Algo está cambiando. Las adolescentes de hoy han crecido en un contexto diferente donde el feminismo es parte del debate público. No solo han crecido escuchando hablar del #MeToo o del #Cuéntalo, sino que han visto cómo mujeres de todas las edades han contado sus experiencias y han sido escuchadas. Eso genera una idea poderosa: “no estoy sola, no tengo que aguantarlo”. Las generaciones anteriores no tenían ese espejo ni esa red de apoyo simbólica tan necesaria.
Tienen más herramientas
Al mismo tiempo, el discurso del consentimiento que nos brindó la aprobación de Ley del solo sí es sí también ha calado, especialmente entre las más jóvenes. Ya no se normaliza que alguien toque, insulte o invada el cuerpo de una mujer sin permiso. Para muchas chicas, denunciar y alzar la voz es una forma de decir: “esto no es normal, y no quiero que le pase a otra”. Tienen herramientas para verbalizar lo que antes era innombrable y ponerle nombre es el primer paso para denunciarlo.
Sin ir más lejos este mismo fin de semana, el pasado sábado, detuvieron a un joven de 18 años al que acusan de dos agresiones sexuales al haberse restregado y haber realizado tocamientos a dos niñas de 14 en las fiestas de Girona.

Dos niñas de 14 años agredidas en las atracciones de las fiestas de Girona
Según avanzó el Diari de Girona, los hechos sucedieron alrededor de las 23:30 cuando tres adolescentes de 14 años se encontraban disfrutando de la noche cerca de las atracciones cuando un grupo de jóvenes se acercó a ellas. Uno de ellos, mayor de edad, se dirigió a dos de las niñas y las agredió sexualmente. Tras la denuncia, fue detenido.
Ya existen sentencias por este tipo de agresiones sexuales. En 2023, por ejemplo, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León condenó a un hombre a un año de prisión por palmear las nalgas a de una niña de 16 años.
Los hechos tuvieron lugar el 20 de junio de 2022 cuando el agresor sexual se encontraba montado en una bicicleta en la zona de Valladolid en compañía de otro individuo, que no ha sido identificado, y observó a una niña de 15 años, a quien conocía de vista por compartir algún amigo en común y quien estaba acompañada de dos amigos no identificados.
Condenas por agresión sexual
El condenado se aproximó a la joven con un teléfono móvil en la mano e hizo como que le hacía fotos en la zona de las nalgas diciendo: “¡A ver ese culo!”, y le palmeó en los glúteos por encima del pantalón corto que ésta vestía, lo que provocó las protestas de la víctima.

Ella se dirigió en unión de sus amigos hacia una pista de skate cercana, momento en el que pasó junto a ella en tres o cuatro ocasiones el acusado, que volvió a tocarla en los glúteos mientras ella le apartó con la mano y le dijo “¡para!”, ante lo cual, el agresor aumentó progresivamente el impacto de su mano sobre los glúteos de la menor e incluso llegó a agarrarlos.
Para José Antonio García Serrano, lo que estamos viviendo es la consecuencia directa de un cambio cultural profundo: “Venimos de la cultura de la violación, de la impunidad hacia los hombres. Las mujeres crecieron con la idea de que debían aguantar, que eso era normal. Los hombres crecimos creyendo que teníamos derecho a hacerlo”.
“Las mujeres están poniendo límites”
Esa resistencia social, explica, tiene efectos psicológicos en las víctimas: dudas, inseguridad, miedo al juicio social. “Todavía hay quien minimiza estos hechos con frases como ‘no pasa nada’, ‘es una tontería’. Y eso hace que muchas mujeres se lo piensen dos veces antes de denunciar”, afirma.
Las jóvenes no han perdido el miedo, lo han transformado en rabia organizada y en conciencia colectiva.
Ya no aceptan el silencio como forma de supervivencia, sino la palabra como forma de defensa
Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.
