Pocas experiencias lectoras resultan tan envolventes como sumergirse en las páginas de una buena novela histórica. No solo nos trasladan a otros tiempos, sino que reaniman pasiones dormidas, reconstruyen los latidos de pueblos olvidados y nos devuelven la memoria de civilizaciones enteras. Sin embargo, más allá de los grandes éxitos editoriales, existen tesoros sepultados por el paso del tiempo o la escasa promoción. Novelas que nunca alcanzaron la popularidad que merecían. Este reportaje rescata seis de las mejores novelas históricas que apenas nadie conoce. Pero que todo amante del género debería leer al menos una vez en la vida.
1) ‘Camino de sirga’, Jesús Moncada
Pocas veces la memoria de un pueblo desaparecido ha sido contada con tanta belleza, ironía y hondura como en Camino de sirga. Esta obra del escritor aragonés Jesús Moncada, ambientada en la Mequinenza vieja —inundada tras la construcción del embalse de Ribarroja—, es una elegía por la pérdida y una celebración de la vida.

Publicado originalmente en catalán en 1988 y traducido al castellano por Joaquín Jordá, esta novela es una joya de la literatura europea que apenas se menciona al hablar de las mejores novelas históricas, a pesar de su impecable construcción y profundo sentido lírico. A través de decenas de voces y anécdotas cruzadas, Moncada recrea un universo propio. Uno en el que la historia no se aprende: se revive.
El lenguaje es denso pero cálido; poético pero eficaz. Su retrato del Ebro como columna vertebral de la existencia mequinenzana la convierte en una de las mejores novelas históricas jamás escritas sobre un pueblo anegado por el progreso.
2) ‘Hijos de la luna’, de José Zoilo Hernández
En pleno siglo XXI, que una novela se atreva a adentrarse en la civilización argárica —una de las más antiguas de la Península, anterior incluso a Tartessos— ya es digno de mención. Pero que lo haga con la profundidad emocional, la ambientación minuciosa y la fuerza narrativa de Hijos de la luna, es un acontecimiento.

José Zoilo Hernández, que ya había demostrado su talento con su trilogía sobre los visigodos, vuelve aquí la mirada al sudeste peninsular del siglo XVII a.C., cuando la cultura del Argar florecía entre murallas ciclópeas, jerarquías severas y ritos ancestrales.
Esta obra no solo reconstruye el pasado con fidelidad arqueológica, sino que entrelaza la trama con una historia de amor, traición y revelación espiritual. Se trata de una rara avis entre las mejores novelas históricas disponibles hoy en castellano. Original, ambiciosa y profundamente emotiva.
3) ‘Singoalla’, de Viktor Rydberg
Escrita en 1857 por Viktor Rydberg, uno de los autores fundamentales del romanticismo sueco, Singoalla es una novela que conjuga el lirismo gótico con la épica medieval. Traducida al castellano hace décadas y prácticamente olvidada en las librerías, esta historia ambientada en la Suecia del siglo XIV nos presenta el romance trágico entre Erland, un caballero cristiano, y Singoalla, una joven de un pueblo nómada.

La obra combina el exotismo orientalista del siglo XIX con un sentido del destino propio de la tragedia griega. Todo en ella remite a un tiempo mítico, donde las pasiones se desbordan y la historia sirve de telón de fondo para explorar el conflicto entre deber y deseo.
Aunque muy poco conocida, Singoalla merece ser recuperada entre las mejores novelas históricas por su prosa vibrante, su mirada compasiva y su capacidad de fundir leyenda y crónica con una sensibilidad exquisita.
4) ‘Narrenturm’, de Andrzej Sapkowski
A Andrzej Sapkowski se le conoce por su saga fantástica de Geralt de Rivia. Sin embargo, pocos saben que escribió una ambiciosa trilogía histórica centrada en las guerras husitas que asolaron Europa Central en el siglo XV. Narrenturm, el primer volumen, publicado en España en 2009, nos presenta a Reinmar de Bielau, un médico herborista atrapado entre herejes, inquisidores, mercenarios y poderosos señores.

Con su característico estilo irónico y su profundo conocimiento del folclore eslavo, Sapkowski convierte la historia en una experiencia visceral. La ambientación está documentada al detalle. Pero nunca se impone a la acción ni a los diálogos.
Narrenturm es una obra colosal, tan divertida como brutal. Y uno de los ejemplos más contundentes de que las mejores novelas históricas no tienen por qué estar escritas con solemnidad. También pueden tener espada, sexo, teología y humor negro en dosis idénticas.
5) ‘La última reina goda’, de David Yagüe
¿Quién fue Egilona? Su nombre apenas se menciona en los libros de texto, pero su vida fue extraordinaria. Esposa de Don Rodrigo, el último rey visigodo antes de la invasión musulmana, Egilona sobrevivió a la caída de su mundo y terminó casada con el gobernador omeya de Córdoba, el general Abd al-Aziz.

A partir de esa premisa histórica tan real como olvidada, David Yagüe construye una novela tan vibrante como profunda. La última reina goda mezcla política, religión y amor en una encrucijada de culturas. Donde la protagonista lucha por mantener su dignidad, su influencia y su vida en una sociedad que ya no es la suya.
Es, sin duda, una de las mejores novelas históricas recientes en castellano. Por su capacidad de devolvernos al convulso siglo VIII sin perder el pulso narrativo y sin simplificar los matices culturales de una España en transición.
6) ‘El samurái del rey’, de Marcos S. Calveiro
Imagina un samurái que desembarca en España en pleno Siglo de Oro. No es una fábula. Está inspirado en el viaje real del embajador japonés Hasekura Tsunenaga, que cruzó medio mundo hasta llegar a Sevilla en 1614. Calveiro, novelista gallego y autor de varias obras premiadas, convierte ese hecho histórico en una novela de aventuras cargada de sensibilidad y tensión intercultural.

El samurái del rey mezcla exotismo, política imperial, religión y viaje interior en una narración ágil y documentada, pero también poética y emotiva. Lo que empieza como una misión diplomática acaba siendo una búsqueda de sentido en un mundo extraño.
Aunque escrita con un tono accesible, esta obra de Marcos S. Calveiro se inscribe con justicia entre las mejores novelas históricas disponibles en español. No solo por su rigor, sino por su capacidad de mirar la historia desde los márgenes. Desde el extranjero, el disidente, el que llega tarde a una tierra que no lo espera.