¿Por qué las medidas para la prevención de la violencia machista sí son importantes?

Desmontamos al director de la Xunta contra a Violencia de Xénero, Roberto Barba, que asegura que el número de asesinatos machistas no guarda una relación causal directa con la intensidad de las políticas de prevención

El 016, contra la violencia de género
Veinte mujeres han sido asesinadas en lo que va de año por violencia de género
KiloyCuarto

Les pido paciencia: hoy toca contextualizar mucho para desmontar. Vamos con ello. Más bien, con él: Roberto Barba, el máximo responsable contra la violencia de género en Galicia. Es también magistrado en el Juzgado de Violencia de Género número 1 de A Coruña, actualmente en excedencia. Pero este dato es tan importante como el primero: ha sido- y será si lo desea cuando abandone su cargo en la Xunta– el hombre encargado de escuchar a las víctimas y dictar sentencia sobre los casos de violencia machista que le llegan a despacho.

Parte 1; el contexto: Aconsejan aumentar la prevención contra la violencia machista en Galicia

Este mismo hombre ha afirmado hace unos días que “el número de asesinatos de mujeres víctimas de violencia de género no tiene una relación directa, causa-efecto, con la intensidad de las políticas de prevención y sensibilización contra la violencia de género”. Lo ha hecho en una alegación oficial presentada por la Xunta – y firmada por él- al informe del Consello de Contas sobre las actuaciones en materia de prevención durante el periodo de 2018-2022. ¿Por qué?

Porque el Consello, en este informe, aconsejaba al departamento de Barba que “asigne más recursos a las actuaciones de sensibilización y prevención contra la violencia de género, por ser estas las que contribuyen a su erradicación si se efectúan de manera continuada y se extienden a toda la población”. Basándose en el hecho, y reflejándolo también en dicho documento, de que “el número de mujeres asesinadas es uno de los parámetros que mejor refleja el progreso de las políticas de prevención contra la violencia de género”.

Pero el señor Barba, respondiendo a ello, añadía: “El análisis interinstitucional de los asesinatos por violencia de género revela que, en muchos casos, uno de los motivos o detonantes que llevaron al agresor a quitarle la vida a la mujer —y, en ocasiones, también a suicidarse posteriormente— fue su decisión de abandonarlo y poner fin a la relación que mantenían”.

Con estas líneas parecía justificar su –falsa- conclusión sobre la efectividad de las políticas institucionales contra la violencia machista.

Parte 2; la justificación: Echar balones fuera basándose en afirmaciones engañosas

La condena por parte de diversas asociaciones feministas y contra la violencia machista, así como diversos grupos de la oposición gallega, no tardó en llegar: solicitan su cese.

Ahora, respaldado por la Xunta, ha tratado de recular. Ante los micrófonos de RNE explicaba que nosotros, medios de comunicación, y nosotras, feministas, hemos “descontextualizado” sus palabras: “Ese informe tiene más de 100 hojas, lo que dijimos es que las políticas de prevención y sensibilización no son suficientes, sigo diciéndolo, no son suficientes, tenemos que complementarlas con otras políticas. Si sacamos tres líneas de un párrafo de 50, al final, vemos lo que queremos ver”.

Y, además, en una extrañísima fórmula para arreglarlo, ha añadido: “Si 7 de cada 10 mujeres hubieran denunciado, estoy seguro de que muchas de ellas, o prácticamente todas, estarían hoy vivas. Lo estamos diciendo siempre, hay que denunciar, si presentas una denuncia, es una manera de salvarse”.

Parte 3; los datos: Las políticas de prevención sí reducen la violencia machista

Bueno, sí han llegado hasta aquí, que sepan que casi todo lo que ha expuesto Barba es mentira. Ni si quiera interpretable: mentira. Eso de la transparencia política – no siempre bien ejecutada- es lo que tiene. Que pueden ver ustedes mismos lo que les contamos.

