Ilham pidió ayuda. Varias veces. La mujer asesinada por su pareja en Don Benito, Badajoz, esta semana, habló. Hubo un momento, hace cinco años, cuando esta joven de 34 se sintió preparada para denunciar a su pareja y padre de sus hijos de 13, 8, 7 y 3 años. En 2021 Ilham volvió a pedir auxilio, en ambos casos, ha explicado el delegado Gobierno en Extremadura, José Luis Quintana, se consideraron “de riesgo no apreciado y, por lo tanto, el juzgado no estableció ninguna medida”.
En cualquier caso, Ilham hizo lo más difícil: verbalizar y acusar a su maltratador. No es sencillo, ni común. De hecho, según la macroencuesta de Igualdad, solo lo hace el 21,7 por ciento de las mujeres maltratadas, una mínima parte.
La denuncia no es el final del viaje, es el principio
Formalizar una acusación no es el final de ningún viaje, es el principio, un primer paso para salir del ciclo de la violencia, sin más. En general, una mujer que acude a denunciar lleva años sufriendo todo tipo de violencias: psicológica, sexual, física, económica. Es común que el agresor las haya aislado de su familia y amistades, que lleven tiempo diciéndoles que no valen para nada. Las someten a un control y una dominación que las convierten en mujeres destruidas, muchas lo explican como si apenas tuviesen voluntad, como si fuesen objetos inanimados, “que se dejan llevar por el viento”.
La violencia de género en el ámbito de la pareja no acaba con la denuncia, por eso, a la ley que enmarca la lucha contra la violencia machista se le denomina integral. Porque necesitan apoyo psicológico, económico, social. Las mujeres no se recuperan milagrosamente un día solo por el hecho de haber encontrado el valor de acudir a una comisaría. En realidad, a partir del momento que una mujer pide auxilio a las instituciones, su destino es responsabilidad del sistema.
“Atender no es solo el recibir la denuncia. Estas mujeres necesitan ser recuperadas por la violencia que han sufrido”
El médico forense y exdelegado del Gobierno contra la violencia de género, Miguel Lorente, cree que a una mujer que ha sufrido violencia se la tiene que atender, efectivamente, de forma integral. “Atender no es solo el recibir la denuncia, establecer medidas de protección y de alejamiento. Estas mujeres necesitan ser recuperadas por la violencia que han sufrido. Porque si no, además, las medidas no son eficaces porque sabemos, que en muchas ocasiones, acceden a tener contacto con el agresor por diferentes motivos o retoman la relación.
“La violencia de género no es un delito, sino un problema de salud”
“No puede ser que nos conformemos con el acto formal de la denuncia sin atender a que lo más grave que produce la violencia de género no es un delito, sino un problema de salud. Y mientras que la mujer no esté recuperada no va a velar por las necesidades que tiene que cubrir y reparar. Porque va a estar influida por lo que diga el abogado o la abogada, por lo que le diga la familia, por muchas cosas. ¿Por qué? Porque va a tener toda esa dificultad de la indefensión aprendida, de la distorsión cognitiva de la realidad, de la baja autoestima, de la depresión y de dificultad. Por lo tanto, está claro que hay que atender a las víctimas, pero de una manera clara y decidida y no con programas de tres meses. Se debe abordar del mismo modo que los programas de rehabilitación”, sugiere.
Chelo Álvarez, psicóloga y presidenta de la asociación Alanna, cifra en una de cada diez mujeres el porcentaje que retoma la relación tras una denuncia. “Si una víctima no tiene psicoterapia feminista frecuente y a largo plazo, tiene muchas posibilidades de que en su vida aparezca un victimario. Entender por qué las encuentran, por qué repiten el patrón es la clave para no ser víctima y ser resiliente“, explica.
Por eso, el hecho de que el sistema VioGén hubiese desactivado el caso de Ilham es un fallo del sistema. En primer lugar, porque las instituciones no consiguieron recuperarla, volvió con su maltratador y tuvo a su cuarto hijo, el pequeño tiene tres años. Tampoco se conoce la situación o independencia económica de la joven o su red de apoyo y si influyeron en la reconciliación. Los datos que se conocen son: que había denunciado varias veces, en el 2020 y 2021 y esas denuncias se habían archivado. Que el sistema VioGén no aprecio riesgo cuando ella denunció y que Ilham había renunciado a las medidas de protección.
Para atender a estas mujeres hace falta un sistema de atención robusto. María Naredo, jurista, investigadora y experta en violencia de género, se muestra muy preocupada por la precarización, “sobre todo en determinadas comunidades autónomas, de la atención integral a estas mujeres. Hay víctimas que están abandonando los tratamientos de recuperación de la violencia, de recuperación psicológica. Una mujer que abandona el tratamiento porque se precariza el servicio, porque la psicóloga le veía una vez cada dos semanas, cada mes, cada mes y medio es un fracaso. Este tipo de terapias, de tratamientos son esenciales para que las víctimas superen la relación de violencia y no encadenen un maltratador con otro”.
“Me preocupa cuando las víctimas no completan su itinerario psicológico, de recuperación psicológica porque se convierten en carne de cañón para volver a entablar otra relación de violencia”, advierte Naredo.
“En mi en mi opinión se debería priorizar la seguridad personal de estas mujeres y como siempre digo, VioGén debe salir del ámbito policial y conectarse mucho más con los servicios de atención integral de los territorios, tanto de ida como de vuelta de la información”, concluye.