Rabia y decepción. Las asociaciones de víctimas no pueden entender cómo es posible que a un grupo de negacionistas de la violencia se le abra de par en par la sede de la soberanía popular para expandir mentiras y bulos. Lo sienten, y parece lógico, como una afrenta y una falta de respeto y sensibilidad. Esto es lo que opinan de que este jueves se dé voz a los que niegan una realidad contrastada y evidente.

Ana Bella, de la Fundación que lleva su nombre
Es una forma más de machismo y de desproteger a las mujeres
En España hemos necesitado 2004 años, 2004 años que se dice pronto para que las leyes protejan a las mujeres víctimas de violencia de género, 2004 años. La igualdad ya es imparable y no se puede negar la violencia de género.
Las instituciones deben defender las leyes vigentes en España y no permitir este tipo de afirmaciones y actos. Por lo menos en las instituciones públicas, que ellos se busquen otro foro, otro espacio, pero las instituciones públicas tienen que dar ejemplo del cumplimiento de la ley.
Es como si ahora mismo abrieran la puerta al Congreso para que un etarra que ha salido de la cárcel vaya a hacer apología del terrorismo.
Hay tantas cosas absurdas que se normalizan actualmente, pues esto parece que también se está normalizando cuando las instituciones son las primeras que tienen que proteger que se cumpla la ley y la ley reconoce la violencia de género y no puede admitir que en su estrado, que en su ámbito, haya un Congreso en el que se defienda todo lo contrario. Es una forma más de machismo y de desproteger a las mujeres, el negar la violencia de género.

Chelo Álvarez, presidenta de la asociación Alanna
No solo resulta anticonstitucional y contrario al Estado de derecho, es una falta de respeto hacia miles de mujeres
Realizar acciones destinadas a negar o minimizar la violencia de género no es solo un acto de irresponsabilidad política, sino también un atentado contra los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Española y en los tratados internacionales suscritos por España.
Apoyar dichas acciones y consentirlas es igualmente irresponsable. Negar una realidad probada y reconocida jurídicamente —como lo es la violencia de género— significa incumplir compromisos adquiridos en el marco de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, el Convenio de Estambul y las recomendaciones de organismos internacionales como la ONU, CEDAW o GREVIO.
Hacerlo desde la tribuna del Congreso de los Diputados, con el visto bueno de partidos políticos que han aprobado el Pacto de Estado, institución que representa a toda la ciudadanía, es especialmente grave: supone usar la voz pública y parlamentaria para deslegitimar a las víctimas, vulnerar derechos humanos y contradecir el ordenamiento jurídico español e internacional.
Un acto así no solo resulta anticonstitucional y contrario al Estado de derecho, sino también una falta de respeto hacia miles de mujeres e hijas e hijos que han sufrido la violencia machista y hacia toda la sociedad que exige justicia, verdad y reparación.

Andrea Cabezas, presidenta de la asociación Stop Violencia Vicaria
En cualquier democracia digna debería considerarse tan grave como el enaltecimiento del terrorismo
Esto no es un simple debate académico: es un ataque directo contra las víctimas y contra los derechos de las mujeres. Equipararlo a la libertad de expresión es un error gravísimo, porque aquí estamos hablando de negar una violencia que mata, que golpea, que somete y que se ejerce contra nosotras por el simple hecho de ser mujeres.
En este país nadie se atrevería a organizar en la casa de todos y todas, en el Congreso de los Diputados, una conferencia para decir que ETA no existió, que eran solo un grupo de amigos que se les fue de las manos. Pues lo mismo ocurre con la violencia de género: negarla es humillar a las víctimas y enaltecer la violencia que sufrimos.
Quienes organizan y participan en este tipo de actos están blanqueando a los agresores y poniendo en riesgo a las mujeres y a las infancias. Y eso, en cualquier democracia digna, debería considerarse tan grave como el enaltecimiento del terrorismo.
Rosalía González, presidenta de la asociación MAMI
Solo quieren polémica, aunque eso cueste la vida a 60 mujeres al año y 9 niños
Me parece que es como llevar al congreso todos los bulos terraplanistas o negacionistas del cambio climático. Creo que no se le debería dar ni cobertura, ni bombo. Solo quieren polémica aunque eso cueste la vida a 60 mujeres al año y 9 niños. Solo quieren llegar al poder con los ignorantes que les votan, afecte a quien afecte. Porque ir con el temita de las denuncias falsas cuando en la asociación el 70 por ciento de las socias han sido denunciadas falsamente para retirarles la custodia es no tener ni datos reales, ni dignidad. A mí me provocan el mayor desprecio tanto ellos, como quién les vota como quién pacta.

Olga Caldera de la asociación AMAR
Se socava la credibilidad del Estado de Derecho y sus leyes, especialmente las normas de igualdad
La presencia de negacionistas, no solo en el congreso, sino en la sociedad es perjudicial porque confunden a la sociedad erradicando la realidad y llevando a la confusión.
Legitiman la violencia institucional al permitir que se organicen estas jornadas negacionistas en el Congreso, se socava la credibilidad del Estado de Derecho y sus leyes, especialmente las normas de igualdad y protección contra la violencia estructural que se ejerce sobre las mujeres.
Debilita la lucha contra la violencia de género, ya que estas jornadas pueden minar el compromiso político firme y necesario para prevenir y combatir la violencia machista, y contravienen la Ley Orgánica de Violencia de Género y la Constitución.
Perpetúan la violencia machista, el negacionismo institucional puede convertirse en un factor que legitime la violencia al cuestionar infundadamente la existencia de esta problemática estructural y global, obviando la realidad.
Además, es una violación de derechos fundamentales, importantísimo, puesto que la violencia de género es un ataque a los derechos fundamentales de las mujeres, como la dignidad, la vida, la integridad física y moral, la igualdad, la libertad y el respeto. Al negar esta realidad, se ponen en riesgo estos derechos por los que tantos años llevamos de lucha.
El impacto en las víctimas, el daño moral de estos discursos negacionistas pueden debilitarlas y alentar el machismo violento, lo que podría provocar un aumento en la infradenuncia y la falta de apoyo a las mujeres que sufren violencia, es un retraso social y vuelta a la sumisión de las víctimas con lo que ello conlleva.
El 57,3 por ciento de las mujeres españolas han sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida. Según el INE 199.094 denuncias por violencia de género se registraron en 2024, equivalentes a 545 denuncias diarias, negar esto es horrible. El 41% de los hombres condenados por violencia machista son reincidentes, negar esto es un horror para la sociedad y sobre todo para las víctimas. No nos podemos olvidar de que las mujeres mueren a manos de la violencia machista.

Gregorio Gómez Mata, de la asociación ALMA
Espero que el resto de partidos hagan el mayor esfuerzo posible por quitarles la careta
Tengo un pensamiento confrontado con respecto a esto. Lo primero me parece un poco nefasto que se permitan discursos de este tipo en el Congreso. Pero si se permiten, lo que sí espero es que pongan toda la carne en el asador el resto de partidos para para hacerles ver que es totalmente falso lo que están diciendo. Y utilizar ese discurso negacionista, que es fácilmente rebatible nada más que con datos. Espero que el resto de partidos hagan el mayor esfuerzo posible por quitarles la careta.
Únicamente utilizan este acto como un arma política importándoles poco realmente quienes están sufriendo lo que es la violencia de género.