Habitual del Festival de Fantasía, Terror y Ciencia Ficción Celsius 232 de Avilés, donde pudimos verla y escucharla de nuevo en su pasada edición, Lisa Tuttle es un ejemplo pluscuamperfecto de escritora dotada del talento y el talante capaces de combinar perfectamente un mensaje feminista con la praxis de una narrativa fantástica, de horror y especulación que va más allá y mucho más lejos de cualquier encasillamiento de género (en los varios sentidos del término).
Nacida en Houston (Texas) en 1952, ya en sus tiempos universitarios fue miembro activa del fandom local, es decir: de los aficionados y aficionadas a la ciencia ficción que dedican una buena parte de su tiempo a la publicación de fanzines sin ánimo de lucro, a crear asociaciones, grupos y eventos para poner en contacto a los amantes del tema. De hecho, fue la fundadora de “Mathom”, fanzine oficial de la Houston Science Fiction Society. Desde muy pronto, la calidad de sus textos llamó la atención de críticos y editores y tras instalarse en Austin, la capital cultural de Texas, comenzó a trabajar como periodista, convirtiéndose en una figura indispensable dentro del mundillo de la ciencia ficción en la ciudad.

Tras recibir varios premios, colaboró entre 1973 y 1981 en tres novelas breves con George R. R. Martin —futuro autor de “Canción de hielo y fuego”, la saga que se convertiría en “Juego de tronos” y con quien mantenía entonces una relación sentimental—, situadas en un mismo fantástico planeta y con los mismos personajes descendientes de náufragos espaciales humanos, la primera de las cuales fue nominada al premio Hugo (el Oscar de la ciencia ficción), para publicarse finalmente juntas en 1981, expandidas en formato de novela como “Refugio del viento” (Gigamesh).
Durante los años ochenta compaginó sus relatos y novelas con la publicación de obras para jóvenes con el seudónimo de Laura Waring o bajo “nombres de la casa” como Maria Palmer o Lucy Daniels. En 1986 publicaría también su Encyclopedia of Feminism, así como otros ensayos sobre ciencia ficción y literatura, mientras sus intereses se expandían progresivamente hacia el terror y la fantasía oscura, como muestra su indispensable antología como editora literaria “La piel del alma: relatos de terror femenino” (Cara Oculta) de 1990, a la que seguiría otra más, “Crossing the Border: New Horror Stories by Women” (1998), inédita en castellano, mezclando horror, erotismo y feminismo de forma inteligente y arriesgada.

En 1981, Tuttle dejó Estados Unidos, así como su relación con el poeta y escritor Steven Utley, para instalarse definitivamente en Londres, donde contrajo matrimonio con el recientemente fallecido escritor británico de ciencia ficción Christopher Priest. Tras el divorcio de la pareja en 1987, decidió también abandonar la capital inglesa, para asentarse definitivamente en la pequeña villa rural de Torinturk, en Escocia, donde reside actualmente junto a su segundo esposo, el editor Colin Murray y su hija Emily. Algo que ha facilitado que se convierta en asidua del Celsius 232 y visite con cierta frecuencia nuestro país, al que se refiere siempre en términos muy afectuosos.
Sin embargo, España no le ha pagado con la misma moneda. Son muy pocas las obras de esta veterana del fantástico y la ciencia ficción traducidas a nuestro idioma y menos aún las que siguen estando a disposición del lector. Por ejemplo, la citada antología “La piel del alma” está actualmente descatalogada, como también lo está su estupenda colección de relatos de horror “Nido de pesadillas” (Fabulas de Albión, 2015), publicada originalmente en 1986 y en cuya edición española tuve el placer de participar como prologuista. Libro que la autora vino a presentar en 2015, en la mítica librería barcelonesa Gigamesh, fundada por el editor Alejo Cuervo.
Una obra fundamental para entender el terror moderno, donde la mirada femenina y feminista de Tuttle aporta sutilmente su visión singular, sin dejar de cumplir en ningún momento las expectativas más altas del aficionado al escalofrío, resultando merecedora de los elogios de expertos como Dave Langford, Neil Gaiman, Jessica Amanda Salmonson o Robert Holdstock, siendo incluida por Stephen Jones y Kim Newman en su libro “Horror: 100 Best Books”.
Entre los relatos incluidos en este auténtico “Nido de pesadillas” imposible no recordar “Volando a Bizancio”, donde la autora expresa de forma bien inquietante no exenta de ironía la forma en que una escritora de ciencia ficción es recibida en el ambiente masculino de una convención del género, sin duda basándose en más de una experiencia propia.

De entre sus casi veinte novelas, apenas tres han sido editadas en nuestro país: la citada “Refugio del viento”, en colaboración con Martin, prácticamente descatalogada; la obra de ciencia ficción “Futuros perdidos” (Gigamesh), de 1992, hoy totalmente agotada; y la más reciente “Mi muerte” (Muñeca infinita), novela corta de 2004 recuperada en 2023 por la New York Review of Books. Una oscura fantasía literaria en torno a la ficticia escritora y artista Helen Ralston, modelo de un no menos ficticio cuadro, “Circe”, del también ficticio pintor de los años veinte W. E. Logan; todo un breve y fascinante ejercicio de metaficción que afortunadamente aún puede encontrarse en librerías.
También puede —y debe— encontrarse y leerse el volumen de relatos “Recuerdos del cuerpo. Cuentos de deseo y transformación”, publicado originalmente en 1987 y editado en España el año 2015 por la indispensable Biblioteca del Laberinto, que creara y dirigiera el prematuramente desaparecido Francisco Arellano, quien incluyera antes varios cuentos de la autora en algunas antologías de su colección. Otra espléndida selección de fascinantes historias de horror, ciencia ficción y fantasía extraña, donde no faltan el erotismo ni el hoy tan de moda body horror, acompañada y bien acompañada por unos interesantes prólogo y epílogo a cargo del experto en ciencia ficción y literatura fantástica Germán Menéndez Flórez.

Y eso es todo lo que se ha publicado en España, al menos que yo sepa, de una de las escritoras más importantes del género fantástico y de ciencia ficción, varias de cuyas novelas están consideradas auténticos clásicos modernos, como es el caso de “Gabriel” (1987) o “The Silver Bough” (2006), y de quien nos encantaría leer también su reciente serie protagonizada por los investigadores ocultistas victorianos Jespersons y Lane, de la que lleva editados tres títulos en los últimos años (¿habrá que esperar a que se convierta en serie de televisión?).

Una mujer que, como ya escribiera hace una década en el prólogo a “Nido de pesadillas”: “En un mundo de hombres —el del género de terror de los 80—, prescindiendo mayormente de los efectos sangrientos y las descripciones fisiológicas tan del gusto del splatter del momento, se decantó por la sutileza atmosférica, la metáfora psicosocial y esa delicadeza terrible al describir lo siniestro que ha caracterizado a lo largo del tiempo a las mejores escritoras del género —pienso en Emily Brontë, Margaret Oliphant, Edith Wharton y, sobre todo, en Jean Rhys y Joan Lindsay—, nunca igualada por sus homólogos masculinos.” Editores y editoras: tomen nota, por favor.