Apagón

España duplicó la media de retiradas de efectivo diarias en la jornada posterior al apagón

El BCE revela que la incertidumbre del cero eléctrico disparó un 50% la demanda precautoria de contante en zonas no afectadas, mientras que al día siguiente los damnificados alcanzaron el 200% de las extracciones habituales

El 29 de abril de 2025, los cajeros automáticos españoles vivieron una jornada insólita. El día anterior, el gran apagón en la Península Ibérica dejó a más de 50 millones de personas sin electricidad ni comunicaciones durante horas. Lo que hasta la víspera de esa jornada era solo una opción de pago, junto al Bizum o la tarjeta, el efectivo se transformó de repente en la única moneda de cambio posible. El resultado fue inmediato. En la jornada siguiente, las retiradas de dinero en cajeros en las áreas afectadas por el cero eléctrico duplicaron la media habitual.

Este episodio forma parte de un análisis reciente del Banco Central Europeo (BCE) sobre el papel del efectivo en tiempos de crisis. El informe, elaborado por los expertos Francesca Faella y Alejandro Zamora-Pérez, detalla cómo fenómenos inesperados -desde la pandemia de la COVID-19 hasta la invasión rusa de Ucrania-  disparan la demanda de billetes en la eurozona. El documento confirma que, pese a la digitalización acelerada de los pagos, la circulación de billetes en euros sigue en aumento y se ha mantenido estable en torno al 10% del PIB de la zona euro durante la última década.

Entre 400 y 1.600 millones de euros

Con la electricidad y las telecomunicaciones caídas durante el 28 de abril, los sistemas de pago digitales en toda la península fallaron. Ese día, el gasto con la tarjeta física en las áreas afectadas se desplomó en torno a un 42% en comparación con una jornada habitual, según estima un informe de BBVA Research. Al mismo tiempo, el gasto nacional en comercio electrónico cayó alrededor de un 54%. Lo que contribuyó a un desplome estimado del 34% en el consumo general de España, tal y como recoge un estudio de CaixaBank Research. El área de investigación del banco, prevé que este duro revés al comercio español provocó unas perdidas de entre 400 y 1.600 millones de euros.

El apagón que sufrió España el 28 de abril
Enrique Bermúdez / EFE

Pero, ¿cómo actuaron los ciudadanos de a pie? Las retiradas en cajeros automáticos sirven como el mejor indicador de la demanda de efectivo. Para estudiar el comportamiento de los españoles respecto a la necesidad de contante durante este momento de crisis nacional, el BCE ha examinado los patrones diarios de retiradas de efectivo de aproximadamente 4.500 cajeros españoles proporcionados por BBVA Research.

En los días previos al apagón, la retirada de dinero, tanto en las zonas posteriormente afectadas como en las que no, fluctuaba con normalidad. Sin embargo, el día del corte eléctrico las extracciones en los cajeros de las zonas damnificadas se desplomaron hasta situarse en solo un 20% de la media habitual. El ajuste representa una caída de aproximadamente cinco veces los niveles diarios normales.

Duplicó la media diaria

Por el contrario, en las zonas no afectadas -Islas Baleares, Islas Canarias, Ceuta o Melilla- las retiradas se elevaron más de un 50% por encima de los niveles medios. Aunque en esas áreas los sistemas digitales permanecieron funcionales y el gasto con tarjeta descendió mucho menos que en las zonas damnificadas. La reacción de los ciudadanos de estas localidades tiene su lógica en la búsqueda de seguridad. El miedo a convertirse en los siguientes afectados empujó la urgencia de disponer de efectivo de manera precautoria.

Una vez reinstaurada la electricidad y ya de vuelta a la normalidad en la jornada posterior, los demandantes de efectivo se revirtieron. Quienes pudieron sacar dinero el día del cero eléctrico volvieron a niveles medios de retiradas de efectivo, mientras que quienes estuvieron privados de hacerlo dispararon la ratio muy por encima de los niveles habituales. El porcentaje de extracciones de dinero alcanzó el 200% en los municipios donde se produjo el corte de luz y se duplicó la media diaria.

Datos del informe del BCE
Banco Central Europeo (BCE)

Desde el BCE, defienden que este episodio ilustra la doble función del contante: “Como método de pago resistente y fuera de línea. Y también como un depósito de valor tangible durante un fallo agudo de infraestructuras“.

Efectivo como salvavidas

En las zonas afectadas de la España peninsular las retiradas en cajeros se hundieron por las dificultades operativas. Sin más remedio que tirar de ahorros tangibles, muchos ciudadanos recurrieron al efectivo que ya tenían guardado en casa. Además, según las encuestas de ahorro del BCE, un 39% de los españoles conservaba reservas de dinero en efectivo como precaución. Para la autoridad monetaria, el pico registrado en la jornada posterior al apagón en las áreas damnificadas refleja “un claro efecto de reabastecimiento”, ya que los residentes trataron de reponer el efectivo usado. Aunque matizan que la experiencia pudo incentivar la urgencia de disponer de “mayor cantidad de reservas precautorias”.

Lo ocurrido durante el apagón ibérico no fue un hecho aislado, sino un ejemplo más de un patrón recurrente en situaciones de crisis. La población recurre al efectivo como un salvavidas confiable. El informe del BCE subraya que, ya sea ante emergencias sanitarias, conflictos bélicos, apagones o turbulencias financieras, la utilidad del dinero en efectivo se intensifica “cuando la estabilidad se ve amenazada, independientemente de la naturaleza específica o del alcance geográfico del shock”.

Euro Digital: la solución

El efectivo cumple una doble función: como medio de pago resiliente y como sistema de ahorro. Su atractivo no solo reside en su disponibilidad inmediata o su valor garantizado, sino también en su naturaleza tangible y offline, que ofrece seguridad y control en momentos de fallo de los sistemas digitales. Estas cualidades ponen de relieve la necesidad de explorar alternativas modernas que preserven las ventajas del efectivo. Un euro digital que funcione sin conexión a internet podría combinar la tecnología con la disponibilidad que solo el efectivo ha demostrado ofrecer en situaciones de crisis.

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