Scarlett Johansson no logra salvar ‘Jurassic world: el renacer’

La actriz se pone en la piel de una mercenaria en una aventura repleta de acción, nostalgia y dinosaurios mutantes, pero con escasa profundidad dramática y pocas ideas nuevas

Scarlett Johansson protagoniza ‘Jurassic world: el renacer’
Scarlett Johansson protagoniza ‘Jurassic world: el renacer’

Scarlett Johansson tenía 9 años cuando Parque Jurásico (1993) se estrenó en todo el mundo, la edad perfecta para quedarse del todo maravillada tanto por la mezcla de emoción y espectáculo como por las impresionantes criaturas prehistóricas que la película de Steven Spielberg le ofreció; tiene sentido que, como ella misma ha confesado, la actriz soñara desde hace mucho tiempo con protagonizar en una película jurásica.

Ahora, finalmente, la actriz protagoniza Jurassic World: el renacer en la piel de una experimentada mercenaria, un personaje que a priori quizá no parezca idóneo para una intérprete como ella –es decir, una con el cutis inmaculado y el aspecto general propios de Scarlett Johansson– pero que le da la oportunidad de poner en funcionamiento los músculos corporales y actorales que trabajó durante su membresía en el Universo Cinematográfico de Marvel: en El renacer la vemos colgada a babor de un barco, escalando por acantilados y escapando de dinosaurios mutantes a través de un sistema de túneles, y ella no solo resulta convincente en el proceso sino que, entretanto, se erige en la mejor baza de la que la película dispone para proporcionar al espectador humanidad, humor y emociones matizadas. Casi la única, de hecho. Y, pese a los esfuerzos de la actriz, acaba resultando insuficiente.

Imagen de Jurassic World: El renacer
Imagen de Jurassic World: El renacer
Universal Pictures

Si las dos entregas inmediatamente anteriores de la saga, Jurassic World: el reino caído (2018) y Jurassic World: Dominion (2022), relataban cómo los dinosaurios se extendían por cada rincón del planeta para luego empezar a extinguirse una vez más, El renacer presenta un mundo en el que las criaturas prehistóricas han dejado de ser una atracción indispensable para convertirse en una molestia. La sobreexposición de la gente a ellas ha acabado con su curiosidad, y al ver la película resulta inevitable dar por hecho que a sus responsables les ha pasado algo parecido, dada la escasez de ideas, personajes interesantes y emociones genuinas que exhibe. Es la cuarta entrega de la saga jurásica que ve la luz en 11 años –la séptima en total–, y el único mérito que acredita para ser la mejor de ellas es que las otras tres son peores.

Su protagonista, decimos, es una mercenaria llamada Zora (Scarlett Johansson) que trata de sobreponerse a una tragedia reciente. En todo caso, su trauma personal no le impide aceptar con gusto la lucrativa misión —llegado el momento, eso sí, su interés personal cederá frente a sus impulsos altruistas– que le propone uno de esos magnates que lucen trajes carísimos y sonrisas falsísimas y que, como la saga lleva años demostrándonos, no son de fiar. El tipo trabaja para una empresa que trata de fabricar medicamentos que reducirán drásticamente las enfermedades coronarias, necesita muestras de sangre de los dinosaurios más grandes que existen y quiere que Zora lidere una expedición a la isla misma isla que en su día albergó las instalaciones del Parque Jurásico original para obtener ese ADN. ¿Qué podría salir mal?

Scarlett Johansson protagoniza ‘Jurassic world: el renacer’
Scarlett Johansson protagoniza ‘Jurassic world: el renacer’

El director Gareth Edwards empezó su carrera trabajando como creador de efectos visuales, y su filmografía tras la cámara incluye títulos basados en el espectáculo visual como Godzilla (2014) y Rogue One: una historia de Star Wars (2016). Aquí, esa experiencia le permite proponer varias formas novedosas de enfrentar a sus protagonistas con los dinosaurios: en una escena de la película, una colosal bestia acuática demuestra su habilidad volcando embarcaciones y, en otra, Zora y su equipo deben sobrevivir al ataque de monstruos voladores mientras descienden por una escarpada pared montañosa. Ni esas ni otras escenas de acción, sin embargo, resultan realmente memorables; incluso la participación del gran villano de la película, una criatura más parecida a un extraterrestre que a un animal prehistórico, resulta decepcionante.

De todos modos, lo que sobre todo distingue estas películas entre éxitos y fracasos es la fuerza dramática de sus personajes humanos, y el gran problema de El renacer es que casi todos los suyos carecen de interés. Muchos de ellos, además, son elementos completamente superfluos para la trama cuya existencia se explica únicamente por ese requisito según el que todas las películas de la saga deben incluir a un par de niños en peligro en su peripecia argumental, y que se limitan a rellenar el metraje de situaciones propias de sitcom. Todos los personajes, además, se empeñan en actuar de forma tan insensata y en tomar decisiones equivocadas que, al ver la película, resulta tentador desear que sus enemigos acaben devorándolos.

En realidad, nada de lo dicho se escapa de lo previsible; después de todo, ninguna de las secuelas de esta saga ha sido capaz de replicar la capacidad para generar asombro y suspense que la Parque Jurásico sigue atesorando más de 30 años después; y eso, sin embargo, no ha impedido que todas esas películas hayan arrasado en taquilla. Por ese motivo, y pese a que en ningún momento ofrece el tipo de renovación que su título promete, es más que probable que Jurassic World: el renacer acabe recaudando en taquilla el dinero necesario para garantizar una nueva secuela. Considerando que ella ya ha cumplido su sueño, eso sí, tal vez Scarlett Johansson debería pensárselo muy bien antes de participar en ella.

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