Inditex sabe mejor que nadie en quién tiene que fijarse. Sus directivos solo cobrarán parte del nuevo plan de incentivos que acaba de aprobar la junta si el grupo consigue de aquí a 2029 un retorno a los accionistas igual o superior al de catorce empresas que el grupo de Arteixo toma por referentes. Nike, Uniqlo, Adidas, H&M, Hugo Boss, Primark, Puma o Zalando son algunas de las firmas que escrutará Inditex para saber si su rendimiento ha sido el deseado en los próximos ejercicios.
La propia Marta Ortega, presidenta no ejecutiva de la compañía, puso en valor esta semana la necesidad de que la multinacional crezca “en responsabilidad y valores”. Por esa razón, el nuevo plan de incentivos para la alta dirección y empleados claves del grupo dependerá en un 50% de las ventas y de los beneficios antes de impuestos, y otro 25% lo hará de un nuevo índice de sostenibilidad que evalúa la trazabilidad de materias primas, el uso de materiales con menos impacto o la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. El cuarto parámetro a tener en cuenta será el de la rentabilidad bursátil.

En ese sentido, alcanzar los objetivos marcados será todo un desafío. El 25% del bonus restante queda ligado a la rentabilidad total de la acción (RTA) de Inditex, es decir, lo que se ganaría con una hipotética compra de acciones de la compañía reinvirtiendo también los dividendos cobrados. Para iniciar los cálculos, Inditex parte de la media ponderada de las cotizaciones de sus títulos en los 30 días previos al 1 de febrero de este año, lo que cifra una acción en 49,93 euros.
Ahora mismo, tras varios días anotándose caídas, la acción de Inditex se valora por debajo de los 42 euros, por lo que la carrera por cumplir los objetivos del plan de incentivos empieza con un hándicap del 16%.
En quién fijarse
A pesar de comenzar con esa brecha, si directivos, consejeros ejecutivos y empleados clave del grupo quieren ver parte de este bonus (hasta 750 personas pueden ser beneficiarias del plan de incentivos), la compañía tendrá que conseguir remontar y mejorar el RTA para el 31 de enero de 2028. Los objetivos (cuánto más debe mejorar Inditex la rentabilidad de sus acciones) los deberá concretar ahora el Consejo de Administración, pero la junta ya ha aprobado la fecha límite: el cálculo final se hará sobre la cotización media de las acciones los 30 días previos a esa fecha de dentro dos años y medio.

La junta también ha dado luz verde al cálculo del RTA relativo, es decir: la evolución de la rentabilidad de las acciones de Inditex comparada con la de los títulos de otras catorce empresas textiles del resto del planeta. Este “grupo de referencia” está compuesto por Nike, Fast Retailing (propietaria de Uniqlo), Lululemon Athletica, Adidas, H&M, Associated British Foods (matriz de Primark), VF Corporation (The North Face, Vans), Burberry, Next, Puma, Zalando, JD Sports Fashion, Ralph Lauren y Hugo Boss. Inditex se fija en una amplia gama de competidores, pasando de los chaquetones y la ropa de invierno a las zapatillas ‘casual’ o la moda deportiva.
Por qué compararse
Que Inditex se fije en esas catorce empresas a la hora de calcular su rentabilidad bursátil es ilustrativo: es una buena muestra de la industria global de la moda, aunque no es una representación completa.
El ultra fast fashion, segmento del mercado tan pujante como polémico (en Francia se está regulando contra él) no sale en la ecuación. La explicación más sencilla es que algunos de sus máximos exponentes, como Shein, no cotizan todavía en bolsa (los mentideros insisten en Londres como el destino más probable). Sin embargo, no se pueden entender las actuales tendencias de la industria sin agentes como ese, ni con las consecuencias que tendrá el proteccionismo de Trump para su modelo, así como las oportunidades y desafíos que eso abre para el resto del sector.

