Ángela Banzas: “Rindo tributo a las mujeres que parecían insensibles pero sostenían la vida”

Ángela Banzas, finalista del Premio Planeta 2025 con 'Cuando el viento hable', reivindica la memoria de las mujeres fuertes y silenciosas a través de una novela marcada por la posguerra, la imaginación y los secretos familiares

La gallega Ángela Banzas ha sido finalista del Premio Planeta 2025
La gallega Ángela Banzas ha sido finalista del Premio Planeta 2025
Montaje: kiloycuarto

Ángela Banzas (Santiago de Compostela, 1978) llegó a la gala del Premio Planeta con la serenidad de quien confía en sus historias. Bajo el seudónimo de Sofía García presentó Cuando el viento hable, una novela ambientada en la posguerra española en la que la memoria, los silencios y la imaginación infantil se entrelazan con la esperanza y el misterio. “Esta historia, aparte de buscar un mensaje de esperanza que hablase de amor, quería acercarnos al otro a través de la empatía. Me interesaba ver, a través de los ojos de una niña llamada Sofía, cómo ella percibe y moldea el mundo con su imaginación. Los silencios, la vida con sus abuelos, la enfermedad, la pérdida… y cómo todo ello la lleva a refugiarse en un mundo de fantasía. Es algo muy poderoso: la imaginación ayuda a luchar contra la tristeza y contra las penas”.

La chispa inicial surgió de un recuerdo de infancia. “Todo empezó con una piedra de mi memoria, un recuerdo que cayó en las aguas de la imaginación y generó toda la novela. Con 7 años ingresé en un hospital y descubrí una verdad terrible: que los niños se podían morir. La niña de la cama de al lado se llamaba Ángeles, un nombre parecido al mío, y escuché una conversación: decían que Ángela se moría. Me asusté muchísimo porque pensé que era yo. Después comprendí que se trataba de la otra niña, y me pareció terriblemente injusto. La suerte jugaba a los dados y a ella le tocaba perder. Me costó y aún me cuesta entender estas cosas”.

Juan del Val y Ángela Banzas, ganador y finalista del Premio Planeta 2025
Juan del Val y Ángela Banzas, ganador y finalista del Premio Planeta 2025

Ángela Banzas explica que aquel recuerdo infantil la acompañó siempre y la llevó a escribir sobre lo que significa crecer en contextos difíciles. “Tengo recuerdos de cómo vivían y valoraban todo en aquella época. Hay niños que, todavía hoy, siguen luchando contra la enfermedad. Esa perspectiva distinta de la vida me ha marcado, y ojalá me siga marcando, porque te obliga a entender lo que es verdaderamente valioso y lo que no”.

Aunque la enfermedad aparece como detonante, la autora se distancia de la etiqueta de “novela hospitalaria”. “También quería incluir una historia de amor y esperanza. El hospital es un lugar en el que unos llegan, otros se van y todos esperan. Pero no es una novela de enfermedad ni de hospitales, sino de búsqueda. Tiene un ritmo rápido, hay mucho misterio. Siempre hablo de las capas en las novelas: este es el corazón, lo que origina el movimiento, pero luego se superponen otras capas de intriga que hacen que la historia sea atrapante”.

La escritora dedicó un minucioso trabajo de documentación a su ciudad natal, Santiago de Compostela, escenario central del relato. “El Hospital Real de Santiago lo levantaron los Reyes Católicos y hoy es un Parador. Se cerró como hospital en 1953. Aunque Santiago es una ciudad pequeña, tiene un alma grande y una estela histórica muy importante. Me documenté sobre el hospital, la posguerra y la vida cotidiana en esa época. Los peregrinos llegaban hasta Compostela, el cementerio estaba enfrente para quienes pedían ser enterrados allí. Hay una analogía muy clara con lo que es la vida, el camino y su final en la Costa da Morte. La documentación es esencial: hay que trabajarla mucho para que no se note, para que impregne la novela y el lector disfrute de la historia sin sentir el peso del archivo”.

La Catedral de Santiago de Compostela, ciudad protagonista de la novela ‘Cuando el viento hable’, de Ángela Banzas

El recuerdo personal y la investigación se combinan con su trayectoria como escritora. “Mi relación con la escritura viene de siempre, aunque no profesionalmente. Estudié Ciencias Políticas y trabajé en la Administración Pública, pero mi primera novela funcionó bien y publiqué otras tres. Cuando el viento hable será la quinta. Dejé la consultoría en 2021 porque la literatura me interesaba tanto que decidí apostar por ella. Mientras pueda sostener este sueño, fantástico; si no, volveré a la consultoría… o a plantar tomates”.

La figura de los abuelos, clave en la historia

Entre los temas que atraviesan su obra, la figura de los abuelos ocupa un lugar central. “En la novela, los abuelos de Sofía representan muy bien lo que era un matrimonio del siglo pasado. Sus silencios tienen cariño, pero también se imponen las cortapisas morales de la época. Son una generación que lo tuvo muy difícil y que tuvo que tomar decisiones muy duras. La abuela, Dina, es una mujer fuerte que antepone el bienestar de la familia. A veces esas mujeres parecen insensibles, pero para nada: simplemente alguien tenía que hacer las cosas, y eran ellas. Esa figura la trabajo desde distintas perspectivas en mis novelas porque la admiro profundamente y es una forma de rendir tributo a esas mujeres”, explica la autora ante una pregunta de Artículo14.

Su aspiración, dice, es que los lectores se reconozcan en sus páginas. “Lo que pretendo con mi novela en este futuro invierno en que vivimos es que nos haga sentir. Que el lector se acerque a las páginas y se quede con un personaje, que lo eche de menos cuando cierre el libro. Esa es la magia que yo disfruto como lectora: que una historia no solo suponga evasión, sino también emoción. Que te acaricie por dentro, que te haga latir”.

Incluso el nombre de la protagonista nace de un vínculo íntimo. “La protagonista se llama Sofía porque siempre pensé que, si hubiera tenido una hija, la llamaría así, pero he tenido dos varones. Y García porque es el apellido más común en España”.

Con Cuando el viento hable, Ángela Banzas consolida una trayectoria marcada por el cruce entre memoria, misterio y personajes femeninos fuertes. Y lo hace desde Galicia, con la certeza de que la literatura es también un acto de resistencia: “Ojalá esta novela ayude a valorar lo que realmente importa y a rendir tributo a esas mujeres que parecían insensibles, pero eran las que sostenían la vida”.

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