“Renacer en la oscuridad”: las claves del momento creativo de Rosalía

Tras el ruido mediático y la ruptura sentimental, la artista vive un momento de resurrección creativa que redefine su carrera y su identidad

Hay artistas que se transforman con cada disco. Y luego está Rosalía, que parece renacer cada vez que la industria intenta definirla. Tres años después de Motomami, su trabajo más radical y libre, la cantante catalana vuelve del silencio con Lux. Un álbum que no solo marca un giro estético, sino un renacimiento personal. Un disco nacido, precisamente, de la oscuridad.

Porque Lux —“luz” en latín— no es solo un proyecto musical. Es el reflejo de una artista que ha atravesado el ruido mediático, la ruptura sentimental, la soledad y el vértigo de la fama global para emerger de nuevo, más serena y más fuerte, en un territorio creativo donde la fe, el arte y la libertad se confunden.

El silencio como punto de partida

Después de la vorágine de Motomami, Rosalía desapareció casi por completo del mapa público. En un mundo acostumbrado a la sobreexposición, su ausencia fue interpretada como un acto de resistencia. Durante meses no concedió entrevistas, apenas usó redes sociales y se alejó de los escenarios. Detrás de esa retirada había algo más que cansancio. Una necesidad de recomponerse.

Las luces de la fama habían sido demasiado intensas. Motomami la había convertido en un icono internacional, pero también en un blanco fácil. Su vida sentimental fue diseccionada hasta el agotamiento. Su relación y posterior ruptura con Rauw Alejandro convertidas en materia prima para el espectáculo. En medio de ese ruido, Rosalía eligió el silencio.

Ese vacío, sin embargo, se convirtió en germen. Lo que nació de esa oscuridad interior fue un proceso creativo distinto. Pausado, espiritual, profundamente reflexivo. Lux empezó a gestarse ahí, en ese espacio donde la artista se reencontró consigo misma.

De la herida al arte

En Motomami, Rosalía se había mostrado como una mujer en transformación: libre, irónica, explosiva. Lux, en cambio, parece la respuesta después de la tormenta. Un disco que mira hacia adentro, que no necesita demostrar nada. Si el anterior celebraba la energía y el deseo, este se asienta en la introspección y la fe.

"Renacer en la oscuridad": las claves del momento creativo de Rosalía

Las imágenes que acompañan la nueva era son reveladoras. La artista vestida de blanco, envuelta en luz, rodeada de símbolos religiosos, coros, orquestas. Todo remite a una especie de purificación. El cuerpo y la voz de Rosalía se convierten ahora en instrumentos de redención.

El álbum, dividido en cuatro movimientos, habla —según ha trascendido— de la caída, la tentación, la pérdida y la trascendencia. Es decir, el recorrido completo de una resurrección. La “luz” que da título al disco no es una metáfora ingenua: es la conquista de la claridad después de haber estado en tinieblas.

Un cambio de piel

Cada renacimiento implica dejar atrás una parte de uno mismo. Y eso es exactamente lo que ha hecho Rosalía. Su nuevo disco rompe con los códigos de la industria, pero también con las etiquetas que la definían. Ya no es la artista del reguetón experimental ni la heredera posmoderna del flamenco. Es otra cosa.

En Lux, la catalana abraza lo orquestal, lo coral, lo multilingüe. Canta en español, inglés, portugués y alemán. Se acompaña de la London Symphony Orchestra y de artistas como Björk, Sílvia Pérez Cruz o Estrella Morente. La mezcla resulta inusual, pero coherente. Es la suma de todas sus vidas anteriores.

El primer adelanto, Berghain, lo deja claro. La canción comienza como una pieza sacra, se transforma en un lamento electrónico y acaba en una explosión coral. Es un viaje interior que simboliza lo que Lux representa: la fusión entre el templo y la pista de baile, entre lo carnal y lo divino.

En lo visual, la transformación también es evidente. Rosalía abandona el exceso visual y la ironía digital de Motomami para abrazar una estética casi monacal. La artista se muestra contenida, sin artificio, pero profundamente expresiva. La teatralidad sigue presente, aunque más espiritual que performativa.

Una artista que vuelve a elegir el riesgo

Pocos artistas con el éxito de Rosalía se permitirían un giro tan drástico. Lux no es un producto comercial pensado para las plataformas de streaming, sino una obra de concepto, de escucha lenta y de múltiples capas. Y sin embargo, la artista parece más cómoda que nunca en ese riesgo.

"Renacer en la oscuridad": las claves del momento creativo de Rosalía
‘LUX’ es el nuevo disco de Rosalía.
Rosalía

En la era de la repetición, donde los artistas reciclan fórmulas que funcionan, Rosalía ha optado por la incomodidad. No busca la viralidad ni el hit inmediato. Busca sentido. Su arte ya no parece guiado por la necesidad de romper límites externos, sino por la voluntad de reconciliarse consigo misma.

La madurez de una creadora total

A sus 32 años, Rosalía ya no necesita demostrar que es capaz de reinventarse. Lo ha hecho tantas veces que su propio público espera lo inesperado. Pero con Lux la metamorfosis adquiere una nueva dimensión. No se trata de una reinvención estética, sino espiritual.

La artista que conquistó el mundo con Malamente y Despechá parece haber encontrado una nueva voz, más sobria, más profunda, más universal. En los créditos del disco figura como productora ejecutiva, compositora principal y directora artística. No hay intermediarios entre ella y su visión.

Esa independencia creativa, forjada en la adversidad, es la base de su renacimiento. Donde otros habrían optado por el escapismo, Rosalía ha elegido la introspección. Donde otros habrían capitalizado el drama, ella lo ha sublimado en arte.

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