El caso Errejón se ha convertido en uno de los procesos más mediáticos de los últimos años. La mezcla de política, denuncia por agresión sexual, dimisión pública y un debate social profundamente polarizado ha provocado que el caso trascienda los tribunales y se convierta en un espejo de la conversación pública en España. Desde que estalló, el caso ha evolucionado entre avances judiciales, contradicciones, silencios y un enorme impacto mediático que ha marcado la agenda política.
El origen del escándalo se remonta a la publicación en redes sociales de varias denuncias anónimas (“Si haces algo que no le gusta, te castiga con silencio e indiferencia para que vayas aprendiendo a Dios, que es lo que se cree que es. Su forma de tener sexo te marca y no lo olvidas jamás. Es una forma de ejercer poder, no de tener sexo; como si se estuviera masturbando con tu cuerpo. Te pide hacer prácticas humillantes y cuando te niegas te monta números”) que fueron las que motivaron a la actriz Elisa Mouliaá a dar un paso al frente y acudir a la Policía y también las que provocaron que Sumar hiciera una primera investigación interna que culminó con su cese como portavoz parlamentario de la formación.
Elisa Mouliaá denunció formalmente que el político la agredió sexualmente en septiembre de 2021. La declaración detallada de la actriz, su posterior comparecencia y la decisión judicial de procesarlo han situado el caso en un escenario donde se mezcla la cuestión penal con la responsabilidad pública de un dirigente que durante años fue una de las voces más influyentes de la izquierda española.
Cronología del caso Errejón: de la denuncia a la decisión del juez
El caso Errejón comenzó mucho antes de que se hiciera público. Según la denuncia, los hechos se remontan a una noche de septiembre de 2021. Durante una fiesta posterior a un evento literario, Mouliaá afirma que sufrió actos de contenido sexual sin consentimiento. Esa fecha se convirtió en el punto de partida del caso Errejón, aunque pasaría más de un año hasta que el asunto llegase a los medios.

El 24 de octubre de 2024, la dimisión de Errejón del Congreso sacudió el tablero político. En su carta, aludía a cuestiones personales, salud mental y la necesidad de cerrar una etapa. Solo un día después, el caso estalló plenamente: Mouliaá presentó públicamente su denuncia por agresión sexual. Ese fue el verdadero punto de inflexión del caso Errejón. A partir de ese momento, la dimensión penal y la dimensión mediática quedaron conectadas para siempre.
Aunque inicialmente la causa fue archivada por falta de indicios suficientes, el caso Errejón dio un giro inesperado meses después. Con nuevas declaraciones, testimonios y un análisis más profundo de la versión de la denunciante, el juez reconsideró la situación. Finalmente, hoy el magistrado ha acordado procesar al político, afirmando que existían indicios coherentes para seguir adelante con la acusación. Desde ese momento, el caso entra en una fase que lo eleva hacia un posible juicio.
El peso de las versiones enfrentadas
Una de las claves del caso Errejón es la existencia de dos relatos completamente contradictorios. Por un lado, Mouliaá sostiene que no consintió en ningún momento los actos atribuidos y que vivió la situación como un episodio violento y traumático. Su declaración, que el juez describe como “coherente en lo esencial”, ha sido determinante para el avance del caso.

Por otro lado, el político niega los hechos tal y como se describen. En sus declaraciones judiciales dentro del caso Errejón, ha insistido en que hubo consentimiento y que en ningún momento percibió malestar por parte de la denunciante. También ha afirmado ser víctima de una acusación falsa y ha llegado a plantear acciones legales por calumnias si la denunciante no se retracta.
La ausencia de testigos directos es otro elemento que condiciona el caso. Sin pruebas físicas concluyentes ni grabaciones, el procedimiento se apoya especialmente en los testimonios (amigos, familia y doctores), la coherencia interna de los relatos y la evaluación judicial de su credibilidad.
Qué se sabe y qué falta por determinar
A día de hoy, el caso Errejón sigue abierto y bajo investigación judicial. La decisión de procesar al político no implica culpabilidad. Significa que el juez considera que existen indicios razonables para continuar. Lo que queda por delante es determinar si el relato de la denunciante se sostiene en juicio y si la defensa del acusado logra desmontar las acusaciones.

Faltan por conocer los próximos movimientos procesales, posibles nuevas testificales y el calendario hacia una vista oral que será clave para resolver el caso. También queda por ver cómo afectará el proceso a la imagen pública del político, ya retirado de la vida institucional pero aún muy presente en la conversación social.
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