Europa y USA intentan protegerse con vetustas políticas arancelarías, conscientes de que han perdido ya la batalla. Tesla sigue teniendo su peso, pero ya camina intranquila. Tiene una china en la bota que le podría entorpecer bastante la marcha.