Es necesario que lo sepan porque así, de base, la justificación de “las cien hojas” se basa en el engaño. Y si en esto se confunde, ¿cómo no iba a hacerlo afirmando que las políticas de prevención contra la violencia machista no salvan vidas?

En los últimos 20 años, los asesinatos machistas han disminuido un 29 por ciento

Beth Giraldo, técnica en Igualdad, asegura “la sensibilización tiene un efecto directo”. Y para afirmarlo con tal contundencia solo hace falta fijarse en los datos. Los expertos del sistema VioGén, en un informe elaborado por el Ministerio del Interior en 2023, demostraban que el número de asesinatos por violencia machista en España había descendido un 29% en los últimos 20 años. “Hemos visto como, en una horquilla de unos 20 años, han disminuido los asesinatos por violencia de género, coincidiendo con que desde el Gobierno Central se legisló y se dotó económicamente a las leyes y acciones para prevenir la violencia machista”.

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Por otro lado, asegura la experta en Igualdad, “se ha evidenciado como, llevando campañas de prevención e identificación de violencia de género a centros educativos, las jóvenes son más conscientes de las situaciones de abuso que sufren, porque los talleres coeducativos es un elemento clave para la reeducación de las conductas machistas”. Según datos del Barómetro Juventud y Género 2023, el 87% de chicos y chicas jóvenes dicen reconocer alguna situación de violencia de hombres contra mujeres en su entorno cercano.

La importancia de la prevención en las administraciones locales

Además, insiste: las políticas de prevención son especialmente importantes a nivel local. “Los Ayuntamientos son la puerta donde tocan todas las vecinas, la administración más cercana, por eso es importante dotarlos económicamente para llevar políticas de prevención, en los centros dependientes de esta administración”.

Porque es donde las víctimas pueden llegar a sentirse “más seguras y cómodas” para verbalizar la relación de maltrato que sufren. Si no se amplían las medidas de prevención, si no se hace saber “a la vecina maltratada” o a la persona “que conoce una situación de maltrato cercana” que en estos espacios pueden sentirse libres y no juzgadas, “se la está cerrando una puerta que tanto le puede haber costado abrir”.

Esto último es uno de los principales factores bloqueadores que encuentran las víctimas de violencia machista a la hora de verbalizar su situación. Así se ha demostrado en el ‘Estudio sobre el Tiempo que tardan las mujeres víctimas de la violencia de género en verbalizar su situación’ de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.

Una víctima tarda casi 9 años en verbalizar su relación de maltrato

Parece que el señor Barba no tuvo en cuenta el hecho de que, de media, las víctimas tardan 8 años y 8 meses, en contar que son mujeres maltratadas. Y, el 40 por ciento de ellas, según este estudio, tardaron tanto porque “no sabían dónde acudir” o “por miedo y desconocimiento al proceso judicial”, entre otros factores.

Aseguraba también el director de violencia de género en Galicia que está “seguro” de que, si las víctimas denunciasen más, “muchas de ellas, o prácticamente todas, estarían hoy vivas”. La realidad, solo el año pasado, es que 15 de las 48 víctimas asesinadas por sus maltratadores, habían denunciado a su agresor. Más de un 30 por ciento.

Y aunque sí, es cierto que uno de los momentos más peligrosos para las mujeres víctimas de esta violencia es cuando deciden romper con su maltratador, la violencia ejercida contra ellas nunca es consecuencia de la ruptura en sí.

Parece que hay que explicar todavía, a un magistrado de un juzgado de violencia de género, que esta brutal violencia es consecuencia directa – y ahora sí relación efecto- de un sistema que permite que muchos hombres crean que las mujeres les pertenecen. Un sistema que sigue fallando a las víctimas. Un sistema sobre el que gobiernan personas que aseguran que la prevención no tiene una relación directa con la disminución de esta violencia. Un sistema que, en definitiva, parece seguir obviando la tan temida y odiosa realidad en la que viven los agresores machistas: “Si no eres mía, no eres de nadie”.