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Arrestada por ICE en su luna de miel: 140 días tras las rejas por error

Ward Sakeik, una joven palestina residente en Dallas, fue detenida por el ICE durante su luna de miel, a pesar de haber cumplido durante más de una década con las órdenes de supervisión migratoria

Ward Sakeik
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Ward Sakeik, una joven fotógrafa de bodas de 22 años residente en Dallas, vivió una pesadilla burocrática. Lo que debía ser un tiempo de celebración tras su boda se convirtió en una traumática experiencia de 140 días de detención por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), pese a que su situación migratoria estaba bajo supervisión desde hacía años.

Sakeik es apátrida. Nacida en Arabia Saudita, emigró a Estados Unidos a los nueve años con su familia, originaria de la Franja de Gaza. Arabia Saudita no otorga automáticamente la ciudadanía a los nacidos en su territorio, especialmente si no tienen ascendencia saudí. Como explicó su esposo, Taahir Shaikh a Time, “Estados Unidos sabía quiénes eran cuando cruzaron la frontera. Pasaron por el sistema judicial. Se les concedió el debido proceso. Cumplieron con sus órdenes de deportación”. Desde entonces, vivían bajo una Orden de Supervisión (OSUP) que les permitía permanecer en el país con ciertas restricciones.

Especialmente vulnerable

Durante 14 años, Ward cumplió fielmente con sus citas ante el ICE, relató Taahir, quien recordó cómo los agentes incluso la felicitaron por su graduación universitaria en 2023. Su condición de apátrida la colocaba en una situación especialmente vulnerable: “No tiene una embajada ni un consulado en su país que pueda defender su protección legal“, añadió su esposo.

Conscientes de su situación, la pareja planeó cuidadosamente su luna de miel para evitar salir del territorio estadounidense. “Le dije a mi esposo que tendríamos que viajar dentro de Estados Unidos, aunque me encantaría ir a Turquía“, recordó Ward. Eligieron las Islas Vírgenes de EE. UU. como destino inicial y planeaban luego visitar parques nacionales en Arizona y Colorado.

Ward Sakeik
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“Igualmente me detuvieron”

Al regresar de las Islas Vírgenes, Ward fue detenida por agentes del ICE en el aeropuerto de St. Thomas, y luego nuevamente en Miami. A pesar de mostrar documentos que acreditaban su próxima cita con inmigración, “igualmente me detuvieron. Lo que siguió fue un extenso proceso de traslado entre centros de detención, el más largo de ellos en el Centro de Detención El Valle, en Texas, donde las condiciones eran deplorables: “caía polvo visiblemente cada vez que se encendían las luces” contó a Time, y cuando se quejó, la respuesta fue tajante: “Estás en el centro de detención. ¿Qué esperabas?”.

Compartía un dormitorio con cerca de 100 mujeres, en su mayoría inmigrantes latinas y algunas rusas. “Todas somos diferentes. La forma en que llegamos [aquí], cómo son nuestras vidas, para qué vivimos, lo que hemos logrado, nuestros trabajos y los documentos que tenemos”. La rotación constante de reclusas se evidenciaba en las literas, cubiertas de nombres anteriores. “Solo en mi cama, probablemente he tenido como cien nombres”.

Una noche, Ward fue despertada para ser supuestamente deportada “a la frontera israelí”, en un vuelo que en realidad tenía como destino Egipto. Mientras esperaba en la pista, le informaron que no sería trasladada, aunque no se le dieron explicaciones. Veinte días después, el 2 de julio, un oficial le informó que estaba libre: “Me miró y me dijo: ‘Oye, te liberan’. Me eché a reír. Pensé: ‘Sí, ¿lo crees?'”.

Oficiales del Departamento de Policía de Los Ángeles se enfrentan con manifestantes afuera del Ayuntamiento de Los Ángeles
EFE

“Estoy muy atrasada en la vida”

Su liberación fue el resultado de una campaña incansable de su esposo, quien movilizó redes sociales, recopiló testimonios y presentó una petición a la congresista local. Incluso el imán Omar Suleiman difundió su caso durante un sermón. “Aprovechó cada oportunidad que el país le brindó”, dijo Taahir.

Hoy, Ward intenta reacomodarse a la vida en libertad. “Siento que estoy muy atrasada en la vida”, confesó. Aunque planea relanzar su negocio de fotografía, le cuesta readaptarse. “Duermo mucho. Me quedo principalmente en casa”, dijo. Incluso evita ir a tiendas por la ansiedad: “En el centro de detención, todo lo que se vende en Costco se considera contrabando”.

Sin embargo, el encierro también reforzó su espiritualidad: “te aseguro que, cuando te arrebatan la libertad y tienes tiempo con Dios, realmente empiezas a reflexionar”, comentó. Decidió usar el hiyab como símbolo de esa transformación interior.

Ward no olvida de las otras mujeres en su situación. Planea iniciar una campaña de cartas para las detenidas que siguen esperando justicia. “Sé lo emocionada que estaba al recibir una carta allí. Literalmente salía volando de mi litera cuando llegaba la cartero”, dijo. Ahora, quiere ser la voz de quienes “no reciben la misma atención mediática o tienen demasiado miedo de hablar”.

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