Desafíos
El grupo que preside Marta Ortega quiere mantenerse por encima de los nuevos estándares que tensionan el sector, tal y como dejó patente en su junta de accionistas. Un sector marcado por cambios en las regulaciones y en las cadenas de suministros, por tensiones geopolíticas y, sobre todo, por una desaceleración en el consumo. Según datos de la consultora McKinsey, el 41% de los ejecutivos del sector preveían para este 2025 un estancamiento en el consumo por la incertidumbre económica.
En otras palabras: Inditex quiere fijarse en las principales marcas de moda del planeta porque el RTA relativo es un complemento necesario al absoluto a la hora de diseñar un plan de incentivos. De nada sirve premiar a directivos, ejecutivos y empleados clave si resulta que la compañía cumple objetivos por estar inmersa en un ciclo alcista no imputable a su operativa. De ahí, la necesidad de medir el rendimiento de Inditex frente a sus potenciales competidoras.
Músculo para crecer
Las acciones de Inditex han registrado mínimos anuales este mes, pero el mercado también sigue con mucho interés el músculo de la multinacional. En su informe financiero de 2024 (que cerró con una cifra de negocio de 38.632 millones de euros y un beneficio neto de 5.866 millones, un 9% más que en 2023), Inditex advertía que con presencia en 214 mercados seguían teniendo “una baja cuota de mercado en un sector que sigue estando muy fragmentado”.
“Ahí es donde reside la oportunidad de crecimiento a largo plazo”, advertía. Por esa razón, Inditex ha reservado este año 1.800 millones de euros para optimizar su espacio comercial y mejorar sus plataformas en línea, y otros 900 millones para incrementar su capacidad logística. En agosto echará a andar Zaragoza II, su nuevo centro de distribución en la capital aragonesa con 250 empleados. Un músculo inversor de 2.700 millones solo en 2025 con el que sus competidores directos solo pueden soñar. El consumo cae, pero Inditex acelera.
Comienza la carrera
Es imposible predecir en qué situación bursátil estarán las catorce empresas -quince, sumando a Inditex- dentro de dos años y medio. Pero sí es fácil intuir que, dado el contexto de la industria, el impacto de los aranceles y una posible escalada de tensiones comerciales va a ser crucial. De ahí el músculo logístico que Inditex quiere hacer crecer. Óscar García Maceiras, el CEO, recordaba esta semana que la multinacional fabrica “en casi 50 orígenes distintos”, lo que les lleva a estar “bien preparados ante cualquier escenario”.
A pesar de ello, el punto de partida es desigual para las catorce empresas de referencia de una Inditex que, en lo que va de año, ha visto cómo sus acciones se han depreciado un 16,81%. Por ejemplo, Uniqlo tiene una gran red logística, pero está más expuesta a lo que suceda en mercados como el chino. Los títulos de su matriz, Fast Retailing, se han depreciado en la bolsa tokiota un 13,6% en lo que va de 2025. H&M (-8,91%) ofrece menos márgenes que los cosechados por Inditex en pasados ejercicios, pero puede resultar de interés para inversores más conservadores.
Deporte
Adidas (-12,34%) y Nike (-2,13%) son opciones para quienes confíen en un sector que se fortalezca tras el golpe arancelario de EEUU, mientras que Ralph Lauren (+22,94%) o Primark (+2,57%) lo son para quienes busquen seguridad, en especial gracias a la versatilidad de mercados que ofrece la última. Otras marcas como Zalando serán el termómetro para el negocio en línea de Inditex y otras como Lululemon o Hugo Boss para algunos segmentos del portfolio de marcas de la gallega.
Inditex, matices al margen, ya tiene claro en qué espejos mirarse y unas altas posibilidades de que la imagen que vea de vuelta le guste. Habrá que esperar a 2028 para comprobarlo: después de todo, los más interesados en cumplir objetivos serán quienes se adscriban a este nuevo plan de incentivos de la firma de Marta Ortega.