Tanzania

De la reconciliación a la represión, la presidenta Hassan se enfrenta a su primera cita en las urnas

El liderazgo de Samia Suluhu Hassan parecía marcar un punto de inflexión en Tanzania, pero en los últimos dos años se han multiplicado las denuncias de secuestros, torturas y asesinatos de figuras de la oposición

Tanzania
La presidenta de Tanzania, Samia Suluhu Hassan
KiloyCuarto

Cuando los tanzanos acudan a las urnas este miércoles, el resultado parece casi seguro de antemano. Se espera que la presidenta Samia Suluhu Hassan, la primera mujer en liderar el país, consiga un nuevo mandato de cinco años. Pero lo que debería haber sido una prueba democrática histórica para la segunda nación más grande de África Oriental se ha visto eclipsado por las acusaciones de creciente represión, silenciamiento de la oposición y reducción del espacio político.

Samia Suluhu Hassan, de 65 años, hizo historia en marzo de 2021 cuando asumió la presidencia tras la repentina muerte de John Magufuli, bajo cuyo mandato había ocupado el cargo de vicepresidenta. Su ascenso rompió un techo de cristal histórico: se convirtió en la primera mujer jefa de Estado de Tanzania y en una de las pocas mujeres que lideran una nación en África.

Tanzania
La presidenta de Tanzania, Samia Suluhu Hassan
Shutterstock

Al principio, el liderazgo de Hassan parecía marcar un punto de inflexión. Mientras que el mandato de Magufuli se caracterizó por el control autoritario y el negacionismo del coronavirus, el tono inicial de Hassan fue de reconciliación y de reformas. Su política de las “cuatro R” -reconciliación, resiliencia, reforma y reconstrucción- reabrió el diálogo con los socios extranjeros, restableció las relaciones con el Banco Mundial y el FMI y recuperó a los donantes internacionales que se habían alejado bajo el mandato de Magufuli.

Un soplo de aire fresco

“Ella marcó la diferencia: se restableció la relación perdida entre Tanzania y organizaciones internacionales como el Banco Mundial”, explicó el analista político Mohammed Issa a la BBC.

Su estilo más cálido y pragmático le valió elogios tanto en su país como en el extranjero. Las concentraciones políticas, prohibidas durante años bajo el mandato de Magufuli, volvieron a estar permitidas. Se autorizó a los medios de comunicación independientes a reanudar sus actividades. Para muchos tanzanos, la presidencia de Hassan prometía inicialmente un soplo de aire fresco para la renovación democrática.

El regreso del miedo

Sin embargo, cuatro años después, el optimismo ha dado paso a la desilusión. En los últimos dos años se han multiplicado las denuncias de secuestros, torturas y asesinatos de figuras de la oposición, y activistas y analistas advierten de que la represión puede ser ahora peor que bajo el mandato del propio Magufuli.

Samia Suluhu Hassan “llegó con un tono conciliador, pero ahora se ha vuelto audaz y toma decisiones difíciles que muchos no esperaban de ella”, afirmó Issa. “Ahora se la culpa ampliamente de los secuestros, asesinatos y represión de la oposición”.

Según Freedom House, Tanzania ha pasado de la categoría de “parcialmente libre” en 2020 a “no libre” en 2024, lo que supone un fuerte descenso para un país que en su día fue considerado un modelo regional de estabilidad.

Incluso dentro de su propio partido, el Chama Cha Mapinduzi (CCM), han surgido críticas. Según se informa, el exembajador de Tanzania en Cuba, Humphrey Pole Pole, fue secuestrado a principios de octubre tras dimitir y denunciar el “desprecio del Estado de derecho” por parte del Gobierno.

El Gobierno no ha abordado públicamente estas acusaciones.

Unas elecciones sin rivales

Las elecciones de este miércoles -las séptimas desde la introducción del multipartidismo en 1992- incluyen votaciones presidenciales, parlamentarias y locales. Alrededor de 37,6 millones de votantes registrados, de una población de más de 67 millones, tienen derecho a votar.

Sin embargo, con los principales líderes de la oposición inhabilitados o encarcelados, la contienda carece de competencia real. La Comisión Electoral Nacional (INEC), nombrada por la presidencia, ha descalificado o marginado a los rivales más destacados.

Tundu Lissu, líder del principal partido de la oposición, Chadema, fue detenido en abril acusado de traición, un delito castigado con la pena de muerte. Posteriormente, su partido fue excluido de la contienda tras negarse a firmar un código electoral que, según él, carecía de garantías de reforma. El líder adjunto de Chadema, John Heche, fue detenido la semana pasada tras acusar al Gobierno de Hassan de incumplir sus promesas: “Sí, se volvieron a permitir los mítines, pero hoy Chadema no puede cumplir su mandato porque las promesas eran falsas”, declaró a la BBC antes de su detención.

Desilusión pública

Muchos tanzanos ya no ven sentido a votar. La participación, que en su día fue un signo del compromiso cívico de Tanzania, podría descender drásticamente este miércoles ante el creciente escepticismo sobre el proceso electoral y la percepción de que las instituciones carecen de independencia.

TAGS DE ESTA NOTICIA