alta costura

John Galliano abandona Maison Margiela tras más de una década

El diseñador británico se despide de la icónica casa francesa que lo acogió tras su paso por Dior. La moda no se detiene, pero su adiós marca, indiscutiblemente, el fin de una era

John Galliano / EFE

John Galliano, el diseñador que hace más de una década resurgió de las cenizas de su propio escándalo personal, ha decidido abandonar Maison Margiela. La noticia, revelada con algo de sigilo pero no menos resonante, marca el fin de un ciclo que comenzó en 2014 cuando el británico se unió a la casa francesa tras ser destituido de Dior. Aquel movimiento fue visto por muchos como un acto de redención, pero también como un desafío a las normas del mercado de lujo, siempre obsesionado con la figura del “genio”. Sin embargo, la relación de Galliano con Margiela, su última gran etapa en el mundo de la alta costura, siempre fue compleja.

La llegada de Galliano a Margiela en 2014 fue recibida con escepticismo por parte de muchos. ¿Quién mejor que el hombre que había revolucionado la moda en los 90 para hacerse cargo de una casa conocida por su enfoque radical y casi filosófico hacia la moda? Desde sus primeros desfiles, Galliano logró imprimir su marca personal, pero también se encontró con las expectativas de una marca que había sido hasta entonces una de las más enigmáticas del universo de la moda.

Margiela, bajo la dirección de Galliano, nunca abandonó sus raíces en la deconstrucción y el cuestionamiento de las convenciones. El diseñador se lanzó con pasión al archivo de la casa, reinterpretando las ideas del fundador, Martin Margiela, quien desapareció del foco público para convertirse en una figura casi mítica. Galliano transformó esa tradición con su propio toque de excentricidad, humor y una profunda influencia de su amor por la historia y las referencias culturales.

Sin embargo, a pesar de la exitosa relación creativa, los rumores de tensiones con los directivos de la firma y con su propia visión de la moda fueron creciendo con el tiempo. De hecho, algunos analistas de la industria comentaron que la decisión de Galliano de retirarse podría estar relacionada con la creciente presión por crear colecciones que, además de ser innovadoras, resultaran rentables en el contexto actual del lujo, donde las marcas requieren equilibrio entre el arte y los resultados comerciales.

Al igual que su carrera tras el escándalo en Dior, la salida de Galliano de Margiela también marca un reinicio. En los últimos años, el mercado de la moda ha visto cambios profundos, y las casas más grandes buscan renovarse constantemente. En ese contexto, Galliano se ha ido adaptando a los tiempos, pero siempre cargando con la pesada herencia de sus escándalos pasados. El “Galliano” de 2024 no es el mismo que el que diseñaba para Dior en los 90. En este sentido, su salida puede interpretarse como una necesidad de reinventarse una vez más, más allá de los límites de cualquier firma.

El modisto John Galliano / EFE

Es probable que Galliano busque nuevos horizontes, proyectos más pequeños, más íntimos, donde pueda recuperar su esencia sin la presión de una marca que exige el equilibrio entre el arte y el lucro. A lo largo de los años, se ha mantenido fiel a su propio mundo, un universo complejo de iconografía histórica y de reinas, trovadores y sombras, pero también ha tenido que enfrentarse al inevitable paso del tiempo y los cambios en los gustos del público.

El legado de un hombre polémico

John Galliano, como pocos, ha sido una figura que ha marcado la moda con su capacidad para crear fantasía, para contar historias a través de sus colecciones. Sin embargo, su legado está teñido de controversias. Su salida de Dior, uno de los grandes momentos de la industria en la década de 2010, fue también su gran caída. El incidente antisemita que casi destruye su carrera y que llevó a la industria a replantearse sus relaciones con los diseñadores fue un recordatorio brutal de la fragilidad del genio creativo frente a la moral pública.

Pese a ello, el renacimiento de Galliano en Margiela fue un testimonio de su capacidad para superar el pasado y volver al ruedo. Su tiempo en la casa francesa estuvo marcado por apuestas arriesgadas y una estética que encontró eco en la crítica, pero que nunca alcanzó el estatus de una “era dorada”. Galliano dejó su huella, aunque no de la forma en que muchos esperaban. Su salida de Margiela no es un cierre definitivo, más bien una transición hacia nuevos capítulos aún por escribir. El futuro de Galliano sigue siendo incierto, pero con él, la moda pierde una figura única. Mientras tanto, el mundo seguirá observando, expectante, a ver qué trae este hombre, cuya carrera, como su propia vida, está llena de giros inesperados. La moda no se detiene, pero el adiós de Galliano marca, indiscutiblemente, el fin de una era.

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