Fundación Mapfre

Todas las elegancias de Raimundo de Madrazo

La Fundación MAPFRE abre una gran retrospectiva dedicada a Raimundo de Madrazo, figura clave de la pintura decimonónica europea, que rescató la intimidad burguesa y los retratos de alta sociedad con una perfección técnica hoy olvidada

Raimundo de Madrazo y Garreta, 'Muchachas en la ventana', c. 1875
Raimundo de Madrazo y Garreta, 'Muchachas en la ventana', c. 1875

Del 19 de septiembre al 18 de enero, la sede de la Fundación MAPFRE en el Paseo de Recoletos, 23 (Madrid), acoge la exposición más completa dedicada a Raimundo de Madrazo y Garreta (Roma, 1841 – Versalles, 1920). La muestra, organizada junto al Meadows Museum (SMU, Dallas) y comisariada por Amaya Alzaga Ruíz, reúne más de un centenar de obras que rescatan la figura de un pintor tan virtuoso como relegado por la historiografía, pese a haber sido en su tiempo un símbolo de elegancia, tradición y prestigio social.

La saga Madrazo, dinastía del arte español

Raimundo de Madrazo nació en Roma en el seno de una de las familias más influyentes de la pintura española del siglo XIX. Nieto del pintor neoclásico José de Madrazo e hijo de Federico de Madrazo —máximo retratista del Romanticismo español—, Raimundo creció rodeado de arte. Sus tíos Pedro, Luis y Juan, brillaron en distintos ámbitos creativos, desde la pintura a la crítica literaria y la arquitectura. Su hermana Cecilia se casó con Mariano Fortuny, con quien Raimundo mantuvo una relación artística y personal decisiva. La tradición alcanzó incluso a la siguiente generación: su hijo, conocido como Cocó Madrazo, también sería pintor de éxito en el París de inicios del siglo XX.

Esta genealogía convirtió a Raimundo en heredero natural de un linaje que dominó el panorama artístico español y europeo durante décadas, con vínculos directos al Museo del Prado y a la corte.

'Carta de amor', de Raimundo de Madrazo
‘Carta de amor’, de Raimundo de Madrazo

París, capital del éxito

En 1862, Raimundo de Madrazo se instaló en París, ciudad que se convertiría en su residencia definitiva y el centro de su proyección internacional. Allí rompió con la pintura de historia, género prestigioso pero rígido, y se volcó en las escenas de género y los retratos mundanos, muy demandados por la alta burguesía.

Estas pequeñas obras —tableautins— mostraban interiores refinados, damas leyendo, escribiendo o conversando en salones elegantes. Su perfección técnica en la reproducción de telas, metales y transparencias lo convirtió en pintor predilecto de coleccionistas europeos y americanos. Junto a Fortuny y Eduardo Zamacois, Madrazo fue uno de los grandes nombres de este tipo de pintura que reflejaba las aspiraciones sociales de la época.

Raimundo de Madrazo. 'Las hijas del Cid', hacia 1865
Raimundo de Madrazo. ‘Las hijas del Cid’, hacia 1865

Del preciosismo a la nonchalance

Influenciado por Fortuny, Madrazo adoptó un preciosismo vibrante que se tradujo en escenas costumbristas, imágenes de tipos andaluces o interiores exóticos. Pero con el paso de los años su obra se fue orientando hacia la llamada nonchalance: figuras femeninas solitarias, en actitud indolente o melancólica, que condensaban tanto el ocio de la alta sociedad parisina como un ideal de belleza sofisticada.

La modelo Aline Masson, habitual en sus lienzos, encarnó este universo. Su rostro fue reproducido en decenas de cuadros y grabados, difundidos por la editorial Goupil, lo que contribuyó a la fama internacional del pintor.

Raimundo de Madrazo y Garreta. 'Dama con loro', c. 1872
Raimundo de Madrazo y Garreta. ‘Dama con loro’, c. 1872

Retratista de la élite

Si bien sus escenas de género alcanzaron gran éxito, fue en el retrato donde Madrazo consolidó su prestigio. Desde la década de 1880 retrató a duquesas, diplomáticos, artistas y reinas con una mezcla de refinamiento y naturalidad que recordaba a Velázquez.

Entre sus obras destacan el retrato de la duquesa de Alba, el del marqués de Casa Riera y el de la reina María Cristina. En América retrató a familias como los Vanderbilt y cultivó una selecta clientela hispanoamericana. Sus giras profesionales en Nueva York y Buenos Aires consolidaron su reputación entre coleccionistas al otro lado del Atlántico.

Su reconocimiento quedó sellado en la Exposición Universal de París de 1878, donde obtuvo medalla de primera clase y la Legión de Honor.

Pintura de vía intermedia

La crítica francesa lo asoció al juste milieu, una pintura intermedia: ni académica ni vanguardista, pero dotada de enorme virtuosismo. Este estilo, en sintonía con el gusto mayoritario, le garantizó éxito comercial, aunque más tarde provocó su marginación en los relatos de la modernidad. La irrupción del impresionismo y las vanguardias relegaron la minuciosidad de Madrazo, etiquetada como complaciente o trasnochada.

Raimundo de Madrazo y Garreta. 'Doña María del Rosario Falcó y Osorio, XVI duquesa de Alba', 1881
Raimundo de Madrazo y Garreta. ‘Doña María del Rosario Falcó y Osorio, XVI duquesa de Alba’, 1881

La exposición de Fundación MAPFRE busca precisamente contrarrestar esa visión reduccionista, mostrando su papel como cronista de la vida burguesa y figura clave en la circulación internacional de la pintura española.

La exposición: ocho secciones, cien obras

La muestra se organiza en ocho apartados que recorren su trayectoria: desde su formación en Madrid y París hasta sus últimos años en Versalles. Se incluyen óleos, acuarelas y retratos inéditos localizados durante la investigación, muchos procedentes de colecciones particulares.

Entre las instituciones prestadoras figuran el Museo Nacional del Prado, The Metropolitan Museum of Art, The Hispanic Society of America, el Musée d’Orsay o el Clark Art Institute. Tras su paso por Madrid, la exposición viajará a Dallas (febrero-junio 2026), cerrando así el círculo entre Europa y América que definió la carrera del pintor.

Obras como Muchachas en la ventana (c. 1875, The Met), Aline Masson (finales de 1870, colección particular), Doña María del Rosario Falcó y Osorio, duquesa de Alba (1881, Fundación Casa de Alba) o su propio Autorretrato (1901, Meadows Museum) permiten apreciar tanto la versatilidad del artista como la evolución de su estilo.

Retrato de Aline Masson (finales de 1870, colección particular). Raimundo de Madrazo
Retrato de Aline Masson (finales de 1870, colección particular). Raimundo de Madrazo

La exposición subraya la relevancia de Raimundo de Madrazo como testigo de una época y como pintor internacional. Su obra refleja la transición de la aristocracia a la burguesía, la democratización del arte y el auge de un mercado global que conectaba Madrid, París y Nueva York.

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